(Si gustas lee con la música)
Tenía 6 años cuando mi madre murió...
En aquel entonces yo era un niño muy inocente. Recuerdo el rostro de mi madre ese día perfectamente; ojos cerrados, cabello castaño claro, alborotado, piel pálida por la desnutrición y una sonrisa. La misma sonrisa que siempre me mostraba cuando estaba viva y que curiosamente no había perdido su brillo aún estando sin vida. Aún permanecíamos en la habitación del hospital.
No paraba de llorar en su regazo, gritando con todas mis fuerzas su nombre, como hacía de pequeño cuando quería algo y luego ella se aparecía con un regalo para mi y con esa sonrisa que me hacía saber que todo estaba bien. Tenía miedo de perder esa sonrisa, no quería que me dejara, estaba tan molesto conmigo mismo en ese momento por todas las tonterías que le dije antes de lo sucedido y me temí que de verdad me había quedado solo.
. . .
Unos días más tarde la llevamos a la iglesia en donde se haría el funeral, no me atrevía a hablar con ninguno de mis parientes puesto que aún estaba muy asustado, me sentía abrumado, no podía pensar en otra cosa que no fuera en mi madre, en lo mucho que me quiso, y yo sin saberlo también la quería mucho, tenía sentimientos encontrados que no pensé tener alguna vez hacia ella pero ahora se había ido, y ya no podía decirle nada. Aún cuando sabía que su muerte ocurriría tarde o temprano, me sentí culpable, recordé sus besos al acostarme, sus abrazos al llegar de la escuela, y sus lágrimas el día del divorcio con mi padre.
Si tuviese una oportunidad para decirle algo, le diría "lo siento"
Porque luego de ser el último en verla en el ataúd...
Me rompí.
. . .
Días después de eso, mi tía, el único familiar que le quedaba, arregló con quien se quedaría con mi custodia, debido a que su estilo vida no era el más óptimo para criar a un niño. No me hacía ninguna gracia el saber que mi padre sería mi tutor después de lo ocurrido, solo quería desaparecer.
Mi padre era la segunda persona al que odiaba con todo mi ser, pues mi odio hacia mi persona supera con creces al de él.
-Alex. Debemos hablar. -dijo él. Siempre usaba esas palabras para referirse a mi actitud.
-Aléjate.
-No te hará ningún bien seguir ignorando la situación.
-¡Vete! ¡Por tu culpa mamá se fue!
-Hijo...
-¿Hijo? ¡¿Hijo?! ¡¿Aún crees tener el derecho de llamarme así?! ¡Por TÚ culpa, nada más por tú culpa! ¡Mamá se fue! ¡No regresará! ¡¿Y todavía crees que voy a aceptar que me llames tú hijo?!
-Alex, estar molesto conmigo no resolverá nada.
-¡Pues tampoco estando tranquilo! ¡Solo vete! ¡Y aléjate de mi vida!
No era el mejor padre, ni siquiera el mejor amigo con el cual se podía hablar, realmente extrañaba y extraño a mi madre, ya que de verdad me haría falta en el momento en que todo cambiaría en mi vida.
Sobre todo recordar sus palabras la última vez que me habló.
. . .
-Alex...
Su sonrisa de nuevo, ¿Por qué tenía que hacer eso? Sonreír, aún esas condiciones ¿Por qué?
-¿Cuándo volverás a casa?
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Alas
De TodoEsta nos muestra la vida de Alex Pittersen, un chico de 20 años recién salido de preparatoria, el cual nos relata los acontecimientos surgidos en su niñez hasta ese momento, en donde aprenderá que algunas personas no son para siempre.