24. Después De La Tormenta.

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Narra Seb.

Ciertamente tenía vagos recuerdos después de que Raúl cayera al suelo, todo había sido tan rápido.

Yo había bajado de la mesa, lastimando mi rodilla una vez más, pero quería estar con Raúl.

Recuerdo que lo miré como su mirada se desvanecía.

Le dije;

—No te vayas...

Comenzé a llorar.

Minutos después, varios guardabosques irrumpieron en aquella sala, quedando asombrados ante cuánto había ahí.

Algunos no aguantaron y vomitaron al apreciar la escena.

Recuerdo que pedí ayuda para Raúl y se lo llevaron rápidamente, también sacaron a la loba aún inconsciente.

Esposaron a Jake y también se lo llevaron, en ese momento sentí un gran vértigo y caí contra el suelo.

Me desperté varias veces, simplemente no podía, no quería vivir si a Raúl le pasaba algo.

No podría vivir con eso.

Mi cabeza daba vueltas y vueltas.

Hasta que en un momento paró todo.

No veía nada, ni sentía nada, estaba oscuro.

Abrí los ojos.

Tenia una gasa en la mejilla y estaba conectado a un catéter.

—¿Qué es esto? —dije.
—Te inyectamos un suero que combatía la toxina que estaba acabando contigo —dijo una voz.

Me levanté a duras penas, ahí estaba el alce.

—Yo... Muchas gracias, por ayudarme —dije.

El alce me sonrió, creo que nunca lo había visto sonreír de esa manera.

—Tú nos has ayudado mucho —dijo.
—¿Eh? —lo miré extrañado.
—Pusiste fin a un mal que temíamos, volvería a pasar aquí en las montañas, un asesino psicópata que al parecer era parte de un culto antíguo —dijo.
—Jake... —dije aún incrédulo.
—Todo cuánto había en aquella mazmorra fue removido y llevado al servicio forense, también la policía estuvo aquí, ya se lo han llevado —dijo.
—Pero... Yo no fui quién lo detuvo, fue Raúl... Él fue a rescatarme y hizo frente al asesino —dije.
—Veo que tú y él tienen un gran vínculo, ¿No es así, Raúl? —preguntó al aire.

La puerta se abrió, en cuanto miré quien entraba, mis ojos se humedecieron, correría hacia aquella fursona de no ser porque estaba conectado al catéter y mi pierna no estaba bien.

—Raúl... —dije con lágrimas.

El sonrió, tenía una venda también en el abdomen y se acercó a mí.

—Los dejaré para que hablen, los espero en mi oficina... Ambos —dijo el alce y salió.

Lo tomé del rostro, estaba bien, estaba ahí, lo abracé del cuello, él también me miraba con los ojos llorosos, juntamos nuestras narices.

—Mi lindo husky —dijo y me besó.

Correspondí al beso, y lo abracé mas fuerte aún.

—Fuiste a salvarme... Muchas gracias...—dije.
—No iba a dejar que mi novio se desapareciera así sin más, no quería que cerraran las montañas de nuevo, no quería perderte —dijo.
—Yo... Lo siento, ve lo que te pasó, tenía miedo de perderte, todo esto es mi culpa... Sí no hubiera ido a la biblioteca sólo... —dije y bajé el rostro.

Mountains (Furry/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora