El castaño se levantó un poco confundido, ¿por qué estaba nuevamente ahí?, ¿por qué Sam se había ido?. Vio la puerta medio abierta.
-Wirt, ¿estas bien?-preguntó Beatriz preocupada.
-Si...-miro a la puerta -¿Dónde esta Sam?-la miro.
-Wirt...no lo sé -mintió, sabía a dónde había ido y donde estaba, pero debía cumplir su favor -Yo...¡Wirt! -se alarmó cuando vio salir al mayor -¡Espera!-.
-¡Debo ir por ella! -la miro con determinación -No puedo dejarla sola allá, no...quiero que le pasa algo -sin más siguió corriendo.
-Wirt...-susurro el ave, lo único que podía hacer era cuidar al pequeño que estaba dormido, pero duro poco así.
Mientras tanto Wirt corría en el bosque. Tan solo imaginar que algo le pasara lo hacía sentir impotente.
-Sam... -corría con todas sus fuerzas. Necesita llegar ahí, con ella, salvarla de aquella criatura. ¿Por qué?, porque la amaba.
Por otro lado, en la profundidad del bosque se encontraba la chica y la Bestia, la cual le había pedido dos objetos: un carrete de hilo de plata y un panel de oro (telaraña y miel).
-Muy bien, ahora con esta taza de porcelana debes traer el sol -dijo la Bestia.
-Sabes... hablas mucho en metáfora -dijo desanimada mientras iba a colocar la taza en un lugar donde el sol le llegará -Esto tardará...-por alguna razón se sentía cansada. Se recostó en la suave y fría nieve.
-Arderas de maravilla -escucho decir a la Bestia -Tu alma es de las más valiosas que he encontrado-.
No dijo nada, solo espero a que el sol hiciera su trabajo mientras ella dormía un poco.
Wirt seguía corriendo por el bosque que en estos momentos le parecía interminable. Seguía las huellas que Sam había dejado, pero la mala suerte parecía seguirlo.
-No -dijo a si mismo frustrado. Nuevamente la nieve comenzó a caer. Sabía que si no se daba prisa el rastro —de por si borroso— se cubriría y haría su búsqueda aún más difícil.
Cayó de rodillas en la nieve. Trataba de regular su respiración para nuevamente seguir.
-Sam...-una pequeña lágrimas bajo por su mejilla que anteriormente había sido besada por aquella chica de la capa roja, o como su hermano menor y él le decía: Caperucita Roja. -Te encontraré -miro el rastro ya medio cubierto por la nieve.
Se puso de pie y comenzó a correr mucho más rápido y con más fuerza que antes. No sabía por qué pero algo le decía que ella estaba en problemas muy graves. Una corazonada tal vez. Debía hacer algo o al menos tratar o lo que sea.
-¡Sam! -gritaba en busca de una contestación -¡Sam!-siguió corriendo.
"¿Dónde estás?, ¿estas bien?, por favor contesta me", pensó desesperado.
-¡Sam!-.
La chica estaba en el suelo y unas ramas poco a poco cubrían su cuerpo para así convertirla en un árbol de Edelwood. Pronto se convertiría en lo que muchos más se habían convertido, pronto seria un árbol. Sería un simple árbol de Edelwood. No sentía dolor, solo frío, lo cual se justificaba. Escuchaba que la llamaban, una dulce y masculina voz que la había cautivado cuando le dijo aquel poema.
-Wirt...-susurro débil.
-¡Sam!-gritaba con más fuerza aunque sabía que tal vez ni siquiera lo estaría -¡Sam! -el rastro parecía que pronto se acabaría, señal de que ella estaba cerca -¡Sam!-.
Llegó a donde estaba ella, quedando estático cuando la vio, no pudo evitar que más lágrimas salieran de sus ojos. ¿Y cómo no?. Ella, su persona querida pronto sería un árbol que la Bestia usaría para mantener su linterna encendida.
-Sam -susurro con tristeza mientras se acercaba a ella.
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Próximo capítulo:16 de diciembre
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"Caperusita Roja" en lo Desconocido ~Over the Garden Wall~ «Wirt»
Fanfiction-No sabes cuánto me alegra haberte conocido, lastima...que ya nunca nos veremos. No, no llores ni te rindas, sigue tu camino -esas fueron las palabras de la chica de la capa roja -o como el pequeño le decía "Caperucita Roja"- mientras las lágrimas b...