♔ : ᴋɪᴛᴛᴇɴs : ᴄʜᴇɴᴍɪɴ.

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Jong Dae siempre miraba desde su ventana al chico que llegaba a las puertas del edificio que tenía su residencia y que acababa por agacharse a un lado de estas. Ni siquiera conocía su nombre, pero estaba seguro de que sería uno precioso. Cualquiera que no conociera a ese hombre pensaría que era un psicópata, o que estaba mal de la cabeza por posicionarse siempre a la misma hora en el alfeizar de la ventana para lograr ver a la persona que llegaba.


Ni sus compañeros de piso comprendían como simplemente no bajaba y se ponía a su lado. Ellos lo veían tan obvio que más de una vez le habían saludado desde la calle solo para hacerle rabiar, demostrándole así que era demasiado descarado.


No es que él creyera en las fantasías, en los amores a primera vista, apenas tenía una imaginación demasiado grande, más bien era escasa a la hora de imaginarse alguna que otra escena, todo le parecía tan común que acababa aborreciendolo, pero allí estaba desde hacía tres semanas, mirando por la ventana y pensando mil formas de poder bajar y entablar una conversación de apenas unos segundos con el desconocido.


Se giró al sentir la mirada de alguien en su nuca, mirando como el chico estaba de brazos cruzados con una sonrisa en los labios, casi podía escuchar sus palabras alentándole a que bajara de una vez de ese alfeizar y pudiera al menos presentarse para no asustarle, porque era más que obvio que sus miradas se habían encontrado ya en varias ocasiones cuando el menor se había quedado mirándole fijamente.


Cállate.


Protestó Jong Dae a la vez que se bajaba de la ventana y cogía su chaqueta de encima de la silla, colocándosela mientras andaba y pasaba por el costado de Jun Myeon, que lo miraba en silencio aun con una sonrisa en los labios.


Jun Myeon era como un hermano para él, por eso mismo no había problema en llegar a vivir con él en su apartamento, tal vez el problema era su pareja que siempre terminaba molestándole de más y es que según el mediano de ese trío era que ambos tenían la misma mentalidad de niños pequeños. Pero ninguno reprochaba eso mientras que el castaño les miraba con una cuchara de madera en las manos.


Bajo ese rostro angelical y esas sonrisas cautivadoras se encontraba el mismo demonio, o al menos un esbirro de este.


Los pasos de Jong Dae se detuvieron delante del portal, por suerte los cristales de este le hacían ver el exterior, pero desde fuera solo se veía el reflejo de su misma persona, por lo que le fue fácil acercarse para poder mirar al hombre que jugueteaba con un gato. Se agachó, quedando de cuclillas mientras fruncía el ceño y llegaba a mirar al gato para luego a la persona que ahora acariciaba su lomo.


El chico de pelo negro se levantó y caminó hasta la puerta, llegando a agarrar el pomo de esta mientras volvía la vista al hombre de cabello claro que seguía sonriendo.


Pudo fijarse mejor en su perfilado rostro, en como esas lentillas claras le hacían ver casi extranjero o como la sonrisa conseguía detener su corazón por unos segundos, intentando encontrar una explicación lógica a lo que su cabeza pensaba, pues a través del cristal ya quería saber que se sentía al tocar su rubio cabello, o su pálida piel.

#ꜰɪᴄᴛᴏʙᴇʀ2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora