O N C E

5K 479 84
                                    

Fumiko sonrió frente a aquella mujer de cabello rubio enmarañado. Se veía cansada y de mal humor, le devolvió la sonrisa.

— ¿Que se le ofrece? — preguntó soltando el trapo que tenía en la mano, Fumiko respiro profundo.

— ¿es la madre del pequeño Souka?

— Si. ¿Que con eso?

— Necesito que su hijo deje de molestar al mío. El otro día lo empujó y terminó con una herida en su mejilla.

— Comprendo. No hay problema.

Fumiko hizo una reverencia en agradecimiento y fue a su hogar. Al llegar vio a Toshiro haciendo su tarea y una sonrisa se dibujó en su rostro, era muy probable que eso también lo haya sacado de su padre porque ella fue un caso perdido desde su nacimiento.

— ¿Que haces?

— estoy Uniendo con el color azul los animales que pertenecen a un habitad.

— ¿Me enseñas?

A Toshiro le brillaron los ojos con alegría y empezó a indicarle a su madre como era aquella tarea mientras su madre le prestaba atención. Minutos más tarde el pequeño salió con su cometa y Hitoshi llegó.

— Llegas temprano. — murmuró Fumiko luego de darle un beso.

— Odio las reuniones.

— Otro beso. — dijo la rubia y el deseo fue concedido.

Fumiko calentó la comido y la colocó en la mesa para que su marido pudiese comer, se sentó a su lado a pesar de que ella ya había almorzado le encantaba hacerle compañia.

— ¿Hablaste con los padres del pequeño? — preguntó y Fumiko asintió con una sonrisa. Hitoshi se quedo viéndola a los ojos buscando aquella pizca d diversión que siempre había en ellos luego de golpear a alguien.

— La señora fue amable, ni siquiera pase a la casa; mucho menos la amenace.

— Que suerte.

La rubio sacó la lengua y Hitoshi dio las gracias por las que la comida, por fin Fumiko no le había roto la nariz a un civil.

-.-.-.-.-.-

Alguien empezó a tocar la puerta efusivamente, Hitoshi abrió y vio al pequeño Ren con sudor en su frente y la ropa sucia.

— ¡Tía! —empezó a gritar y Fumiko salió de la habitación con aquella bata de baño. Se colocó de rodillas frente al Niño.

— ¡Toshi! El Niño nos puso palos. Esta llorando. Le duele

Todo aquello que Ten decía parecía una adivinanza, pero Fumiko entendió dolor. Corrió con aren y sin saberlo con su marido a la esquina d la cuadra donde estaba el pequeño Toshiro en el suelo, llorando y gritando que le dolía mientras que frente a al había un Niño con un palo en la mano y unos pasos más atrás otros dos.

— ¡Para que sigas delatando!

— ¿Estas bien? Mírame. — Toshiro respiro profundo y miró los ojos de su madre mientras aún sollozaba. — ¿El té golpeó?

— No... —  Dijo y volvió a llorar, abrazo a su madre y ella lo levantó.

— Mama necesita la verdad.

— me hizo caer — dijo entre sollozos, Hitoshi no comprendió nada pero Fumiko entendió a la perfección.

El Niño seguía ahí jactándose de su hazaña.

Fumiko le entregó su hijo a Hitoshi y caminó hasta el otro mocoso.

— ¿Entonces lo empujaste? — preguntó al Niño, se podía ver un Aura negra salir de la rubia y Hitoshi mejor retrocedió mientras intentaba calmar al pequeño.

— ¡es un tonto! — grito y la rubia le dio un golpe en la frente. No fue duro, pero El Niño se espantó.

— ¿con que derecho? — dijo ella y le dio otro golpe. — eres muy mal educado. — otro más. — te enseñaré modales mocoso idiota.

Y le dio otro golpecito.

Aquello lo había espantado y salió a su casa llorando.

Los Shinsou fueron a su casa junto al pequeño Ren, Fumiko sentó al pequeño encima de la mesa

Fumiko curó aquellos raspones que se había hecho su pequeño, la rubia maldecía a sus adentros de que el pequeño tuviese un corazón tan grande como el de su padre, aquel don también era una maldición pues si fuese como ella le habría dado un puñetazo al Niño con la primera mala mirada.

— Ya está. — murmuró ella y esos ojos violetas la miraron. El pequeño aún tenía un puchero.

— Gracias mami.

— De nada corozancito. Ahora ve a jugar con Ren. Haré panqueques para cenar.

— Mis favoritos.

— Ve a jugar.

Asi lo hizo Toshiro, fue a la sala a jugar en su Nintendo switch junto a Ren.

— golpeaste a un niño. — Dijo Hitoshi. Otra vez estaba el de pie y ella sentada recibiendo el regalo de su esposo por golpear a alguien. Era en defensa de su hijo, estaba bien, pero Fumiko cruzaba la línea.

— Dane 15 minutos y cuando venga su madre también la golpeare.



Instagram: _Deyanirap
Twitter: _Deyanirap
TWICH: Flynotemusicrd

Aquí el código de mis podcast

Aquí el código de mis podcast

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Paternidad - Hitoshi ShinsouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora