Capítulo 8.
Esas dos palabras.
Tan sólo dos palabras.
¿Cómo sólo dos palabras pueden hacer que mi corazón salte y lata tan rápido que daría miedo si tengo un paro cardíaco?
¿Cómo sólo dos palabras hacen que mi mundo se volteé y me haga ver algo que jamás vi?
¿Por qué me quedé muda? ¿Por qué la vida era así para mi?
¿CÓMO ES ES QUE ESTE CHICO PUDO HABERME HECHO ESTO? ¿A MÍ?
-Hola, Astrid.
Repetiría esas palabras una y otra vez...
¿Cómo puedo decir esto? ¿Cómo puedo pensar de esta manera? ¿Cómo él me hizo pensar de esta manera?
Dejé de delirar por un momento y me concentré en sus ojos. Me miraban atentamente, y de alguna forma satisfecho. Como si esperar mucho tiempo allí afuera tuviera sus frutos. Hubiera querido preguntarle porqué diablos estaba en mi casa, parado en frente de la puerta del baño y mirándome atentamente.
Sólo había una explicación para esto: ¡Pervertido!
Y eso era lo que más me enojaba. Que me estuviera esperando como un pervertido al acecho. ¿Qué le pasaba por la cabeza a ese chico? ¿Acaso era feliz haciéndome sufrir?
Bufé silenciosamente y me dirigí a un lado, hacia las escaleras. Sentí sus pasos detrás de mí, muy cerca de mí. Como un pollito que sigue a su madre en el río.
No le hice caso; tampoco le dirigí la mirada. Ni siquiera subí mis hombros. No hice realmente nada.
Sólo hice lo que sí sabía hacer. Y lo hacía habitualmente.
Ignorar.
Nada más ni nada menos que ignorar. Y él tampoco dijo nada. Sólo me siguió. Pero, ¿dejo que venga a mi habitación?
¿QUÉ MIERDA ESTOY PENSANDO? ¿Acaso mi orgullo ya se fue por las tuberías y se mezcló con las demás sustancias que contagian este asqueroso e injusto mundo?
Así que me di media vuelta, casi a punto de pisar el primer escalón, y lo miré con el ceño marcadamente fruncido, como si esperara una respuesta de él. Por un segundo, sobrino de Thomas no entendió; pero, al cabo de unos diez segundos del que él usaba para meditar, me respondió vagamente, como si realmente no importara.
-Sólo quería arreglar nuestra pequeña relación. -hizo un gesto vago con la mano y luego la llevó al bolsillo.
Con el otro brazo libre, se rascó la parte baja de la cabeza, en una pose de "Estoy relajado, ¿es que no lo vez?"
Seguí ahí, en la misma pose, con los brazos cruzados y esperando una respuesta más completa y detallada, y el hecho de porqué quería arreglar nuestra "pequeña relación". Ni que tuviéramos una realción, de hecho.
-Estoy dispuesto a ser tu amigo. -sonrió de lado, parecida a una mueca.
Yo tan sólo subí mis hombros aunque por dentro estaba que estallaba de lo furiosa. ¿Cómo se atreve ESTE chico en decirme que quiere ser MI AMIGO? No, no, no. Tan sólo NO. ¿Qué se piensa, además? ¿Que yo también quiero ser su amiga?
Está claro que el chico vive en una nube de algodón de azúcar, mientras flota por prados verdes y debajo de un cielo muy azulado. ¿Por qué no baja a ver la realidad?
NO QUIERO SER NADA TUYO.
Son pocas palabras. Tal vez, si se las escribo en un papel y se lo doy, puede que el chico entienda. Pero luego de hacerlo, escribiendo con letra un poco legible, el chico sólo hizo una mueca de lado y subió sus hombros.
-No me importa lo que pienses. Te haré cambiar de opinión. -miró hacia otro lado, pensativo.
Lo miré como si realmente estuviera loco y le hubiera salida una segunda cabeza. ¿Acaso está demente? ¿Quién se cree para decirme que me hará cambiar de opinión? Es mía y no es nada vulnerable, para que te enteres, chico que aún no sé su nombre.
A pesar de la curiosidad por saber un poco sobre su vida, de alguna forma, quiero que se vaya de la mía. ¡¿Tan difícil es de comprender?!
Rodeé los ojos en sentido de que me estaba cansando el tenerlo aquí. Tragué saliva y me dirigí, aún sabiendo que él me estaba vigilando, hacia el baño y cerré la puerta en una fracción de segundo, mientras me apoyaba en la puerta de madera y aún con el vapor de la antigua ducha, cerré los ojos.
Escuché algo deslizándose por detrás mío, desde el otro lado de la puerta. Algo estaba casi tocándome, como si alguien estuviera ahí; también apoyándose en la puerta.
Y en un instante me sonrojé, pero, me cacheteé a penas notarlo por el espejo que estaba en frente de mí. Me ví reflejada allí, aunque, como aún persistía el vapor en el aire, el espejo estaba un poco empañado, así que me estiré y con el único dedo que llegaba al vidrio, tracé una linea sin ninguna dirección y luego, esta se fue "derritiendo".
Volví a apoyarme y aún sentía esa extraña presencia detrás de mí, como si me estuviera, de alguna manera, empujándome.
¿Empujándome? ¿O haciendo que me apoyara en él?
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Atrápame.
Teen FictionAstrid quedó huérfana al descubrir que sus padres murieron en un accidente de auto. El sufrimiento y depresión se adueñan de ella rápidamente y su tía ya no sabe qué hacer para remediarlo. Meses después, un extraño chico entra en su vida para alegr...