♔ : ꜰʟᴏᴡᴇʀ : ᴋʀᴀʏ.

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No es que Yixing odiara las flores, lo cierto era que le daban bastante igual, no las encontraba atractivas pero tampoco es como si quisiera quemarlas con un lanzallamas mientras reía cual genio del mal. Simplemente era algo que existía cerca de él y ya. Cuando era pequeño, si recordaba haber tenido un pequeño jardín con flores que cuidaba con su madre, una mujer bella, de piel de porcelana y cabello azabache, con un hoyuelo en cada lado de su sonrisa y unas manos de pianista que siempre usaba para peinar el cabello de su hijo cuando este dormía en el sofá.


Un suspiro frustrado salió de los labios del chino, no recordaba la última ve en la que el rostro de su madre no era una mancha borrosa, o unos labios que se movían sin decir palabras con una voz reconocible; con el tiempo había olvidado a la mujer por la que no pudo dar la vida.


Se mordió con fuerza el labio inferior sin detener el paso ni sus pensamientos, simplemente desviando el dolor de aquél tema hacia otro lugar oculto de su mente de dónde tardaría en salir, ahora debía de centrarse en la entrevista de trabajo que le había conseguido Junmyeon gracias a ser amigo del dueño de la tienda. Apenas le había dejado explicarse, simplemente había aceptado sin pensarlo. El dinero que había ahorrado empezaba a decaer y su cuenta estaba cada vez más cerca de la línea roja, por eso mismo agarró el trabajo.


Miró una vez más la pantalla de su teléfono para observar el mensaje del que había sido como un hermano para él: "Todo saldrá genial, no te preocupes. Yi Fan es un gran tipo... Literalmente. Lo encontrarás rápido. Ya me dirás que tal fue. ;)"


Una nueva sonrisa salió en sus labios, gracias al mayor de esa conversación telefónica Yixing había podido salir de un pequeño pozo oscuro y depresivo tras la muerte de su madre. Él se había quedado solo por días en los que nadie se preocupó por él hasta que la casa de al lado fue comprada. No tenía parientes cercanos y esconderse había sido la mejor forma de seguir en su hogar, al menos hasta que el niño pequeño de los vecinos le encontró y sacó de su cueva solitaria. Desde entonces, Junmyeon ha sido un sido como un salvavidas para el chino.


Se detuvo frente a la puerta de color verde con cristales empañados. El frío empezaba a llegar a la ciudad, así que era más que evidente que el contraste de temperatura entre el interior y el exterior, pero desde estas podía observar algunas mesas y cosas verdes por todas partes. Yixing frunció el ceño y subió el cuello de su camiseta, cubriendo sus labios antes de entrar.


La primera impresión que le dio es que estaba en un lugar cálido, acogedor, relajante, incluso el olor a tierra y café recién hecho parecían invitarle a entrar aún más, tanto que el estar rodeado de flores, plantas y pequeños árboles no importaba al chino que notaba como su cuerpo se relajaba cada vez más entre las bajas mesas dónde descansaban los tiestos.


—Perdón, no le oí entrar— alguien sin más salió de detrás de una de las mesas, con la camisa blanca manchada de tierra y las manos envueltas en unos guantes marrones. Yixing al no esperárselo dio un paso hacía atrás que le hizo darse un golpe contra el grueso borde de una de las mesas.—Oh, mierda, perdón una vez más.

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⏰ Última actualización: Nov 17, 2018 ⏰

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