Luna llena.

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"Quedan exactamente 3 días para la luna nueva, por favor, León"

Eso rezaba aquel papel que ella me había dejado sutilmente, antes de desaparecer mágicamente, como siempre.

Levanté la vista y la vi, reuniéndose con los guardias de Andrea, poniéndoles su cara más sensual, para evitar que ellos siguieran recorriendo el bar con sus ideas de encontrarme.

Salieron todos juntos del bar, y ella ni siquiera hizo el intento de mirar hacia atrás.

Lo comprendí.

Enzo seguía tras la barra, mirando hacia la nada, pero atendiendo todo en todo momento. Era un muy buen hombre, siempre leal, serio, pero con algo risueño en la cara. Estaba muy agradecido de habérmelo encontrado en estas circunstancias.

Me levanté suavemente, pues aun me dolía todo y me dirigí hacia lo que iba a ser mi nuevo cuarto durante unos días.

- Enzo - le llamé - voy a intentar dormir un rato más, pero próximamente haré mi malet...

- León, lo sé, ella me lo dijo, no te preocupes, todo estará listo.

-Aun no se si me iré, Enzo, tengo que pensarlo mucho, he de reflexionar.

Dicho esto me metí en mi habitación, me tumbé en la cama y entorné los ojos, tratando de imaginar qué pasaría esta vez...

Una luz empezó a colarse por mis pestañas.

-Mierda - grité levantando la cabeza rápidamente.

Una presión se ejerció sobre mis muñecas y mi pecho.

-Eh eh, tranquilo tío, que te vas a hacer daño.

Conseguí abrir los ojos y vi a Enzo mirándome de cerca.

-¿Cuánto ha pasado? ¿Estoy bien? ¿Ha sido luna nueva ya? - pregunté acelerando el habla.

Noté entonces que otra sombra había en la habitación, pues empezó a reírse por lo bajo, como sarcásticamente, pero de manera dulce, era extraño.

Enzo se dio cuenta de que miraba buscando la nueva sombra y me cogió la cara, para hablarme.

-Eh, mírame León - hizo un gesto con la mano ante mis ojos - estoy aquí, ¿vale? Todo está bien.

Me soltó la cara y se alejó un poco, como avergonzado por haber estado tan agresivo en la respuesta.

- Solo has dormido... 48 minutos - dijo mirando por encima de mi hombro el reloj de la pared - y este - señalando a la sombra - es Rees, y es amigo, viene a ayudarte.

Justo entonces, la sombra dejó ver parte de su ser, saliendo de entre la sombra que le rodeaba antes.

Era bastante alto, con una espalda muy ancha, que formaba una línea paralela con sus tobillos, creando sensación de grandeza. Tenía una especie de capa burdeo larga, que tenía una capucha, la cual tapaba gran parte de su cara, de la cual lo único que podía ver por ahora, es que era muy pálida.

Rees se acercó, puso una de sus grandes botas en el borde de la cama y se agachó para acercarse a Enzo y a mí.

- León - dijo con un tono burlesco - encantado, he oído mucho de ti, Enzo no habla de nada más últimamente. - dijo girándose a mirarlo, mientras esbozaba una sonrisa brillante-.

Miré casi enfadado a Enzo. ¿Quién era Rees y por qué le hablaba de mi un tabernero revolucionario? ¿Y si sabía más de lo que me había dicho? ¿Y si Rees, Enzo y La Rubia estaban compinchados?

El gran ciclo lunar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora