26. Tiempo.

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Pasamos el resto de la noche entre piques tontos, risas, melodías al piano, canciones susurradas y besos robados.

Eran las 2 de la madrugada más o menos cuando nos fuimos a dormir, me prestó un pijama de Star Wars y él se puso uno de Mickey, tiene un total de 5 años, es adorable.

Nos metimos en la cama y, con su preferencia de lado derecho, dormimos abrazados toda la noche. Se pasó volando y cuando menos lo esperábamos estaba sonado la alarma del móvil de Agoney.

-Mierda—eso digo yo, mierda, la mañana estaba empezando y en nada tendría que irme para no resultar pesado, aunque por la tarde nos volveríamos a ver.

No le dió tiempo a desactivar la alarma y simplemente se aplazó para sonaría los próximos 5 minutos pero nos equivocamos, volvió a sonar al poco rato de apagarse.

-Es una llamada—se apartó cuidadosamente de mi lado y se acercó a la mesilla para coger el móvil—es mi hermana—asentí con la cabeza para que lo cogiese mientras me iba al baño a cambiarme.

En lo que tardé en vestirme ya había colgado y estaba tumbado en la cama, entré en la habitación y me tiré encima de él.

-Sabes que quería?—negué con la cabeza y a la par levanté los hombros—dentro de 12 días es mi cumpleaños y le gustaría que fuese a Adeje.

-¡¡Qué guay Ago!!—no notaba su emoción por volver a su tierra y era raro—no quieres volver?

-No, osea sí, pero sé que me vendré abajo si piso mi casa o paseo por las calles—realmente no entendía nada, pero tampoco quería indagar por si le afectaba, en tal caso que me lo cuente él cuando esté seguro de hacerlo.

-Seguro que te va genial por allí y que tu pueblo es maravilloso—le sonreí intentando animarle y me di por satisfecho cuando una sonrisa apareció en su rostro.

-Te gustaría venir?—esa si que no la veía llegar—digo así conoces a mi familia y mi tierra.

-Me encantaría pero es tu día y tu familia, no pintaría nada allí.

-Te parece poco ser mi novio?—negué con la cabeza riendo—piénsatelo, si?—asentí y le di un pequeño beso en los labios.

Pasó alrededor de media hora hasta que, ahora, mi móvil interrumpió la sesión de piques matutinos.

Era mi hermano para saber cuando iba a ir a casa y le aseguré que en 30 minutos saldría para allí.

-Te vas ya?—hizo un puchero que consiguió arrancarme una sonrisa, asentí y él me abrazó con fuerza evitando que me fuese a casa.

-Esta tarde nos veremos, tonto—dejé un beso en sus labios y apoyé mi cuerpo sobre el suyo aún unidos por sus brazos.

-Anda vete, que te castigarán y esta tarde quiero verte, eh—repartió besos por toda mi cara menos por la boca. Le agarré la cara para frenarle y acabar besándonos—te acompaño a la puerta—me tendió su mano y la agarré.

Nos quedamos en la puerta mirándonos, hablando con los ojos y queriéndonos con todo nuestro cuerpo.

-Te quiero, rubito.

-Y yo, morenito—nos fundimos en un beso que reafirmaba nuestras palabras y daba rienda suelta a la expresión de nuestros sentimientos.

Abrí la puerta y yendo a buscar el coche me empezó a vibrar el móvil, lo descolgué sin mirar de quién era la llamada entrante. 

Sí?

Hola.

Tú otra vez? Me echas de menos ya, eh?

Nuestro Mayor Sueño - Ragoney.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora