Capítulo IV

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El ambiente en aquel bar en una de las esquinas de Sorrento era tranquilo, algo que me sorprendió, tiene fama de ser un lugar muy frecuentado; la gente entraba y salía, la música resonaba incluso afuera, los murmullos, las risas y las charlas entre amigos era lo que más abundaba en el lugar, aunque no podía ver con claridad el rostro de los cientos de personas dentro por el humo y la poca iluminación. Tomamos asiento en una de las mesas del centro, Taylor a mi lado, Jordyn al lado de Dean y Mason frente a mí, una de las meseras se acercó a nosotros y nos tomó la orden, pedí la prometida hamburguesa con papas, los hombres cerveza y las gemelas dos tragos con nombres que no puedo recordar. Mentiría si dijera que su amistad no es peculiar, desde que tengo memoria, recuerdo a Jordyn como de la familia o al menos era como mis padres se refieran a ella; las dos son muy unidas, demasiado, yo no podría soportar algo así: coinciden hasta con los gustos en hombres; la ropa que usan; el coche que conducen; la alergia a la ropa barata, y miles de similitudes absurdas que las hacen prácticamente hermanas.

Dean no despegaba su vista de las chicas sentadas en una mesa a la izquierda, estas no eran bobas, se habían percatado de eso y se lo comían con la mirada mientras reían muy alto, creando un espectáculo ridículo. No puedo evitar mirarlos con antipatía, me fastidiaba el hecho de que ninguna de las dos mujeres a nuestro lado parecía molestarle el acoso por parte de Dean, bueno, que sea atractivo no le quita que pueda ser un pervertido. Su cabello rubio estaba alborotadamente sexy, y parecía tan sedoso que cualquiera quisiera pasar sus dedos por ahí, yo especialmente. –Deja de mirarme, me asustas.- Corrí la mirada ágilmente.- ¿Qué? No lo estaba haciendo.- Mis mejillas rosadas y mi nerviosismo causo una carcajada en él. – Yo sé que es muy difícil para ti, pequeña pervertida.- No tienes idea, pensé. Solté un bufido y me dispuse a no responder; mi inmadurez hizo que me cruzara de brazos y me quedara en esa posición por al menos 15 minutos.

Pasadas las 23.00 h, la mesa estaba casi vacía, únicamente Mason y yo. Jordyn y Taylor bailaban divertidas con dos hombres notablemente gays. Por otro lado, el par de muchachas se refregaban contra Dean o bailaban, no estaba segura; él parecía estar muy entretenido. Odiaba ser la chica que se queda sentada en la mesa mientras todos están pasándola bien, bailando, tomando, besando desconocidos o hasta vomitando en el baño; no quería ganarme el título de introvertida pero no conozco a nadie y las relaciones sociales no se me dan muy bien, además, si tengo que interactuar con Mason, no gracias, paso, prefiero morir de aburrimiento. Me acerque a la barra y el barman me ofreció un trago el cual acepte pero después de un rato, ese trago se convirtió en dos tragos y así, uno tras otro, sin parar. Me obligue a detenerme cuando la claridad ya era borrosa, me sentía invencible, podía hablar con cualquiera y hacer lo que yo quisiera. Un grupo de amigos de alrededor de 20 años se acercó a entablar una conversación, los cuatro eran muy simpáticos, su acento me indicaba que no eran italianos, les pregunte y me confesaron que eran rusos. Congenié con todos ellos en un segundo. Pedimos una ronda de chupitos y comenzamos a jugar y beber, la estábamos pasando muy bien hasta que uno de ellos, , jalo de mi mano; su intención es sacarme a bailar pero negué risueña, él era muy llamativo pero, por alguna extraña razón, no me sentía atraída por él. Sin embargo, su insistencia me venció. Mis caderas comenzaron a moverse naturalmente al ritmo de la música, con sus fuertes manos en mi cintura me arrimo contra su pelvis, reaccione instintivamente y me voltee, alejándome unos centímetros; estoy borracha pero no soy tonta, aún me tengo un poco de respeto. Tengo derecho a divertirme y beber cuanto se me dé la gana, nadie tiene porque aprovecharse de esa situación, y no me importa cuanta confianza le haya mostrado.- Cariño ¿Qué sucede?- Tenía el descaro de hacerse el desentendido.- Nada. Ya debo irme.- Me despedí agitando la mano con frialdad. Localicé a todos sentados en nuestra mesa, Jordyn tocando coquetamente el brazo de Dean, Tay hablando con una de las chicas italianas y Mason baboseándose con la rubia. La mirada de todos se posa en mí.- Mírala.- dice Taylor con una ceja levantada y una expresión de orgullo.- La inocente Aubrey resulto ser...

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