Capítulo 3 (parte 1)

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La semana pasa rápido, pero las horas de clase se hicieron eternas para todos. Solo llevamos una semana de clase y ya tenemos exámenes y trabajos que hacer. El instituto absorbe por completo mi vida y me lleva hacia la amargura y desesperación lentamente. Por suerte, hoy iré a una fiesta y podré despejarme de todos mis dramas escolares con mis amigos, música, alcohol y lo que nos pongan por delante.

Carla, Nat y yo habíamos quedado hoy para repasar un poco nuestros próximos exámenes e ir juntas a la playa. Javier nos recogería a eso de las diez de la noche, por lo que aún nos quedan un par de horas.

-No entiendo nada de álgebra.- Dice Carla mientras suspira y tira su libro al suelo.- Voy a suspender, lo tengo claro.

-Carla, por favor. Acabamos de empezar el curso, no seas tan negativa. ¿Sabes quién es bueno en álgebra?- Miro a mi amiga con cara pícara mientras esta me mata con la mirada.

-Mira que sois pesadas con el tema.

-¡Eh! Yo no he dicho nada.- Dice Natalia indignada.

-Pero lo has pensado, que viene siendo lo mismo.- Natalia y yo nos miramos y comenzamos a reírnos a carcajadas mientras que Carla nos mira molesta.- Podéis iros a la mierda.

-No te enfades, tonta.- Digo mientas besuqueo a mi amiga y la abrazo con fuerza.- Vamos a cenar algo, chicas. Tengo mucha hambre.

-¿Pizzas?- Dice Nat mientras nos levantamos. Carla y yo nos miramos.

-¡Pizzas!- Ambas hablamos al unísono y bajamos al salón para esperarlas cuando las pedimos. Mi madre tiene turno de noche en el hospital y hasta mañana por la mañana no vuelve. Para ser auxiliar de enfermería trabaja las mismas horas que un cirujano.

Cuando terminamos de cenar, decidimos ir a arreglarnos un poco. Queda una media hora para que vengan a por nosotras.

-¿Os gusta este bikini?- Dice Natalia cuando sale del baño de mi cuarto y pone posturas de modelo. Es un biquini de color turquesa muy ajustado, incluso para ella. Mi amiga tiene un cuerpo delgado, aunque no mucho comparado con Carla. Su complexión es fibrosa, ya que va mucho al gimnasio. Tiene un tamaño de pecho normal tirando a pequeño, pero su cuerpo está totalmente compensado. Y ella sabe muy bien cómo sacarle provecho.

-Qué envidia de cuerpo.- Dice Carla mientras la mira de arriba abajo. Al contrario de Natalia, ella es muy delgada, demasiado. Pero tiene curvas y no se nota tanto. Además, ella suele usar ropa ancha.

-Ser deportista es lo que tiene.- Natalia le guiña un ojo a Carla y se mira en el espejo a la vez que da vueltas.

-Yo me pondré un bañador, por si acaso me baño. Aunque no lo tengo muy claro.- Carla saca un trikini precioso de color blanco y dorado.

-Me lo tienes que dejar algún día.- Mis ojos brillan al verlo.

-Con ese pecho y ese trasero que tienes no sé dónde te lo vas a meter, guapa.- Fulmino con la mirada a mi amiga. No es que me haya ofendido con su comentario, es que nunca me ha gustado mi cuerpo. Mis amigas son delgadas y preciosas y yo siempre he querido parecerme a ellas. Aunque ya perdí mucha grasa en la barriga hasta dejarla prácticamente plana, mis genes me impiden perder pecho y dejar de tener estas asquerosas curvas. Obviamente, nunca se lo he dicho nadie.- ¿Te ha molestado lo que he dicho?- Carla se gira hacia mí y me mira a los ojos.

-Para nada. Bueno, yo no me voy a poner bikini. No me voy a meter en el agua.- Sentencio mientras busco un short vaquero de cintura alta y una camiseta de tirantes.

-¿Qué no? Te digo yo a ti que sí, nena.- Dice Natalia mientras se pone un vestido casi trasparente encima del bikini. Yo me quito el pijama y quedo en ropa interior. Es un conjunto de color negro que me compré hace poco y que me encanta por la forma de las "bragas".

-No me vas a obligar, Nat.

-Nena, estás para comerte.- Dice mi amiga mirándome y lanzándome besos.- Y claro que te voy a obligar. ¿Qué clase de amiga sería si no te obligara a hacer cosas en contra de tu voluntad?- Todas reímos ante ese comentario y terminamos de vestirnos. Carla también optó por un short y una camiseta. El claxon del coche de Javier se hace presente en mi calle y todas nos asomamos por la ventana.

-¡Perras! ¿¡A qué esperáis para bajar!?- Grita Javier cuando nos ve. Entre risas, bajamos hasta la calle y nos subimos en su coche.- Hoy es nuestra noches. Activad vuestro perreísmo que os va a hacer falta.

-¡Estás fatal de la cabeza!- Grita Carla y Javier acelera tanto que nos pegamos a nuestros asientos.

La playa está abarrotada de gente que bebe, fuma, baila y mucho más. Hay algunas hogueras e incluso coches en la arena. Llevamos como una media hora aquí y yo ya voy por la quinta cerveza que me tomo. Carla y Javier se han hecho unos porros y Natalia esta por ahí con algunos tíos que no he visto en la vida.

-¿Quieres?- Javier me ofrece fumar pero me niego. Estoy demasiado bebida como para drogarme también. A lo lejos veo como Natalia se acerca a nosotros y se quita el vestido cuando llega. Los tíos silban cuando la ven y dicen groserías. Ella se limita a llamar la atención.

-¡Ven conmigo! ¡Vamos a bailar!- Mi amiga me levanta y me lleva hacia donde tienen la música puesta. Empieza a mover su cuerpo y a pegarse a mí mientras me magrea.

-¡Nat, estás muy borracha!- Río ante la situación y comienzo a mover mi cuerpo también. La gente se acerca a nosotras y hacen un círculo a nuestro alrededor. El alcohol me sube por completo y bailo como si fuera una profesional. La música se mete dentro de mis sentidos.

-Tía no sé si es por el alcohol, pero... estás muy buena.- Dice Natalia mientras se va acercando más y más a mí. Cuando está a punto de besarme, Javier, Carla y Ander se nos une.

-¡Subid más la música!- Javier se quita la camiseta y se lleva una botella de cerveza a la boca mientras baila con nosotras. Le hacen caso y la música cada vez está más alta. Todos saltamos y bailamos como completos locos. Noto unas manos en mi cintura y me giro instintivamente.

-¡Ander!- Salto encima de mi amigo y enredo mis piernas en sus caderas mientras lo abrazo.

-Vaya, sí que estás bebida.- Noto como sus manos acarician mi espalda.

-No lo suficiente.- Dicho esto, me pongo a bailar encima de él al ritmo de la música.- ¡Que no acabe la noche!- Grito y bebo nuevamente.

-¡Que no acabe!- Gritan algunos y me percato de que la playa se ha llenado más de gente. Una mano me tira literalmente y hace que baje de los brazos de Ander. Es Javi.

-¡Esta es nuestra canción! ¿Te acuerdas de cuantas veces la hemos ensayado?- Javier me gira con su brazo y comenzamos a bailarla como lo solíamos hacer hace años. Un nuevo círculo se forma entre nosotros a la vez que dan palmadas y gritan. Javi me coge en brazos haciendo que haga una pirueta en ellos. Eso hace que la gente grite más y nos silben. Nunca pensé que haría esta coreografía delante de un montón de personas.

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Carla en multimedia

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