Capítulo 16

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SAÚL

La noche anterior

Paso el anillo de una mano a otra mientras pienso si debería hacerlo o no. ¿Quiero? Sí, pero tal vez no sea ni el momento ni la persona indicada. ¿Me estoy precipitando? Creo que es una locura monumental. Entonces... ¿Por qué lo voy a hacer? Es la única pregunta que no puedo responder. Tal vez sea lo correcto. Ya tengo veintisiete años y se me ha presentado la oportunidad de nuevo. Johana es una mujer segura de sí misma, madura y sabe lo que quiere en la vida. Es lo que necesito para mantener mi estabilidad.

-A la mierda.- Digo cuando me levanto del retrete en el que estaba sentado. Voy a hacerlo. Es lo mejor para mí. Si lo pienso mucho puedo cambiar de idea.

No creía que iban a venir tanta gente. Muchos son amigos de Johana, por lo que no los conozco. Unos sudores fríos me resbalan por la frente.

-¡Cielo! ¿Dónde estabas?- Johana me besa y después me sonríe. Cuanto más la miro, más me lo cuestiono.

-En el baño.

-Ven, vamos. Llegó la hora.- Ella sabía que le iba a proponer matrimonio. Es más, fue idea suya. -Saúl, tú puedes.- Me digo a mí mismo.

-Eh... ¿Podéis prestarme atención?- Digo ante todos mientras se giran y quedan en silencio.- Quiero aprovechar que estamos aquí reunidos para que seáis testigos de lo que voy a hacer a continuación.- Miro a Johana, quien está disimulando estar sorprendida.- Johana, sé que no llevamos mucho tiempo juntos. Pero algo en mí me dice que eres la indicada.- Saco el anillo del bolsillo y se lo muestro.- ¿Quieres casarte conmigo?- Todos se asombran.

-¡Claro que sí!- Dicho esto me abraza y se pone el anillo. La gente grita eufórica mientras aplauden. Johana se separa y me besa. Ya no hay vuelta atrás.

-Te amo.- Dice mientras me mira a los ojos. Yo me limito a sonreír. Miro hacia la multitud y casi me quedo sin aire cuando veo a aquella preciosa mujer de rojo que me mira desconcertada. ¿Qué hará ella aquí? Hace meses que no la veo.- ¿Amor?

-¿Sí?- Digo girándome hacia a que ahora es mi prometida. Cuando por fin alejo a Elena de mi cabeza, aparece de nuevo en el momento en el que le pido matrimonio a Johana. ¿Acaso el destino quiere decirme algo? Porque si es así, que me lo diga más claro.

La noche va pasando y mis ojos no se apartan de la mujer que me ha desmoronado la vida. ¿Qué hará sola y bebiendo como si tuviera problemas? Sin pensarlo mucho me acerco a ella.

-Cuanto tiempo.- Es lo primero que se me pasa por la cabeza. Veo que se sorprende al escuchar mi voz y se gira hacia mí.

-Feliz cumpleaños. Y enhorabuena por tu compromiso. Espero que seáis felices juntos.- Su voz va disminuyendo a medida que va hablando. ¿Qué pasará por su mente?

-Gracias.- No sabía que decirle a eso.- Oye, yo...

-Gracias por salvarme aquel día, Saúl.- Dice de repente, como su hubiese leído mi pensamiento.- No quería suicidarme ni lo hice para llamar la atención. Solo quería salir a tomar el aire mientras escuchaba música y no me di cuenta de dónde estaba hasta que casi me atropellan. Por eso no reaccioné.- Su semblante parece triste. Se muerde el labio y desearía ser yo quien lo hiciera. Esta mujer es toda una tentación...

Después de un rato hablando, veo cómo se levanta con intención de irse. Pero antes de hacerlo, se acerca a mí metiendo su cuerpo entre mis piernas. Yo me quedo paralizado ante su acción. Esta se acerca a mi oído, mientras sube sus manos por mis piernas.

-Besas de puta madre.- Su voz recorre cada terminación nerviosa de mi cuerpo y tengo que controlarme para subirla encima de la barra y...- Por ahí viene tu prometida.- Dice sacándome de mis pensamientos. Después desaparece dejándome a la vista un cuerpo que quita el aliento.

-¿Por qué no vienes con nosotros, amor? Tú padre está preguntando por ti.- Doy una última mirada a Elena y me levanto para irme con Johana.


-¡Woo! ¡¡Como te mueves, Elena!!- Oigo decir a una de las amigas de mi hermano. Inconscientemente mi mirada se dirige hacia ella, quien mueve sensualmente su cuerpo. Es perfecta la mires por donde la mires.- ¡Ven conmigo, nena!- Su amiga se pega a ella y empieza a tocarle el cuerpo por detrás. Después se une el amigo gay. Ander tampoco le quita ojo, aunque su novia está enganchada a su cuerpo. Es extraño que no me haya dado cuenta de que son novios.

-¡Vamos a bailar, cariño!- Johana me arrastra hacia la pista de baile y empieza a moverse. Ni por asomo se mueve como Elena. Yo vuelvo a mirarla y me topo de frente con sus ojos. Quiero ir hacia ella, besarla y hacerle de todo.- Hoy estás muy raro, Saúl.-Dice mi prometida pasando sus manos por mi cuello.

-Son imaginaciones tuyas.

-Por cierto, hoy no dormiré en tu casa. Tengo cosas que hacer mañana.- Asiento y me dejo besar por ella. Lo que daría porque fuera Elena.

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