Capítulo II

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Mi madre se pone de pie muy contenta de verlos y abraza al matrimonio, ambos sonríen amablemente, el esposo me tiende la mano, mientras que la mujer me envuelve en sus brazos por unos breves segundos, su perfume frutal no tardó en llegar a mis sentidos; parecen ser gente adinerada, el bolso de mano Gucci que sostenía la mujer afirma mis sospechas. Mi familia también lo es pero no lo demostramos, especialmente yo, desde pequeña me han enseñado a mantener un bajo perfil, mi padre es un hombre de negocios pero jamás lo escuche alardear sobre cuánto dinero o lujos posee. Se unieron al almuerzo de presentación, tomaron asiento frente a mí en la mesa redonda, justo al lado de mis padres; al rato, mi hermana y Ian aparecieron, caminaban tomados de la mano y muy felices, aunque la sonrisa de Ian se apagó al ver a sus padres en la mesa; en seguida se sentaron a su lado. El ambiente es tenso, cada uno se refugia en sus propias conversaciones, y bueno, yo solo miro por la ventana en silencio o juego con la servilleta con forma de cisne. Ambas parejas intercambian palabras con el fin de conocerse mejor, mientras que los tortolitos se susurran algo entre sí, las risitas patéticas de "quiero ser linda" de Tay me ponen los nervios de punta. Yo y mi hermana somos MUY diferentes, no tenemos nada en común, además de compartir padres y que su masajista es mi ex novio, hasta ahí llega nuestra relación.

-¿Sabes en donde está tu hermano?- Pregunta Alycia a su hijo, no tenía ni idea de que los Reagan tenían otro hijo. Ian asintió.

-En unos momentos baja.- Respondió, tragando con dificultad lo que estaba ingiriendo.

- Así que hay otro muchacho en la familia.- Menciona mi madre con sorpresa.- Eso si no me lo esperaba.- golpeo con suavidad el brazo de Alycia.

- Si!- Sus ojos parecían tener un brillo especial al hablar de su hijo.-De hecho...-.

-Vive en Alemania, pero hizo un tiempo en su agenda para presenciar la boda de su hermano.- Dice el marido, interrumpiendo por completo a su esposa, no le dio tiempo ni de responder. Alycia finge una sonrisa para no demostrar su molestia. Problemas en el paraíso.- Estudia ahí.- aclaró David.

-Me encantaría que Aubrey siga los mismos pasos, aunque no soportaría tener a otras de mis hijas lejos de casa- Alega mi madre, melancólica. Se había percatado de la situación del matrimonio pero decidió ignorarlo como todos.

Pasaron diez minutos cuando la puerta del lugar se abrió para dejar entrar al hijo menor de los Reagan, sus pies se movían rítmicamente, como si estuviera en un comercial de Pacco rabanne, podría jurar que la habitación se tornó silenciosa con su presencia o al menos todas las mujeres dejaron de hacer lo que sea que estaban haciendo. Consciente de esto, peino su cabello rubio oscuro hacia atrás, robando más de un suspiro de la audiencia; la expresión proyectada en su rostro era seria, reservada. Sin embargo, su apariencia es infernal, su atractivo lo acompaña a todas partes, es más, estoy segura de que su seriedad le otorga más puntaje. ¡¿Por qué nadie me había dicho que Ian tenía un hermano?! Ese hombre será parte de mi familia en tres días; compartiremos sobrinos, fiestas familiares y otras cosas sin sentido; en este momento, eso es lo que menos me importa. Mordí mi labio distraídamente. Todos se ponen de pie para saludarlo, excepto yo; él se percató de ello y decidió ignorarme, no sin antes escanearme muy descaradamente de arriba abajo; mis malditas mejillas se estaban tornando rojas en el momento menos oportuno. Después del saludo familiar en el cual yo no participe, tomó asiento en el único lugar libre que había en la mesa, a mi lado. Estoy haciendo un gran esfuerzo por ahuyentar los pensamientos y calmarme a mí misma; su presencia NO me pone nerviosa, no lo hace, me repito una y otra vez. No conozco para nada a este tipo y mis hormonas no me dejan tranquila.

-Y cariño dime ¿Cuál es tu nombre?- Pregunta mi madre.

-Dean, señora Hudson- Responde él, debo admitir que el timbre de su voz dejo secuelas en mí, su voz es gruesa pero armoniosa, nunca había oído algo semejante. Vuelvo a sentir el calor en todo mi rostro.

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