♔ : sʜᴏᴏᴛɪɴɢ sᴛᴀʀ : sᴇᴋᴀɪ.

17 2 0
                                    


El atardecer ya estaba visible en el fondo de las arenosas montañas que tenía delante de él, haciéndose sentir más vivo que nunca, a punto de caer en la oscuridad de la noche más agradable que podía pensar, y es que a Jong In le gustaba el hecho de poder volver al lugar que él consideraba su hogar sin problemas y con la persona que había empezado a amar hacía ya meses.


Siempre habían dicho de ir, de mostrar sus ciudades, pero en cambio, hasta esas semanas no se habían atrevido a enfrentar las diferencias que tenían. Se Hun se había criado en la cuna de oro mientras que él había estado como una rata oculto entre las calles de El Cairo, pero, algo bueno tenía aquella ciudad egipcia, y es que los desiertos más próximos hacían que el moreno se sintiera bien.


-Joder, qué frío hace.- Se Hun a su espalda gruñía mientras chasqueaba la lengua molesto.- ¿Es que aquí no hay termino medio?


-Eres un quejica.- Jong In que marcaba el camino le fue imposible no rodar los ojos, cada vez estaban más cerca del templo en el que tiempo atrás se había refugiado como si fuera un hogar.- Por la mañana te quejas del calor y ahora del frío.


-Joder es que.


Jong In alzó una ceja, como si esperara a que la protesta siguiera pero el menor había enmudecido sin soltar reproche alguno. Le era imposible seguir discutiendo con Jong In cuando sabía que tenía razón, y una retirada a tiempo siempre era mejor que no una a punto de ser pillado por el hombre que le estaba mirando divertido.


Caminar por las orillas del Nilo era un gustazo para el egipcio, así que el moreno lo disfrutaba bajo el cielo ya oscuro, el atardecer había acabado dando comiendo a una noche estrellada a esas alturas del país, y es que las luces eran tan escasas que el manto estrellado que había sobre ellos solo los distraía y los hacía ser más pequeño de los que ya creían ser. Porque la noche oscura y estrellada siempre fue uno de los amores del mayor de la pareja, por eso mismo necesitaba compartirlo con el hombre que quería.


Agarró su mano sin fuerza, enlazando sus dedos y dándole un pequeño beso en su hombro mientras que el mas pálido acababa pegándolo a él en mitad de la nada, teniendo un pequeño momento para ellos antes de llegar al templo que Jong In había asegurado que era precioso, aún más de noche.


Soltaron sus manos con cautela cunado una luz les cegó, pero ningún miembro de aquél coche se detuvo a mirar a la pareja de chicos que volvieron a caminar unos largos minutos más hasta llegar al lugar indicado.


El templo de Philae estaba ahora delante de ellos, con los árboles florecidos y verdes bajo la luna y las estrellas que eran las únicas que alumbraban lo suficiente como para que ninguno de ellos estuviera demasiado cegado por la oscuridad.


Jong In fue quien siguió mostrando el camino hasta la zona central del templo, una zona restringida pero que a ninguno le molestó saltar para tener las mejores vistas desde el interior, cayendo en el suelo con la espalda apoyada en la pared.

#ꜰɪᴄᴛᴏʙᴇʀ2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora