Capítulo 6

19 0 0
                                    

De nuevo...

. . .

Iba corriendo por un sendero muy estrecho, la felicidad que traía en mi rostro podía considerarse motivo de ternura, a pesar de tener 12 años era muy alto para mi edad, pero aún existía esa impresión de parecer un niño con exceso de crecimiento, así que sin importar el lugar o la persona, nadie acertaba jamás con respecto a mi edad. Habían pasado cuatro años desde la última vez que pisé las afueras del río Sunny, la vida se había tornado gratificante una vez pasó mi período de superación ante esas vacaciones que poco a poco lograron alejarse en los rincones más inhóspitos de mi mente. La brisa era fresca y serena, como si toda la paz y tranquilidad de este mundo me inundaran. No recordaba nada de aquel suceso, excepto unas líneas irregulares, tronco y que era muy alto. La imagen de ese árbol me consternaba, no hacía mucho había salido del hospital tras un accidente ocurrido por una discusión-al parecer- con mi padre, no podía recordar nada, lo único que pensaba era que de alguna forma debía de estar dolido, mostrar si quiera alguna emoción por no saber quién era ni porqué no entendía lo que sucedía, solo que mi nombre era Alex Pittersen, un chico de 12 años cuyo padre se llamaba Alan y su madre había cumplido 6 años de fallecida, incluso sonaba desalentador dicho de esa manera, pero...

¿Por qué no me dolía?

No lo sabía. Tenía la sensación de ser una persona completamente ajena a toda la situación tan peculiar en la que me encontraba, sin embargo, era difícil no sentirme algo exasperado, ya que lo único que venía a mi mente al intentar recordar los sucesos del accidente era que solo podía visualizar las luces delanteras de un auto que había impactado con nuestro vehículo y como montones de cristales volaban a diestra y siniestra causando un dolor muy agudo del cual ya no podía sentir. Mi padre, por otro lado había recibido casi todo el daño causado por el choque ya que-según algunas de las enfermeras que me acompañaban quienes parecían ser unas completas chismosas entrometidas- la persona que ocasionó el accidente no se percató de que obstruimos su paso y en el último minuto creyendo que la autopista se encontraba vacía ante la ausencia de más vehículos aceleró estrepitosamente el suyo mientras que el nuestro se encontró frente a él al detenernos cuando el semáforo cambió de color, y el sujeto al no contar con nuestra presencia intentó frenar lo más rápido posible sin éxito, esto a su vez, consiguió que el parachoques impactara hacia el lado del conductor y ocasionara que el auto chocara cerca de un poste, y así, yo golpeara mi cabeza contra el cristal de mi ventana, partiendo este, hiriendome gravemente, para más tarde ser vistos por una pareja quienes llamaron a emergencias e inmediatamente ser llevados en una ambulancia hasta el Chippenham Community Hospital. En cuanto a mi padre, sus heridas eran aún más graves que las mías, había recibido contusiones y traumatismo cerebral debido al desprendimiento de la bolsa de aire, lesiones en cuello y espalda, cortes, laceraciones de vidrio, múltiples fracturas y hemorragia interna, mientras que yo por otro lado solo había recibido contusiones y traumatismo cerebral. Tuvimos suerte de ser atendidos rápidamente una vez llegamos al hospital.

Requirió varias horas de intervención quirúrgica en la sala de urgencias y mucho trabajo por parte del cirujano responsable y su equipo, pero aunque al final la operación por mi parte resultó en un completo éxito, mi padre logró salir apenas con vida gracias también a cuidados intensivos. Aún con todas esas eventualidades el tratamiento parecía funcionar y seis semanas después fuimos dados de alta y llevados a casa. Recuerdo estar parado frente al umbral de la entrada tomado de la mano de mi padre y como ambos observamos de pies a cabeza cada espacio que se nos presentó al llegar, lo primero que visualicé fue el pequeño pasillo que conectaba la entrada con las escaleras donde varios marcos y títulos colgaban de la pared y del lado lateral derecho una entrada que conducía directo a la sala y una ventana perteneciente a la cocina, bajo esta se hallaba una mesa pequeña de madera, encima llevaba una cajita decorativa y un pequeño portarretratos donde se podía apreciar la imagen de una mujer de cabello castaño, ojos café intenso, con ligeras pecas en el rostro y buen porte sonriendo de manera alegre hacia mi. Mi padre también observaba cada objeto y no pude evitar soltarme de su mano para tomar la foto y mirarla más de cerca, e instintivamente sonreí. No necesitaba recuperar mi memoria realmente para saber de quien se trataba, solo con esa sonrisa me bastaba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 12, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora