Las nubes púrpura rosadas recorrían el cielo de viernes cada vez más rápido hacia el Este, y con ellas, las aves, las hojas verdes aún sin madurar, las flores de los jardines, papeles, envoltorios y mucho, mucho polvo. Era extraño en esa época del año en Mirwald que hubiera tormentas tan fuertes, pero estaba sucediendo, y Joanne tenía que hacer lo posible para llegar, al menos a la estación de trenes a salvo. Trataba de aferrar tantas posesiones como sus pequeñas manos le permitían. Ella tenía 21 años, era delgada como un palo y de espeso cabello morado atado en dos trenzas púrpura.
Como una pequeña ave volando en contra del viento, se dirigía con todas sus fuerzas a su destino. Todo parecía tan grande ese día; Los rústicos edificios se alzaban sobre ella como ladrillos color dorado, naranja y miel, y parecía que fueran a tomar vuelo con las enredaderas que lo cubrían. Decidió entonces parar en Appetty Cott a esperar que la tormenta pasara. Appetty Cott era un café de una franquicia no muy antigua donde sólo se reunía gente con mucho dinero como para comprar budín de zanahoria todos los días, o para estudiar y hacer los deberes que ella estaba evadiendo en ese momento, queriendo nada más llegar a su casa cuanto antes para hacerse una reconfortante chocolatada de avellanas y dormir la siesta; En fin, allí iban aquellas personas sin dificultad para concentrarse ni gatitos que atender en casa.
La tormenta había comenzado minutos después de que saliera de la universidad y parecía estar llevándose todo consigo. Joanne no era una estudiante excelente; estudiaba mecánica naval, igual que su padre en una universidad de la ciudad contínua, pero su cabeza estaba en realidad en el cielo. Era despistada, le gustaba leer y las artes. De su cuello colgaba una brújula para siempre buscar las constelaciones más próximas, de su espalda el telescopio del club de astronomía, y en su bolso los libros de astrología y magia (Y algunos apuntes de ingeniería). Cuando tenía un rato libre en la universidad, podía leer sus libros de magia mientras Kevin, su mejor amigo del instituto, jugaba con su consola. Rara vez uno se interesaba por los asuntos del otro, pero esto tal vez era lo que los unía tanto.
La tormenta avanzaba y le tocó entrar en Appetty Cott, y Allí estaba Moon, su compañera de curso. Ella era hermosa y talentosa. Era trompetista en la banda de la universidad. Tenía pelo largo y castaño, y su cara, con la apariencia de un durazno era clara suave y de grandes cachetes, cubiertos por lentes redondos que enmarcaban sus grandes ojos. Ocupaba el lugar nº1 en el promedio de su clase. En aquel momento no había nadie más que ellas dos en Appetty Cott. Si lo que buscaba era un refugio, allí lo podía encontrar. Si lo que buscaba era compañía, prefería ser llevada por la tormenta. Nunca había hablado con ella y no estaba segura de sí sería la ocasión indicada, pero no tenía opciones. Dejó su paraguas en el umbral de la pastelería y se dirigió a la recepción.
Ya que estaba en el famoso café, asumió que era excusa para darse el gusto y pidió un crepe de vainilla relleno de crema y frutillas, con una gran tazón de chocolatada de avellanas, lo que significa que al llegar solo le quedaría dormir la siesta con sus gatos. Luego de que su orden estuviera lista, lo dudó un instante pero decidió unírsele a Moon luego de dar un dudoso suspiro.
-Ehm, hola -Dijo Joanne esperando respuesta; Alguna respuesta ambigua. Pero Moon sólo mantuvo los ojos en sus apuntes de geometría analítica.
Luego de un solo susurro - Hola... -Jo sonrió, pues le pareció una interacción efectiva; y con crema en la comisura de su boca siguió su merienda, habiendo ya asumido que podía sentarse allí.
- Oye Moon, crees que podrías ayudarme un día con geometría? Es que... realmente apesto en matemáticas.
- Claro que sí! Eres Joanne, no? -Esta vez se veía más interesada en la conversación que antes. Sonrío nuevamente -¿Eres amiga de Kevin, el chico de intercambio, verdad? De la universidad.
- Ah! Sí! Somos buenos amigos, ambos comenzamos juntos al mismo tiempo y compartimos inseguridades y momentos patéticos por ser los nuevos. - Explicó Jo.
-Me agrada, parece inteligente.
-Ehm, sí, es un poco frustrante que lo sea incluso más que yo, sin siquiera hablar bien mi propio idioma. - Moon echó una sutil y escondida carcajada, intentando no parecer ofensiva.
-La gente es diferente, Jo, estoy segura de que hay muchas cosas en las que eres buena; Eso es lo que importa. - El tono de Moon era tan relajante y pacífico que daban ganas de quedarse hablando por horas con ella, pero tenía que volver a alimentar a su gata. Cada palabra que salió de la boca de Moon, Jo sabía que no la olvidaría. Moría de ganas por contarle cuánto le fascinaban las constelaciones pero pensó que no era el momento, y que tal vez otro día podrían juntarse o hablar por chat sobre ello.
- Jum, es que no sé qué pueda ser ese algo. Si no lo sabes tú, Moon, entonces quién?
- Ya lo verás Jo~
- Ver qué?
- Ver que hay un poco de magia - Finalmente lo dijo. Y lo dijo con los ojos brillosos, una sonrisa y cruzando sus labios con el dedo haciendo un gesto de "es un secreto".
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Witch's Café
FantasyUn hechizo trae a Joanne a un café que se mantuvo oculto desde hace 400 años atrás, siendo hogar de siete brujitas que conforman una fuerte hermandad. Juntas reestableceran el karma mágico sobre la tierra, remediando el pasado a través de viajes tem...