Capítulo 2: Uno diferencia lo que le conviene

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—Y se llama Harry Potter. Es gay, no esta en el closet y es un caos, ¿Quién amaría un caos?

Rendirse, había un montón de veces que Harry pensó en rendirse. Porque nada le salía lo suficiente bien, era el imán de la mala suerte.

Harry suspiró y quitó uno por uno los papelitos amarillos que estaban en su mesa, todos tenían insultos y sabía perfectamente de quienes venían.
Luego de sacarlos los tiro a la basura, tenía rabia, ya no quería más cosas como esas.
A pesar de que Hermione le había dicho que tenía el apoyo de sus amigos y padrino, no era suficiente.
El mundo era muy grande y él era muy chiquito.

—Maldita sea...—Carraspeo, no quería llorar. Total siempre hacían eso.

Odio aquí. Pensó.

Y cuando el timbre sonó para ingresar a la tercera hora, todos entraron de prisa, sentándose en sus lugares, casi de manera mecánica.
Harry iba a tomar asiento hasta que notó como en su silla estaba escrita la palabra “Marika”. El chico alzó una ceja, esos tipos eran tan estúpidos que ni siquiera tenía fe en ellos.

Se sentó, mientras la maestra comenzaba a hablar sobre un tema. Y a pesar de que ella pudo ver la distracción de su alumno, no creyó oportuno hablarle, al menos no frente a todos.

—Pero como este es su último año las cosas se podrán algo duras. Así que para iniciar harán un informe sobre distintos temas de la Biología. —Al decirlo comenzó a anotar dichos temas en la pizarra.

Harry sonrió, al menos había algo bueno en tanta miseria.

—¿Se hará en parejas? —Preguntó una chica al final.

—Así es. —Señaló escribiéndolo en una esquina del pizarrón.

—¿Parejas de a dos? —Preguntó muy confuso un muchacho de la fila de al medio.

—Joven Rodríguez, no sé qué concepto tenga usted de parejas, pero según sé son de a dos. —La maestra negó.— Y antes de celebrar señorita Chang, las parejas para el trabajo las asignare yo. Es suficiente de hacer los trabajos siempre en el mismo circulo, deben compartir más.

Ante eso todos bufaron, incluso Harry, quien deseoso, esperaba al menos trabajar con Luna o Neville. Pero ya era clara su mala suerte, y todo lo que está le traía.

—Señor Malfoy y señor Potter. —Sonrió al chico sentado al frente de él.— Trabajarán juntos y espero que su informe sea el más destacado.

El rubio frunció el ceño.

—¡Uih! ¡Potter y Draco harán pareja! —Se burló un chico moreno. Blaise, haciendo gestos muy sobreactuados.

Y a pesar de que la maestra calló las burlas, Draco no podría olvidar tal humillación. Él era un tipo bien macho, en busca de una mujer. No un inclenque como Potter.

Posiblemente Draco, a pesar de su actitud asquerosa y su cruel forma de ser, podría ser guapo a los ojos de Harry. Pero no, nunca, Harry sabía lo que le convenía y en ese caso, jamás de los jamases sería un tarado "bad boy". Además, ¿Quién querría a un engoncentrico como él en su vida?

Cuando la jornada escolar término Harry quiso huir al ver como un rubio, vestido de negro se acercaba a él, trató de hundirse en su suéter y no salir de ahí nunca.

—¿Qué mierda te pasa, estúpido? —Preguntó de manera brusca. Si, ahí estaban los insultos a su persona. — ¿Acaso se te olvidó que tenemos un trabajo? —Harry no le respondió. — Maldita sea, mañana, aquí mismo. Yo vengo por ti y hacemos la tonta tarea y no volvemos a hablar. Qué no se te olvide, mañana.

Se dio media vuelta y se fue, Harry solo pudo mirar la serpiente estampada en la mochila del chico, mientras analizaba lo qué había ocurrido. ¿Malfoy quería hacer el trabajo con él? O sea, ¿En equipo? Tal vez eso le convenía a Draco, una buena calificación, aunque seguramente no haría nada, tendría una buena fachada. Harry se encogió de hombros y camino hacia su casa.

—Te apuesto Pansy, que no hay nada más humillante que esto. Tengo que hacer un trabajo con el nerd más estúpido y marica del instituto. Suficiente fue con aguantar que tirará jugo sobre mí camisa. —Se quejó. Habían ido al restaurant de la familia de Parkinson.

—Pudiste haberle dicho que lo hiciera todo él, incluso pudiste haberte rehusado a ser su pareja cuando la maestra lo asignó.

Draco dejó de comer, tenía razón. Pudo haber hecho eso, incluso más, porque sabía que no le convenía estar cerca de Harry Potter, sin embargo no hizo nada.

El resto de la lasaña se la comió con una cara pensativa y confusa, mientras Pansy hablaba de la pintura que había elegido para sus uñas.

Al menos no el chico buenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora