Capítulo VII

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Ambos volteamos con desconcierto para ver de quien se trataba. Era una rubia platinada despampanante vistiendo un hermoso vestido rojo tan ajustado que no entendía cómo podía respirar. Esta mordía su labio con intenciones de ser atractiva, pero en lugar de eso, era muy inquietante. La observe repetidas veces de arriba abajo, y mire a todos los lados para ver si se trataba de nosotros, y al parecer, así era. De hecho, solo hablaba con Dean.

-Adrienna. – Dijo Dean sonriendo y poniéndose de pie para saludarla con un beso en la comisura de los labios. Apreté el asiento, marcándolo con las uñas, no porque me molestase, por mi pueden vivir sus vidas como conejos si así lo desean, si no que el problema es la forma en la que aquella chica me miraba, presumiendo la corona que no era suya aún, y que dudo que algún día lo sea.

Acarició la espalda de Dean con sus largas garras sin quitarme la vista de encima hasta llegar a su trasero y apretujarlo suavemente mientras reía patética y ensordecedoramente. Que atrevida. Dean se separó de ella con una expresión neutral, como si ese gesto no le haya incomodado.

-Me haces mucha falta. – Hizo un mohín. – ¿Qué dices si nos vamos de aquí? Mi apartamento está vacío y solitario. – Jugueteó con el cuello de su camisa. Me quede sentada con una cara de póker digna de ser pintada en un cuadro.

-Mala suerte cariño. Estoy con alguien. – Dijo Dean soltando su cintura.

- ¿Con quién? Yo no veo a nadie importante por aquí. – Sonrió coqueta mientras acomodaba su escote "disimuladamente".

- Adrienna. – Parpadeó perpleja. La había reprendido y a la rubia pareció no gustarle ni en lo más mínimo. – Ella es Aubrey. – Me presentó y yo solo me quede sentada imitando una mueca similar a una sonrisa. – Pero eso no te importa, ahora si gustas puedes dejarnos solos. – Sus facciones se endurecieron, sus cejas se juntaron como dos polos, su nariz se contrajo como una pasa, y su bronceado caribeño pasó a ser una quemadura muy grotesca por el sol. Tenía a la mejor actriz del año la frente a mí.

Se marchó contoneando sus curvadas caderas, sus tacones pisaban la madera del suelo con ganas de ser notados, y si funcionó ya que se gano todas las miradas.

- Sigo manteniendo mi postura de que eres un insensible Reagan. – Comenté, y pareció hacerle gracia. Dean volvió a sentarse a mi lado y le pidió al barman una ronda de chupitos.

- ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me fuera con ella y dejarte sola? Porque si eso es lo que quieres, voy por ella ahora mismo. – Amenazó con irse, y tomé su antebrazo, pero inmediatamente lo solté.

- No vaya a ser que por mi culpa te pierdas de comer ese festín. – Ironicé llevando el tequila a mí boca.

- No me iré a ningún lado, vine contigo y me voy contigo. Nunca dudes de eso. – Lo mire fascinada, quería creer sus palabras, pero, obviamente, algo dentro de mi no me dejaba. – En dos días seremos familia. – Expresó. Claro, ya lo olvidaba. Negué con la cabeza divertida.

- No te emociones mucho, mi querida hermana pasará a ser parte de tu vida, y creeme que eso no se lo deseo ni a mi peor enemigo. – Reímos al unisonó. Alzamos los pequeños vasos al aire en forma de brindis y tomamos todo el líquido ardoroso.

- Ian es profesional en tocarte los cojones, son el uno para el otro y toda esa mierda amorosa. – Volvió a tomar otro chupito. - De todas formas, yo me preocuparía más por ti. – Lo mire con curiosidad. – Siempre vas a competir con el mejor tío del mundo. – Mostró sus bíceps exageradamente y le arrojé un limón.

- Mis condolencias para esos niños. – Negué con clemencia.

- ¡¿No quieres sobrinos?! Pensé que eras ese estereotipo de romántica y amante de los niños. – Hice un gesto de indignación.

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⏰ Última actualización: May 28, 2019 ⏰

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