Capítulo 18

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-¡¡Ander!!- Lo llamo a gritos cuando entro a su casa.- ¡¡Ni se te ocurra pensar que te vas a librar!!- Digo dando vueltas por el salón.

-¡Señorita Elena, el señorito Ander no está! ¡Y va a coger una pulmonía!- Ni siquiera me había dado cuenta de que estoy empapada.

-¿¡Y dónde cojones está!?- No me gusta hablarle así a Lola, pero mi temperamento puede conmigo.

-¿Qué pasa?- Miro a mi derecha encontrándome a Saúl. De verdad que esto parece un chiste.

-Lola, tienes que... ¡Achís!- Digo estornudando.- Decirme dónde... ¡Achís! Está... ¡Achís! ¡El maldito de Ander!- ¡Ahora tengo que resfriarme!

-Señorita, no sé dónde está. Pero usted estará en el hospital si no se seca.- Ruedo mis ojos y digo algunas cosas en voz baja.

-Lola, yo me encargo. Ve a hacerle un chocolate caliente para que entre en calor.- Saúl se acerca a mí y me coge de la mano para llevarme a su cuarto. Busca algo en el armario y me da uno de sus enormes pijamas de pelo junto con un bóxer.- Ve allí y date una ducha. Supongo que la ropa interior te la habrás mojado también, pero yo no tengo sujetadores.- Dice sonriendo. Yo asiento y me ducho por segunda vez hoy. ¿Dónde estará Ander? ¿Y por qué siempre tiene que aparecer el hermano? Cuando termino de ducharme, me pongo lo que me ha dado Saúl y salgo del baño.

-¿Tienes un secador?- Pregunto. Este piensa unos segundos y sale de su habitación. Cuando vuelve, trae uno de color rosa en la mano. Supongo que es de su madre.

-Siéntate.- Dice señalándome la cama. Yo obedezco sin saber porque me ha dado esa orden. En poco tiempo el aire comienza a moverme el pelo y noto una presión en la cama detrás de mí.

-No hace falta que lo hagas, Saúl. Yo...

-Pásame ese cepillo.- Dice apuntando con el dedo la mesita de noche. Yo se lo doy y empieza a peinarme mientras me seca el pelo. ¿Por qué se toma tantas molestias?

-Parece que tienes mucha práctica.- Digo mientras disfruto de sus toques en mi pelo.

-Solía hacérselo a mi novia.- Su tono de voz es grave. ¿Solía? ¿Por qué habla de Johana en pasado?

-Hablas de Johana como si estuviera muerta.- No oigo respuesta de su parte. Que yo sepa, no he dicho nada malo. Es la verdad, ¿no?

-Tal vez no estoy hablando de Johana.- Vale, ahora me ha dejado con más dudas. ¿Debería preguntarle? La curiosidad es mi debilidad.- Sino de mi ex novia. Por así decirlo.- ¿Por así decirlo? ¿A qué se refiere?

-Oh. No sabía que te gustaba hacer este tipo de cosas.- No creo que esté bien que le pregunte sobre su pasado. Al fin y al cabo, es algo que no me incumbe.

-No sabes nada de mí, Elena.- Es cierto. Por lo visto, las apariencias engañan.

-Gracias.- Digo cuando termina de secarme el pelo.

-Te queda bien el pelo liso.- Sonrío ante su cumplido y puedo notar el calor de mis mejillas. Últimamente parezco Heidi.- Por cierto, ahí tienes el chocolate.- Cojo la taza y le doy un buen sorbo.

-Que rico.- Digo mientras cierro los ojos y me muerdo los labios. Esto es la gloria.

-¿Qué te pasaba antes? Estabas muy alterada.- Dice sentándose en el otro lado de su cama. Una punzada se hace presente en mi pecho. ¿Se lo digo? No, no.- ¿Elena?- En realidad, necesito desahogarme con alguien.

-Pues... no sé cómo decírtelo. Es demasiado fuerte.

-Tranquila, estoy curado de espantos.- Sonrío ante su comentario.

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