«cuatro»

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Cinco años han pasado desde que Bella se mudó a Londres con la familia de Emiliano. Mucho ha pasado desde entonces y ellos se hicieron mejores amigos. Ambos tienen 15 años y están a punto de iniciar un nuevo año escolar. Bella no está muy emocionada por eso, todavía sigue siendo un poco reservada cuando se refiere a conocer personas. Emiliano la ha ayudado y estado con ella en cada paso del camino. Ha sido su hombro para que ella llore, ha sido la persona que la hace reír con sus tonterías y ha sido la persona que siempre ha estado con ella sin importar el que.

—¡Por todos los ángeles del cielo Isabella! —el castaño grita desde el otro lado de la puerta. —llegaremos tarde si no te das prisa. —

—Deja de armar escándalo que despertarás a Emily. —la pelirroja lo regaña.

—Eso era lo mismo que venía a decirle. —Haise dice desde su puerta de habitación con carita de cansancio.

—Lo siento mami. —Emiliano hace una mueca, sintiéndose culpable.

—Buenos días corazón. —la pelinegra se acerca a él, dejando un beso en su cien. —Walter te llevará a la escuela, pero papá estará aquí en unos segundos para despedirse de ti. —

Bella mira la escena con ternura, los padres de Emiliano siempre han sido muy cariñosa con él. A veces le da envidia y desea que su familia fuera así, pero los Vélez la han tomado como si fuera un miembro de su pequeña familia.

—Buenos días Bella. —Haise le besa la mejilla, dándole un medio abrazo.

—Buen día. —le regresa el saludo.

—Por fin pude salir de la cama sin despertarla. —susurra Christopher al salir de la habitación. —buenos días campeón. —

—Buenos días papá. —

Bella los mira anonadada, es increíble lo mucho que Christopher y Emiliano se parecen.

—¿Lista para tu primer día, pelirroja? —el castaño se dirige a Bella.

—Ugh... preferiría no ir, pero no se puede. —ella bufa por lo bajo.

—Nada de eso señorita. —Haise la regaña. —andando que se les hace tarde y Walter ya está afuera. —

Christopher pone sus brazos alrededor de la cintura de Haise, bajando las escaleras de esa forma. Ambos chicos los miran y se burlan de ellos, pero por dentro Bella quiere encontrar a alguien que la ame así como Christopher ama a Haise. Al llegar a la entrada principal del edificio Walter abre la puerta para los chicos mientras que ellos se despiden de los padres de Emiliano. Bella es la primera en entrar, se sienta del lado en donde todavía puede ver a Haise y Christopher. Cuando Emiliano entra Walter cierra la puerta y entra al auto.

—Me gustaría tener un amor como el de tus padres. —ella dice entre suspiros.

—Es del tipo de amor que dura para toda la vida. —Emiliano sonríe. —aunque no siempre fue fácil para ellos.

—Pero lo superaron todo. —

—Si. —Emiliano dice con una sonrisa en sus labios. —¿estás enamorada de alguien? —pregunta de la nada, frunciendo el ceño.

—¡No! ¡Por supuesto que no! —ella dice sonrojada hasta las orejas.

Bueno, esa es otra cosa que ha cambiado en los cinco años que llevan como mejores amigos. Bella lleva unos meses sintiéndose nerviosa cada vez que Emiliano la ve, o le sonríe, o simplemente está haciéndole compañía.

—Es raro que tú digas eso... —Emiliano la examina de pies a cabeza. —no eres del tipo de chicas que... —

—¿Quieren un amor épico? —ella lo interrumpe. —por supuesto que lo quiero, Emiliano. —

—Y lo tentras o yo mismo me encargaré de romperle la cara al idiota si te hace sufrir. —dice en tono serio.

"¿Así te tengas que romper la cara a ti mismo?" Ella se pregunta en su mente con una sonrisa en sus labios.

—No soy una damisela en apuros. —pone los ojos en blanco. —y recuerda que se defenderme. —empuña sus manos.

—Ese tipo no sabrá ni que lo golpeo. —

Los dos se ríen y el resto del camino al colegio van en silencio. Al llegar allí Walter les abre la puerta y Emiliano sale primero, como todo un caballero ayuda a Bella a bajar, aunque esta le ponga los ojos en blanco.

—¡Emiliano! —Gina, la chica que siempre ha estado enamorada del castaño le grita desde donde esta con sus amigos.

Bella pone sus ojos en blanco mientras mira al piso, trata de caminar más rápido porque sabe que ella estará aquí en poco segundos.

—Hey. —Emiliano la toma del brazo para detenerla. —¿qué pasa? —la mira confundido.

—No pasa nada, solo no quiero hablar con ella. —se muerde el labio inferior. —aparte, ella estará aquí por ti, no por mí. —se encoge de hombros.

—¿El qué? —el castaño cuestiona con el ceño fruncido.

Bella lo mira fijamente, tratando de descifrar si lo está fingiendo o no, pero cuando solo ve confusión en sus ojos pardos se ríe a carcajadas.

—¿Enserio no te das cuenta? —dice en un tono burlón.

—¿No? —bufa por lo bajo.

—Ay mi niño. —le pone el brazo alrededor de sus hombros. —esa chica está enamorada de ti. —le da unas palmaditas en su mejilla.

—¡Entonces corre! —Emiliano la toma de la mano y salen corriendo para el edificio en donde están sus casilleros.

Cuando llegan allí, Bella se recuesta contra los casilleros para recuperar la respiración.

—Para la próxima avísame antes de hacerme dar semejante corrida. —la pelirroja dice entre cortado.

—Ahora lo veo todo. —él dice con horror en su rostro.

—No te hagas, Emiliano. —la chica se cruza de brazos. —sabes que tienes a todas las niñas babeando por ti... —

—¿Estás incluida? —pregunta con una sonrisa de lado.

—¡No! —Bella da un grito agudo, sonrojándose. —¡ew! —se estremece notablemente.

—Hm. —la mira con los ojos entrecerrados. —¿por eso te estas sonrojando? —mueve sus cejas de arriba hacia abajo.

—¡Ya quisieras! —le da un empujón, alejándose de él.

—Vamos mi Bella. —Emiliano dice en tono cariñoso. —dime que estas perdidamente enamorada de mí. —

—Emiliano. —tuerce sus labios. —estoy... —la campana de la escuela suena, formando una gran sonrisa en los labios de Bella. —tarde para la primera clase. —le da un beso en la mejilla. —te veo al rato cariño. —le guiñe un ojo mientras camina para su salón.

Cuando ya está adentro la pelirroja deja salir el aire que estaba conteniendo. ¡Dios! Las mariposas en su estómago estaban haciendo una revolución allí. Estaba a punto de decirle a Emiliano que sí, que le gusta, que está enamorada de él, aunque él pensara que solo era una broma, que solo le estaba siguiendo el juego.

"¡Ugh, tener sentimientos por un chico como Emiliano apesta!" Bella piensa mientras se sienta en el escritorio de la última fila.

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