Capítulo 4

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- Tengo algo que contarte.

Estaba en casa de Kevin jugando al X Box como todos los viernes cuando hiso una declaración que cambio nuestras vidas.

- Lo siento, si es algo que tenga que ver con Bianca olvídalo.

- Si tiene que ver con ella, pero no es por ella.

Como lo noté muy nervioso pausé el juego y le puse atención.

- El otro día le pedí una mamada...

- Ok... no quiero saber más, no me interesa tu vida sexual.

Pero seguía muy serio retorciéndose las manos sin mirarme, así que le pedí que me contara.

- Bueno el otro día le pedí una mamada, ella odia hacerlo, pero normalmente hacemos lo que ella quiere en la cama, y no es como que a mí me gusté chupar su vagina, en verdad es asqueroso.

- Podrías omitir los detalles ve al grano.

No soportaría imaginar una vagina y menos a alguien chupando una.

- Ella me puso de condición usar un juguete que acababa de comprar, yo en principio pensé que lo usaría en ella, así que acepte, pero cuando estaba al borde ella introdujo ese pequeño consolador por mi culo.

Supongo que mi cara era de completo estupor que sintió la necesidad de explicarse mas a detalle.

- No me molesto ni nada de hecho se sintió bien, y cuando comenzó a vibrar fue de wow, pero luego tocó un lugar dentro que me llevo al cielo.

En verdad no quería escuchar esto

- Eso no es todo, después de eso el sexo se volvió rutinario, no me llenaba hasta llegar al punto de no poder correrme si no tenia algo en mi culo, así que un día mientras estaba teniendo sexo con ella metí mis dedos...

- No, no quiero saber más, es enserio. Eres mi mejor amigo, pero no quiero saberlo.

No quería saber nada esto, creo que todo tenemos limites en cosas que contar a nuestros amigos y hablar de dedos en el culo está en eso.

- Pero no tengo a nadie a quien mas contarle, ahora tengo una crisis con esto y tu eres experto en crisis.

- Es diferente, mis crisis no tienen que ver con sexo.

No sé por qué estábamos gritando.

- Claro que no, son solo por tu complejo de Edipo.

Y nos fuimos a los golpes. En mi defensa todo mundo sabe que no soporto que me molesten con el tema de mi padre, y una hora mas tarde mientras este nos curaba las heridas que nos hicimos, trate de verlo desde el punto de vista de los demás, pero no lo logre.

- Está bien, cuéntame de tu enloquecimiento gay.

- No es un enloquecimiento gay, no por meterte cosas en el culo eres gay.

No entiendo nada de esto, si meterte cosas por el culo no te hace gay ¿entonces qué es?

- ¿Entonces para que me platicas todo esto?

- Quiero que me acompañes a comprar uno de esos juguetes.

Y así fue como terminamos en una sex shop comprando un vibrador anal para cada uno, en principio fue por curiosidad, pero cuando lo pensé bien me di cuenta que nunca e sido muy sexual, antes estuve con un par de chicas, pero fue incomodo y sucio, cuando me realizaron estudios de todo papá estaba aliviado de que no tuviera ninguna ETS, así que Kevin me compro un juguete y una botella de lubricante para hombres, así podría inculparme si lo delataba.

Como es una de esas noches en que papá llega tarde por lo que el llama casos complicados, decidí usar mi nuevo juguete, me duché con agua caliente y me recosté en la cama boca abajo, en la etiqueta viene un chico con el culo al aire y las rodillas separadas así que imité su postura, derrame un poco de lubricante en el juguete y comencé a bordear mi entrada con el y no fue nada del otro mundo, así que decidí masturbarme el pene para relajarme, y de pronto ya estaba empujando en mi culo mientras me masturbaba y estaba en la gloria, jamás en mi vida había sentido algo así, el mundo podía estar en guerra y yo no lo notaria, estaba en el cielo, sentí como si un relámpago atravesara mi cuerpo cuando llegue al orgasmo y me perdí por completo.


Las Leyes del Amor 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora