U N O

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Ambos estaban sentados tomados de la mano, dos semanas después de que les dieran la impactante noticia de que iban a ser padres y ni siquiera habían hablado del tema, menos contarle a sus amigos y familiares.

La doctora entró muy sonriente, a Hitoshi eso le parecía una broma de mal gusto.

— Hitoshi y Fumiko Shinsou. ¡Felicidades! — empezó a decir la mujer un poco mayor mientras sonreía, la rubia solo apretaba la mano de su marido con pánico.

— Gracias — respondieron los dos. No sonaron alegres lo que hizo que la mujer borrara su sonrisa.

— Bien... los exámenes de sangre y orina no muestran nada fuera de lo normal, pero ya que en su hogar hay gatos te recomiendo lavar tus manos siempre antes de comer y tener cuidado con lo que comes. Ahora por favor pase por aquí para confirmar que todo está bien con su bebé.

Ambos suspiraron, ambos temblaban y Hitoshi no dejaba sola a su mujer ni un segundo, incluso la acompañó cuando entró a ponerse la bata. Se subió en la camilla esperando a que llegara la doctora y realizará su ecografía vaginal.

— No estes nerviosa, yo estoy aquí. — susurró Hitoshi en el oído de Fumiko para luego darle un beso en los labios. Ella sonrió.

Esperar a la doctora se les hacía eterno a ambos, desde que les dieron la noticia se había convertido en un manojo de nervios, no sabían qué hacer. Tener un bebé parecía muy complicado, la doctora les hizo centenares de preguntas y análisis a ambos. Ya no quería más de eso.

Fumiko sabía muy bien que Hitoshi estaba igual de aterrado que ella, lo sentía gracias a su particularidad. La doctora entró sonriente otra vez.

Al sentir el aparato dentro de ella apretó más el agarre de su esposo, quería salir corriendo de ahí.

Pánico.

Pánico era lo que había dentro de ella.

Pánico y ese molesto aparato.

La pantalla mostraba formas que ellos no entendían. La doctora tecleó algo y y apareció un pequeño cuadro.

— ¿Pueden ver este punto? Ese es su pequeño o pequeña en formación. Parece que todo va bien.

Los Shinso se miraron. El pánico se fue por un minuto y vieron aquel punto del que ninguno tenía la más mínima idea y sintieron una calidez en su interior, parecido a cómo se sintieron el día de su primer beso. Por primera vez sonrieron ante la idea de ser padres.

Salieron del consultorio en silencio, vitaminas y una lista para su nueva dieta. También un sobre con lo que era la foto de su "bebé" en formación.

Hitoshi conducía mientras que Fumiko leía todas las cosas que debía dejar de consumir, no quería dejar nada de esas cosas ¿como podía? Ella era una heroina de élite al igual que su marido, hacían turnos dobles y la mayoría de las veces no tenían tiempo ni para comer ahora menos para cuidar lo que comen.

Maldito sea el tiempo, gracias a eso olvido tomarse su pastilla anticonceptiva y por eso estaban en ese lío, estaba embarazada. Era tan irreal, tan loco, ¡tan irresponsable!

En la farmacia del centro comercial compraron las vitaminas necesarias para el embarazo y luego siguieron a comprar comida "saludable" lo que a Fumiko no le agradaba mucho. Tardaron horas escogiendo cada producto, mientras menos conservantes mejor. Ahora solo quedaba la infinita fila.

Los Shinso estaban tomados de la mano como era común en ellos mientras aguardaban su turno, entonces los ojos violeta se clavaron en la fila de al lado, un hombre estaba cargando un bebé y este empezó a llorar, ese sonido era aún peor que Mineta tratando de cantar o cuando Mic-sensei usaba su particularidad en ellos,  el hombre mecía al bebé, lo arrullaba y trataba de hacer caras graciosas y el pequeño monstruo en sus brazos solo hacía más ruido.

El miedo recorría cada centímetro de su ser, ¿los bebés lloraban así? Ese debía calmarse, no podía seguir así eso era imposible.

Entonces otra mujer llegó y sostuvo al bebé en brazos, como si eso era lo que pedía simplemente hizo silencio, el pequeño solo quería a su madre. Hitoshi miró a Fumiko, ella estaba a su lado y mientras ella estuviese ahí el podría con lo que sea, incluso con un bebé.

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Fumiko terminaba de peinar su largo cabello rubio y miró sus ojeras, eran producto de las nauseas que no la dejaban dormir, sus hermosos ojos celestes opacados por esa sombra debajo de ellos.

Se miró el vientre, estaba plano así que nadie sabía de su embarazo. Después de todo solo tenía unas cinco semanas aproximadamente, tenía miedo, era una heroina y estaba embarazada.

En unas cuantas semanas más su vientre empezaría a crecer y ya no podía ocultar lo que estaba creciendo dentro de ella, debería tomar un descanso del trabajo, se volvería una mujer inútil todo el día en casa y esa idea le molestaba.

Estaría ahí, solo sentada comiendo y engordando cada vez más, porque claro que iba a engordar y perdería esa figura por la que tanto había luchado, engordaría y ya Hitoshi no la amaría y después la abandonaría con el bebé.

— ¿Que te pasa? — cuestionó su esposo entrando a la habitación con un vaso de leche en la mano, se encontró a su mujer frente al espejo llorando.

— Nada, estoy bien.

Fue a abrazarlo y el correspondió, ella sabía que el respetaría su decisión de no contarle lo que sucedía, pero no era necesario pues el la conocía demasiado bien.

— Yo estoy contigo, siempre estaré.

Ella sonrió entre lágrimas, que tontos sus pensamientos de que el la dejaría, no pasaría. El estaba a su lado y mientras estuvieran juntos podrían con cualquier cosa, incluso un bebé en camino.

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Paternidad - Hitoshi ShinsouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora