Pies en el agua ★ 2

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—Hey, hola! ¡Bienvenida! — dijo una niña vestida de violeta, de cabello oscuro y corto, vistiendo un sombrero de bruja casi tan alto como ella.

—Quién eres? ¿Qué pasó? ¿Dónde...? ¿Por qué estoy usando este tonto sombrero de bruja? — Preguntó indistintamente Jo.

—¡Oye, no es estúpido! Es adorable.

—Sí, pues como sea, ¿Tengo que usarlo?

—Sí, porque te ves hermosa. Mi nombre es Melty, ven entra, te estábamos esperando. — Jo lo había asumido de inmediato; algo había sucedido y ya no estaba en casa.

Okay, tenía una brujita vestida raro delante suyo.

Okay, se fueron todos los edificios y ahora hay sólo bosque.

Okay, un sombrero de bruja.

OKAY.

La misteriosa flecha la había llevado a una humilde cabaña en un bosque, con ventanas de piedra y troncos donde pequeñas aves paraban a descansar. El césped casi no se veía entre las rocas del suelo y había un ruidito de "crock crock" al caminar sobre él. En el frente de la cabaña había caballos, seres desconocidos para Jo tanto con alas, con pelo, sin pelo, y muchas escobas y un gran caldero que estaba vacío, pero parecía brillar en una luz color agua marina por dentro.

Melty tomó a Jo de la mano y la introdujo en Witch's Café. Había niños, adultos, y mayores. Un aura silenciosa las rodeaba a ambas. Todos los ojos miraban fijamente a Jo casi en silencio y a veces un barullo se podía oír.

—¡Hey!— Dijo otra niña, rompiendo el casi silencio — Siéntate, dulzura, ya conociste a Melty. Me llamo Mamika, tercera bruja a cargo del café, quieres algo de beber?

—Hmm, sólo agua por favor, ya merendé—dijo tímidamente—, gracias.

—Alrighty!— La bruja se dirigió a la cocina y trajo una bandeja de metal más grande que sí misma, que llegó a la mesa con apenas ¾ la cantidad original de agua que había servido.

—Qué te trae por aquí, cara de malvavisco? — Dijo Erika en tono burlón.

—¿Una flecha, supongo? — Al terminar de decir flecha, todos se acercaron a escuchar.

—Eres Raphaella, ¿no? — Dijo Thiagus, un pequeño niño que la miró con luz brillante en sus ojos.

—Eh no, yo soy...— Las conversaciones y cosas que no entendía iban demasiado rápido para Jo, que apenas había logrado asimilar que había llegado a un lugar mágico y hoy no estaría viendo a sus gatitos en casa.

—Calma niños, déjenme hablar con ella primero— dijo una niña un poco más madura y elegante, de largo cabello azul y vestida de lila en lienzos tan largos que llegaban hasta el suelo—. Ven aquí pequeña, ¿seguro no hay nada que quieras comer?

—No, gracias señorita, acabo de comer.

—Hermanas y seres mágicos, esta es Joanne— Dijo Lunasa presentándola ante todo el café con una sonrisa. Un aire de instinto maternal salía de ella, como si quisiera asumir su rol autoritario, pero sin herir ni ofuscar a Jo por todo el asunto—. Ha llegado aquí porque era su destino, puede que esté en confusión, así que, por favor, trátenla bien y con cariño, ella es una nueva hermana.

—¡Hola, Jo! — Dijeron siete niñas casi al unísono.

—Siéntate, por favor. — Dijo Luana con delicadeza.

Jo tomó su vaso de agua y lo llevó con Lunasa para sentarse con ella e intentar entender todo.

—¿Cómo llegaste aquí? — preguntó esta vez sólo Lunasa.

Witch's CaféWhere stories live. Discover now