Capítulo VI

2 0 0
                                    

Fabrizio sostenía mi mano, mostrando una tierna sonrisa acompañada con esa maldita mirada de lastima o de "siento pena por ti", me causa indigestión, no puedo tolerarla. Me abrazo a mí misma con una mueca de impavidez, tratando de aparentar que nada de lo sucedido pasó. Prefiero, por sobre todas las cosas, una mirada de nada o hasta de asco si apetecen, pero no una de pena, no de esas por favor.

-Tu si sabes cómo responder, estoy...- Pensativo se toma unos segundos para encontrar la palabra correcta o acordarse cual es en el otro idioma. - Lo que se dice, sorpreso. - Hizo un gesto italiano con sus dedos, o al menos como lo muestran en las caricaturas, su linda tonada que me robo una risa.

-Sorprendido.- Lo ayudo y él asiente concordando con su reluciente hilera de dientes. Además de tener la apariencia de un actor de hollywood, era una persona muy dulce. No es necesario que se quede a mi lado sacandome una sonrisa en un momento no muy agradable. Sin embargo, él estaba ahí para mi. Algo dentro de mi cambió, mi mirada hacia Fabrizio es diferente, ya no era la misma de la otra tarde, aunque podría jurar que él me ve como si fuera una niña de 12 años enamorada de su idolo, y no lo culpo, estoy actuando como una.

- Aubrey.- La voz de Dean a mis espaldas me saca del trance, volteo irritada. Su semblante estaba serio y fruncia su ceño de una manera que me hacia querer retroceder. El silencio apareció, y los tres nos quedamos espectantes de quién sería el proximo en hablar¸ enderezó su postura como suele hacer cada vez que se siente incomodo o amenzado, o al menos, eso es lo que se por lo que he estado observando en todo este tiempo junto a él.

- ¿Qué sucede? – Hablé, pero ninguno de los dos voltea a verme, mantenían la vista fija en el otro. La expresión en el rostro de Fabrizio era blanda, en cambio, Dean echaba fuego por los ojos. No comprendo el porqué o la razón de su enojo, quiero golpearlo. - Hola. - Vuelvo a llamar moviendo los brazos como loca hasta que llamo su atención.

- Hum... sí. –Vaciló por unos segundos antes de decir lo que tenía para decir. – Hay una fiesta esta noche... ¿Quieres ir? ... Conmigo. – Reveló. Me quede helada, analizando cada una de sus palabras y movimientos... ¿Qué? El color miel de sus ojos se clavó en mí, privándome de todo pensamiento racional y del vocabulario que aprendí gracias a mi costosa educación. – Si no quieres está bien, que más da. – Dijo irritado, y volvió a entrar al hotel, dando pisadas fuertes. Malcriado.

- ¿Qué fue eso? – Dije divertida mirando a Fabrizio, este solo miraba toda la secuencia con los ojos entrecerrados.

- ¿No lo notaste? - Pregunta sorprendido.

- ¿Qué cosa? – La verdad es que no entendía a qué se refería.

- El tipo está interesado en ti. – La ridiculez que acaba de decir me robo una carcajada escandalosa. Pobre ingenuo.

- ¿Lo dices por que le acaba de pasar? No te dejes engañar por su encanto, el tipo sabe aparentar muy bien cuando se lo propone. – Fabrizio me miraba como si no pudiera creer las palabras que salían de mi boca.

- No lo sé Aubrey, creo que no deberías de ser tan dura con él. - En serio me estaba diciendo eso. Él no tiene ni idea de quién es Dean, apenas entablamos conversación hace 3 días, y, además, se atreve a defender al idiota que lo maltrato más de una vez. Su bondad podría pasar por estupidez.

- Pero... ¿Qué hice ahora? Fue su culpa, no me dio tiempo ni a responder. - Exclame indignada. No pude pronunciar ni un solo monosílabo.

- Lo sé, pero... no lo sé, tu actitud fue muy grotesca. – Puse los ojos en blancos y me crucé de brazos. El mundo cada vez es más sensible.

- Lamento ser la villana del cuento. Sabes, tengo muchas cosas que hacer, nos vemos. – Me aleje de Fabrizio quien quedo muy embrollado por mi reacción. El día sigue transcurriendo y mi humor no tiene intenciones de mejorar.

Made In ItalyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora