Dollhouse

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"Y en su foto, la casa perfecta, mamá esta borracha mientras papá gime el nombre de otra mujer, su hermano siempre vuelve a casa con droga mientras que él mira desde su habitación, solo"

—buenos días Señora Smith—saludó cordialmente una mujer de contextura delgada y ojos lila. Su vecina—¿me podrían pasar un tarrito de azúcar?, si no es mucha molestia—dijo algo avergonzada.

—¡oh! Por supuesto—sonrió la castaña—¡Max! ¡amor!—llamó a su hijo el cuál llegó a los pocos segundos con una sonrisa.

—¿si, madre?—dijo educado con ambas manos atrás.

—tráele un tarrito de azúcar a la señorita Anderson, por favor cariño—dijo con dulzura.

—por supuesto. Con permiso—sin más salió de la sala y se fue a la cocina.

—¡vaya! Tus hijos son tan educados, que envidia—dijo la ojimorado sonriendo—mis hijos con costo me obedecen—rió ligeramente.

—jm, los míos son una dulzura—sonrió la ojiverde.

Por allí paso el pequeño de la casa con varios peluches en sus manos, llamando la atención de su madre y vecina.

—Cr- digo, Bon...—llamó algo nerviosa—¿q-que haces aquí?—dijo entredientes con un tic en su ojo.

El niño guardo silencio unos segundos algo confundido, ¿Bon? ¿desde cuando su madre lo- ¡ooh! ¡es que esta la vecina!

Tomó con firmeza sus juguetes y caminó a su habitación en silencio. Odiaba eso, cada que una persona ajena a la familia llegaba actuaban como "una familia perfecta" lo cuál no era más que ficción.

—¡oh! Bon no habla mucho~—sonrió forzadamente la madre del nombrado.

—¿enserio? ¿no sabe hablar? Pero tiene 5 años ya—dijo curiosa.

—¡no no! ¡por supuesto que sabe hablar! Solo que es muy callado—agitó sus manos al aire.

—madre, aquí esta—dijo el hijo mayor entregándole el azúcar a la adulta—se ve preciosa hoy señorita Anderson—halagó con una leve sonrisa, solo por educación.

—jaja, que muchacho tan lindo—sonrió la ojilila—gracias cariño—tomó el tarro de azúcar—muchas gracias Señora Smith, tiene una familia hermosa—sin más la vecina se retiró.

La ojiverde suspiro al igual que su hijo. Ambos tomaron rumbos separados sin siquiera dirigirse la mirada. La adulta fue al cuarto de su hijo menor y el peliazul se retiro a su habitación.

—¡Cry Baby!—llamó molesta la castaña subiendo las escaleras. Al llegar vió a su hijo jugando con su casa de muñecas, usaba unos peluches, figuras se acción y unas dos muñecas que tenía—¡¿que te e dicho de actuar así frente a los vecinos!?—dió un zapatazo contra el suelo.

El moreno solo bajo la mirada, el más que nadie sabía en la farsa que vivía y odiaba ser parte de ella, por lo que cuando la situación se presentaba preferia solo callarse y no llorar para evitar problemas mayores.

—¡responde!—gritó furiosa.

—que me comporte bien—susurró con aquella liviana y suave voz que utilizaba muy pocas veces.

Cry Baby [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora