1. Pequeña Sorpresa.

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Narra

La vida recurrentemente suele ser aburrida, no es fea, aun así, pero la monotonía no siempre es agradable; me refiero a hacer lo mismo todos los días, las cosas que son rutinarias y cansan.

Era otro día “normal” en mi vida, estaba en la oficina, haciendo y ordenando algunos registros de la empresa, ciertamente considero el trabajo de oficina fácil, pero en ocasiones llega a ser abrumante o cansado.

Estaba buscando ciertos datos por internet, una tarea sencilla, con mi mano izquierda sostenía mi taza de café, mientras que, con la derecha, hacia algunos clics con el ratón.

«¿Dónde estará esto?, ya quiero acabar»

Seguía moviendo el cursor frenéticamente, en la búsqueda de aquello que necesitaba, mirando de arriba abajo todo el contenido de la página.

Un azulado anuncio se hizo presente y capto mi atención mientras bajaba, me detuve un momento y subí para ver de qué se trababa.

“Disfrute de sus vacaciones en una cabaña en las montañas de Xant con todo incluido, oferta limitada solo las primeras treinta fursonas en registrarse”

Conocía las montañas de la ciudad; Xant, una ciudad algo apartada del mundo, por asi decirlo, sin embargo, no es tan peligrosa como Zhirat, está al nivel de Jabsep y tiene una vista hermosa a las montañas.

Miré el anuncio unos minutos embobado, había estado trabajando ya desde un buen tiempo atrás, había mantenido mi eficiencia y era muy raro cuando me llamaban la atención por algo más.

─No estarían mal unas vacaciones ─comenté en voz baja.

Me quedé pensando, pasé los ojos por una línea del texto para encontrar lo que había estado buscando.

¿Coincidencia?

Agregué eso al documento para revisarlo y por último enviarlo.

Le di un sorbo a mi taza de café para recostarme en el respaldo de la silla, miré a mi alrededor, mis demás compañeros seguían en el trabajo, uno que otro caminando por el pasillo, tomando agua, charlando.

Titubeo un poco ante la idea de pedir vacaciones.

«¿Y si el jefe no me lo permite?, Tendría que hacerlo, ¿No?» 

De un instante a otro me levanté y con el café aun en la mano caminé por el estrecho pasillo, un paso firme pero seguro, cada vez acercándome más a aquella puerta que me imponía cierto temor.

Al llegar sentía cierta inseguridad, no conocía mucho a mi jefe, no sabía que tipo de fursona sería, podría ser el jefe; uno de esos malhumorados que son lo peor del mundo, o quizás sea un buen jefe.

—Aquí vamos —dije con las piernas algo temblorosas y toqué la puerta.

Esperé un momento, una voz de dentro se escuchó.

—Adelante.

Giré el pomo de la puerta, una oficina bastante formal, con muy pocas decoraciones, mantenía un orden y presentación impecable.

Una gran mesa con varias sillas y al fondo un escritorio con una silla negra acojinada que me daba la espalda.

—¿Qué se te ofrece?, Seb —preguntó mi jefe con una voz algo seria.
—Esto... Quisiera pedir unos días, señor —dije ocultando el leve nerviosismo.

La silla se giró lentamente, dejando ver a un Rottweiler de unos treinta y tantos años.

—Me sorprende que no me lo haya pedido hasta hoy —sonrió.
Mi cara cambio a una de sorpresa y aparente confusión.
—¿Porqué le sorprende?
—Para el el trabajo qué haces y el tiempo que llevas aquí, no eres tan exigente como otras fursonas de aquí.
—Oh, vaya, no sé que decir —sonreí apenado.
El Rottweiler abrió una carpeta que había en su escritorio y le dió un vistazo antes de volver a mirarme.
—¿Cuántos días quieres? —preguntó.
Pensé un poco antes de hablar, no quería ser aprovechado.
—Hmm... ¿Cuál es el máximo? —pregunté temerosamente.
—¿Para ti? —se detuvo a pensar un poco— un mes.
Mis piernas flaqueraron ante la sorpresa, aún así mantuve en pie, podía ver a mi jefe reír un poco.
—Es una broma, ¿Verdad?
—No lo es, tienes un mes de descanso pagado.
Tomé la silla próxima a mi y me senté un poco.
—¿Hay algún problema? —preguntó el jefe.
—No, no es nada jeje —reí nerviosamente— ¿puedo pedirlo para la próxima semana?
—Si, pero si no es indiscreción... ¿Qué harás? —preguntó.

Me sorprendió la curiosidad de mi jefe, aunque si me estaba dando tantos días, lo mínimo que podía hacer era contarle mi idea.

—Pienso ir a descansar a las montañas de Xant.
—Oh, parece apropiado —comentó— necesito que firmes unas cuantas cosas antes de darte el permiso, cosas de la empresa, ya sabes.
Asentí.
El Rottweiler sacó unos cuantos permisos, los rellenó en una parte, lo demás que hice yo fue firmar.
—Muchas gracias jefe.
—A ti, se va a extrañar tu trabajo.
El jefe me sonrió para luego guiñar el ojo.
Sonreí nerviosamente y giré para ocultar el sonrojo evidente en mi cara.

Caminé y abrí la puerta sin mirar atrás, ahora solo tenía que hacer la reservación.

«Espero que aún haya lugar»

Volví a sentarme en mi escritorio, había guardado el link que proporcionaba aquel anuncio, lo abrí y había un registro que hacer.

Comencé a llenarlo, tranquilamente, la hora de salir estaba cerca, ya había acabado por el día.

A punto de acabar, una mano tocó y apretó mi hombro, sacándome de la concentración que tenía y sorprendiéndome en el acto.

—¿¡Eh!?
—Tranquilo, creo que se te olvidó esto —era mi jefe, en su mano tenía mi taza de café— muy rico, por cierto.
—¿L-Lo probó? —estaba ruborizado.
—Si, ¿Hay problema con eso?
—Oh, no, claro que no jefe, jeje —tomé la taza— gracias por traerla, soy muy despistado.

Los demás nos veían, una escena muy incómoda.

—Ya pueden seguir trabajando, esto no es importante —dijo el Rottweiler alzando la voz.
Me volvió a sonreír para retirarse, lo miré alejarse por el pasillo y entrar a su despacho.

Suspiré pesadamente.

Regresé a mi computadora y terminé de llenar, lo último era mi número de celular.

—Bien, ojalá y alcance lugar —dije al aire.

Envié la solicitud y cerré el navegador, puse un temporizador para que el ordenador se apagara y miré mi taza de café.

«Él bebió de aquí... ¿Porqué?»

Alcé los hombros y terminé de beber lo que quedaba en la taza.

...

...

...

Se había llegado la hora de la salida, bajé a la recepción y hice registro de mi salida.

Me despedí de la que atendía ahí y caminé al estacionamiento, subí a mi auto y hice viaje a mi casa.

Vivía solo, había dejado a mi familia para trabajar y hacer mi vida hace unos años, para mí suerte me estaba yendo bien.

Ahora me daría un merecido descanso.

Bajé del auto, entré a mi casa y me dirigí a la sala, me senté en mi sillón favorito y miré a la nada.

No me he presentado, ¿verdad?
Qué descortés de mi parte, mi nombre es Sebastián, pero me pueden decir Seb, tengo 20 años, soy un husky gris azulado, vivo en Xant y soy oficinista.

Soy el protagonista de esta historia.

—Extraño... —dije.

Me dirigí a la cocina y me hice una cena exprés; un sandwich.

Subí a mi habitación donde comí mi cena y después de limpiar un poco me tiré en la cama.

«Solo unos días más y tendré mi mes de descanso»

Dormí con una sonrisa en el rostro.

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Un saludo a todos, creía que no volvería a escribir, sin embargo aquí estoy, con otra historia.

Espero que les guste los cambios que he hecho en la manera de escribir y un poco el formato de la historia.

Estuve un poco ocupado practicando esos detalles.

Espero su apoyo y comentarios constructivos a lo largo de este nuevo proyecto.

Muchas gracias.

—MadSoul345

Mountains (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora