Capítulo 16

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Después de estar más de tres largos minutos besándose, Samantha, recuperó la casi nula cordura que aún le quedaba y puso las palmas de sus manos sobre el firme torso de Dominic. Fue como si la sensación de tocarlo le quemase, era como si de su cuerpo viril emergiera una delicada llama que la atraía como si ella fuera el viento que avivaba aquel fuego devastador. Sus sentidos estaban alterados, Dominic todavía mantenía los ojos cerrados, pero estaba saboreando sus propios labios pasando de un extremo a otro la lengua, mordiendo, degustando. Mierda, no podía negarlo, Dominic era el hombre más primitivamente sensual que había conocido nunca y eso en cierto grado, le dolía, porque no debía ser así. Su mente evocó la imagen de Doménico, los buenos momentos que pasó con él no podían ser desechados así, porque sí. Por ese motivo, se alejó de Dominic.

—Por favor... —él abrió los ojos confundidos —, no vuelvas a besarme. No estamos de intercambio, Dominic. Tú estás con Carolina y yo... —suspiró porque no sabía si su noviazgo con el pelirrojo aún seguía —. Yo, estoy con Doménico. No es correcto, los estamos engañando y eso Dominic, eso no va conmigo.

Samantha fue a tomar sus cosas, cuando estaba en las puertas del estudio lista para salir, la voz de Dominic la detuvo —Habla por ti, Samantha —ella lo miró por sobre el hombro —. Ya no estoy con Carolina, así que lo que haga o deje de hacer no le afecta en absoluto —confesó al tiempo que pasaba su pulgar por el labio, provocándola.

Samantha se puso súbitamente pálida, terminó por voltear su cuerpo por completo quedando frente a él, por unos escasos tres metros. ¿Había terminado su relación?, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿cuándo? Por... ¿Ella? Todas esas preguntas vinieron a su mente de un solo golpe. No obstante, no dijo ni una sola palabra. Se rio, no podía creer en la palabra de Dominic. Él le había dicho que llevaba algunos años con Carolina, no podía ser posible que esa relación terminara, ¿así? Y si, ¿era cierto lo que le decía? Bueno, ¿qué más le daba a ella si Dominic estaba solo? Sin embargo, una pregunta salió de su boca, sin siquiera poder retenerla.

—¿Qué causó la ruptura de tu relación con Carolina? —achicó los ojos al ver que Dominic se acercaba a ella.

—Eso no te importa, pero que te quede claro que, si deseo besarte, lo haré sin importarme un carajo tu novio —Samantha abrió los ojos con asombro —. ¿Sabes por qué?

—No me interesa – ella ya lo sabía, pero no quería oírlo —. Está conversación no viene al caso, Dominic. Tus razones habrás tenido para acabar lo que tenías con ella, pero solo te diré una cosa —lo tomó del cuello de la camisa y a Dominic se le hizo demasiado graciosa. Tan desafiantemente hermosa —, en mi relación con Doménico no te vas a meter, ¿te quedó claro? —lo soltó y se fue, dejándolo solo en medio del estudio.

Se rio, no le dio ni la más mínima importancia a su, ¿amenaza? Si es que se podía considerar una. Porque pasaría por encima de quien fuese para poder estar con ella. ¿Egoísta? Si absolutamente, se consideraba un jodido egoísta por pensar así, pero no sabía cómo reaccionar a sus sentimientos recientemente descubiertos hacia ella. Era la primera vez que sentía aquella necesidad avasallante por tener algo, en este caso, era el amor de esa mujer y sabía perfecto que por más que Samantha defendiera su relación con Doménico, no lo amaba.

¿Por qué había llegado a esa conclusión? Porque una persona que ama, no se desarma en los brazos de otro que no sea su pareja, aunque haga intercambio. Porque una persona que está enamorada, no besa con esa efusividad y anhelo con el que Samantha lo besa a él. Porque una mujer que está enamorada de su novio, no se entrega como Samantha se ha entregado a él. Con descaro, con un deseo desbordante. Por eso estaba seguro que ella, aunque lo negase, sentía algo hacia él, sino, ¿por qué echó fuego cuando halago tanto a su prima? Eso no es normal y Dominic lo sabía más que nadie. Podría jurar que conocía el sexo femenino, casi tanto, como la palma de su mano.

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