♔ : ᴅᴏɢ ᴘᴀʀᴋ : ᴊᴇᴏɴɢᴄʜᴇᴏʟ.

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Jeong Han odiaba las mañanas en las que el perro de su novio invadía la cama y le lamía la cara, todo porque quería llamar su atención, despertarle o simplemente odiarle por llevarse la atención de su dueño.


— Vete ya... Déjame en paz...


Gruñó el chico de cabello castaño y algo más largo de lo habitual miró al perro sin moverse de la cama, el cual parecía feliz de ver que había logrado hacer que el menor de la pareja abriera los ojos y dejara de remolonear en la cama abrazado a la almohada del mayor.


El castaño era infantil, pero poco le importaba cuando su único objetivo de aquél sábado era olvidarse de las tareas y centrarse en dormir por horas, comer, besar a Seung Cheol y volver a dormir después de un día de relax.


Un ladrido hizo que el menor pataleara en la cama antes de agarrar al perro en brazos y caminar fuera de la habitación hasta lograr ver al chico de cabello azulado con reflejos grises mirándole desde la cocina.


— ¿Te ha despertado?— Pregunto mientras apagaba el fuego y miraba como su novio sonreía, haciendo que un escalofrío recorriera su espalda.— Lo he pillado, deja de mirarme así.


— Estoy cansado del trabajo y el chucho viene a despertarme, por eso son mejores los gatos, son silenciosos, tranquilos...


— Pero ya te tengo a ti como gato, hasta tienes su mismo carácter y arañas incluso más que ellos, ¿has visto mi espalda? Deberías cortarse esas uñas.


Las mejillas de Jeong Han se sonrojaron mientras dejaba al animal en el suelo y se acercaba a dar un golpe con fuerte en el brazo que hizo que el mayor de los dos riera a carcajadas mientras corría detrás del menor que se negaba a quedarse entre los brazos del mayor quien se negaba a soltar su cintura desde atrás, besando y dejando pequeños mordiscos por los hombros del menor el cual ya había cambiado los insultos por carcajadas.


— Anda, vístete.


— No voy desnudo, Cheolie...— Murmuró, girándose entre sus brazos para empezar un camino de besos por sus comisuras hasta su cuello, intentando desviar el tema de conversación hacia algún otro punto dónde la ropa no fuera precisamente la protagonista.


— Hay que sacar al "chucho". Anda, vamos.


— Paso.


Con las mismas que Jeong Han se había quedado entre los brazos del menor tentándole a besos se había separado para dejarle a solas en el pasillo tras cerrar la puerta de la habitación que compartían de un suave portazo que hizo que el perro ladrara una vez más.

#ꜰɪᴄᴛᴏʙᴇʀ2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora