Junmyeon no recordaba haber tenido una vida divertida y con emociones fuertes, siempre había silencios largos, música tranquila y conversaciones sin sentido acerca de cosas tan absurdas como el tiempo en una noche dónde el tiempo parecía detenerse para que el manto de la oscuridad cubriera la ciudad por mucho más tiempo de lo deseado. Él no debía exaltarse, debía estar siempre en reposo, sin sorpresas, por eso mismo, a sus veintisiete años, Junmyeon aún no había podido ver ninguna película de terror, ir al parque de atracciones o jugar algún deporte, su débil corazón le prohibía demasiadas cosas.
Las visitas al hospital habían sido siempre largas y aburridas, siempre con el mismo principio y final; un fuerte dolor en el pecho, el aire escapando de sus pulmones, sus ojos cerrados y su pulso decayendo a cada segundo que pasaba, luego al despertar habían pasado dos días, su cuerpo se sentía en una nube y los médicos le recordaban que no podría hacer esfuerzos; una semana más en el hospital para acabar una más encerrado en su propia casa.
Junmyeon no tenía demasiados amigos, cuando se recuperaba haciendo que el color volviera a su piel y su sonrisa se sintiera tranquilizadora era cuando podría ir a verles, siempre en una cafetería perdida, dónde el olor a café, la música baja y las luces de forma tenue hacían que el cuerpo y la mente del menor de los Kim se sintiera cómodo, en casa, con un cariño completamente distinto a lo que se suponía que debía de sentir cuando llegaba al hogar de sus padres.
Él sabía que todos estaban preocupados, que los médicos habían dicho, sin saber que él escuchaba, que cualquier día su corazón dejaría de latir, por eso, en silencio y cada noche, el joven era capaz de pedirle a los astros, los dioses o cualquiera que estuviera escuchando sus plegarias, disfrutar de una última emoción fuerte que le hiciera estremecer y morir en vida. Junmyeon quería enamorarse, quería asustarse, disfrutar de la caída libre en un parque de atracciones, jugar torpemente al fútbol, saltar y gritar en un concierto de rock... Cualquier cosa que le hiciera ver que no podría romperse en algún momento.
Aquél día en la cafetería Junmyeon se había quedado observando como las hojas de té quedaban en el fondo de la pálida taza que calentaba sus dedos a pesar de la tormenta que había en la calle. Estaba solo, quería disfrutar también de los pequeños placeres que le daba el estar en paz consigo mismo, fue entonces cuando pidió papel y boli. Quería hacer una lista de todas las cosas que hacer antes de morir, y así empezó a apuntarlas, una por una... Hasta la cosa más absurda, él quería hacerla.
Plegó el papel y lo guardó en el interior de su chaqueta de tela vaquera azul, observando una vez más el té que ya había quedado frío, ni tan siquiera se lo llevó a los labios, simplemente dejó el té allí, el dinero sobre la mesa y caminó a la puerta para coger el paraguas de color negro que había. Salir con aquella lluvia era algo que haría enloquecer a su madre, mil ideas pasaban por la cabeza de la mujer que siempre acababa cediendo a las peticiones de su hijo mientras este sonreía. Pero después de esa lista, eso sería distinto. Salió a la calle y dejó que la humedad, el aire, las gotas chocaran contra él sin permiso, arrancándole una sonrisa antes de avanzar y dejar que la lluvia le calara durante unos largos minutos antes de abrir el paraguas.
Su ropa goteaba al igual que el cabello, temblaba de frío, pero no se molestó mientas sus pies caminaban por la acera de la gran ciudad hasta la zona rica de esta, simplemente estaba él mismo y sus metas que iba a cumplir pasara lo que pasara.
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#ꜰɪᴄᴛᴏʙᴇʀ2018
FanficEl #fictober2018 es el reto que nos hemos propuesto algunas escritoras para subir un drabble de cualquier otp durante estos 31 días de octubre. Cada día habrá una temática distinta, e intentaré no repetir otps. Gracias de antemano por leer. ♡ 🌸 A...