Nada más entrar cerré la puerta con todas mis fuerzas, tenían barrotes y era complicado que entraran, todas las puertas de los portales menos en el que habitabamos estaban abiertos para casos como este.
- Jesús, vamos a entrar a por ti, sube al 6 y espera allí. - Me aconsejó mi hermano por el walkie que yo portaba.
- No, es un suicidio, la puerta aguantará unos diez minutos, de sobra para coger la llave del sexto y entrar en nuestra antigua casa. ¿ Dónde estáis vosotros? - Respondí como si estuviera mandando una orden de máxima prioridad.
- Estamos en el otro bloque de edificios de en frente, el de militares oficiales, dentro de 10 minutos asomate al balcón de la antigua casa para ver que has llegado, si no, entraremos a por ti. - Respondió con un tono de preocupación gigante.
- Voy, estaros tranquilos. -Respondí
Era increíble que se fueran al otro edificio pero lógico, era el más seguro después del desalojo y seguramente habría pocos zombies, pensé mientras enviaba el ascensor al sexto piso por si acaso al bajar entraban al portal.
Subí lo más rápido que pude y cogí las llaves del baúl que habíamos preparado en todos los áticos del edifico que proporcionaban las llaves de las casas que había.
Tras cogerla escuché como desde abajo abrieron la puerta esos monstruos infernales y decidí bajar por el ascensor hasta el segundo y que el destino decidiera. Mientras que bajaba cada piso con más fuerza agarraba el cuchillo y el arma por encima de este como si de un soldado se tratase.
El ascensor había llegado al segundo y mientras que se corría la puerta corrediza de seguridad puse toda la atención en los sonidos que me envolvían para entrar en escena.
Abrí la puerta y salí con la máxima fuerza que pude, nada más salir 4 infectados se giraron para atraparme.
3 Meses antes...
- Jesús capullo, vente al agua. - Decía mi amigo Alejandro que se ponía al lado mía siempre que íbamos a la playa.
Alejandro tenía 18 años, y nos conocíamos de hacía tres años antes, es uno de mis mejores amigos y un gran apoyo tanto para mí como para los demás del grupo. Era esencial para mi y para todos, es grande, casi de dos metros y muy fornido, con una fuerza bastante importante.
Su apariencia daba bastante miedo pero en el fondo para nada era así, nos protegía a todos y eramos como hermanos.
- Anda levantate y ve con ellos tonto. - Decía Daniela con una sonrisa que me enamoraba.
Mientras me levantaba me cogió Bilal, otro amigo mio que tenia desde la infancia, él era un poco más alto que yo y su fuerza también era mayor, mientras me cogía me soltó al agua.
- Mamón, ahora verás. - Respondí nada más salir del agua.
Y como siempre empezábamos a pelearnos de broma, era un ritual ya que lo hiciéramos. También era con uno de todos los del grupo con que más confianza tenía.
Mi grupo para mí era otra familia que yo había podido elegir y que sabía que siempre estarían ahí, mas que familia eramos una manada, éramos la jauría.
Así se llamaba nuestro grupo, no por la agresividad si no por la unión que teníamos entre todos los miembros de este, eramos un grupo de chicos de entre 16 y 18 años que tenían ganas de comerse el mundo.
Estar en verano con ellos y junto a Daniela y a sus amigas me hacía muy feliz, sabía que estaba rodeado de gente que me ayudaría siempre que estuviese mal y también iban a estar en esos momentos buenos.

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Pandemia
TerrorUna historia de supervivencia, zombies, amor, amistad, muerte y traición. Mezcla partes del pasado con el presente siempre teniendo una lógica para que el lector se sienta como el protagonista. HISTORIA ELABORADA POR JUAN ANTONIO ARENAS Y ALEJANDO...