Capítulo 5: Entonces el príncipe beso a la plebeya

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—Dicen que tenía esa actitud que siempre tenía, la de romper huesos si alguien le contradecía. Supongo que, era porque muy en el fondo sabía, que había encontrado lo que algunos llamaban Amor.

Era demasiado extraña la forma en que Harry Potter, un cuatro ojos cualquiera y Draco Malfoy, habían estado unidos. Sin querer, primero por una horrible camiseta —el rubio realmente no tenía idea lo horrible que era—, luego por un trabajo y la sobresaliente manera de trabajar de alguien que vive sin hacer mucho, para finalmente estar atados por un secreto. Que a ojos de Harry, no tendría porqué ser secreto. Pero lo era.
Y luego, la ayuda que recibió para no ser expulsado por tantas faltas.

—Es la última oportunidad señor, Malfoy.

Había dicho el director y no necesitaba ser un adivino, para entender que había sido el chico Potter quién hizo tal cosa. Y se preguntaba porqué, claro que lo hacía.

Hay malas personas, que extrañamente no son tan malas como se cree y reciben ayuda de gente buena.
A veces no entendía, porque su madre le decía cosas así o quizás era, porque su propio padre parecía un mal sujeto, pero solo lo parecía.
¿Acaso él era cómo su padre? ¿Y Harry cómo su... madre? Aquello le había causado un escalofrío.

Porque recordaba que antes, hace algunos años atrás, su padre tenía la costumbre de llamar princesa a su madre, pero de un momento a otro, simple se convirtió en Narcissa.

Un suspiró se escapó de sus labios, mientras veía a Pansy acercarse a él, en aquel café.

—¿Una cita? Esto es si es nuevo. —Dijo, sentándose al frente.

El rubio la miró unos momentos, analizandola.

—Sabes que no es eso. —Comenzó a hablar, lentamente y con voz baja. — No quiero más esto. Y sé, que ya estás cansada.

La chica lo miró un momento, mientras una sonrisa ladina marcaba su rostro. Al mismo tiempo que el labial rojo acentuaba un toque elegante a su expresión.

—Terminanos. —Concluyó ella. — Bueno, fue bueno mientras duro. Muy bueno. —Movió sus cejas de arriba a abajo.

Sin embargo no hubo llanto, groserías o amenazas. Solo se entendieron, como siempre lo habían hecho, mientras escogían un pastelillo y un sándwich para pasar el rato.
Y Draco agradeció que la chica no hiciera preguntas, porque no sabía cómo responderlas. Bueno, no todas.
Pero si era por alguien más, no estaba seguro.

Solo se sentía bien junto a Harry, a pesar de no ser su tipo y un gran fastidio, era feliz.
Aunque claro, eso no significaba que todos entendieran aquello.
Mucho menos el pelirrojo amigo de Harry, que lo miraba con claro odio.

¿Sería acaso que eran más que amigos? Y la dudas comenzaron para Draco. Las dudas erróneas y las ideas tontas.

Iniciando una persecución, junto con preguntas camufladas donde preguntaba Creen que Weasley y Potter tienen algo. Para su sorpresa, la mayoría asentía otros, dudaban y algunos solo se miraban cómplices.
Estaba frustrado y no sabía muy bien qué era eso que le causaba frustración.

Lo que pasa es que quieres ser la pareja de Harry.
Entró en pánico, cuando esa pequeña e irritante voz, se escuchó en su cabeza. Negando.

Cuando la jornada de clases llegó a su fin, y los estudiantes se preparaban para un largo fin de semana. Draco casi corrió a la salida, acercándose al estacionamiento, mientras esperaba a alguien apoyado en su auto. Descubrió que Harry era más de autos y de igual forma no quería asustarlo.

—Pensé que te habías ido. —Dijo el mocoso revoltoso acercandosé.

—Cuando digo que haré algo no fallo a mí palabra. —Dudo unos minutos. — Princesa.

El rubio se quedó expectante. Mirando como la sonrisa de Harry, tan enorme, se desvanecía y su ceño se fruncía.

—¡Oye! ¿Pero qué rayos te pasa? ¡No me digas así, no soy una chica!

Draco simplemente se rió, cuando vio el sonrojo que Potter trataba de ocultar.
La mayoría del tiempo, las conversaciones en ellos fluían de manera simple, donde unos que otros coqueteos demasiado bien camuflados, se dejaban divisar.
Según Malfoy, no había risa más bonita que la de Harry, aunque el chico de ojos verdes estaba seguro de que su risa no era para nada bonita. No era sutil, ni pausada. Era muy escandalosa y a veces se le escapan sonidos vergonzosos.

—Es que es real. Sientes demasiado bien y por eso lo expresas tal como es. —Le había dicho.

Entonces, justo cuando escuchaban las historias de los niños y Draco hacía su donación semanal. Sin querer se tocaron las manos. Aquello era algo que ocurría con frencuencia, pero esta vez, ambos se sintieron igual. Demasiado confusos pero contentos.

—¿Tú y Weasley, están...Saliendo? —Preguntó, una vez salieron del hogar.

—¿Es en serio? Oh, claro que no. Somos mejores amigos. —Comenzó a balancear sus manos. — Lo conozco desde hace algún tiempo. Somos más como hermanos.

Y Draco suspiró en paz.

—¿Así que estás soltero? —Preguntó con una sonrisa matadora.

—Se podría decir que sí.

En el momento exacto en que Harry Potter dejo de caminar, Draco Malfoy le miró cómo si realmente fuera algo sexy y una masa cubierta por capas de ropa. Lo miró de manera intensa, mientras se acercaba lentamente a su espacio personal.

«¿Quién querría un tipo cómo él en su vida?»

Entonces se dio cuenta, de qué él quería un tipo cómo ese —no, en realidad—, a ese tipo en su vida.

Y sus labios se juntaron. Primero de manera lenta y suave, porque Potter era inexperto. Además necesitaba estar seguro de qué no sería rechazado, pero cuando los brazos del chico bajito, se acercaron con delicadeza al rostro pálido de Draco, este, profundizó el beso.

—Tendremos tiempo, para que aprendas.

—Que idiota eres.

—Soy el idiota al que besaste.

Desde ese día comenzaron a tener algo que no se comprendía del todo, pero estaba ahí. No eran novios, pero querían serlo.
Por los pasillos se acostumbró a ver al chico rubio merodeando cerca de Harry. Como también, a Ron, totalmente resignado al lado de ambos. Porque bueno, era el mejor amigo, casi hermano. Y su aprobación, para —fuera lo que tuvieran—, era importante.

Hasta que la estabilidad explotó. Había quienes no estaban muy contentos con tan disparate.

—Vamos amigo. Sabes que puedes confiar en mí. —Dijo con una sonrisa ladina, pasando su brazo por el cuello del chico. — ¿Le quieres dar por el culo a Potter? —La pregunta tensó a Draco. — Si haces eso, amigo. Necesito verlo o al menos también intentarlo con ese cuatro ojos...Darle por el cu...

El puñetazo en su rostro no lo dejó terminar.

—Callate Zabini. Nadie. —Pronunció con voz ronca, acercándose al moreno, para tomarlo por el cuello de su chaqueta. — Nadie tiene permitido hablar así de Harry. Espero que no exista próxima, porque no la vas a contar. Con mí familia no.

Y entonces en el instituto, al director llegó el rumor de que Harry Potter posiblemente era algo de Draco Malfoy.
Sirius casi se desmaya.







Hola! Muchas gracias a quienes leen está historia. Es más liviana y cortita.
En serio, gracias por pasarse por aquí 💕

Al menos no el chico buenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora