-Capítulo 5-

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Su estómago se abultada cada vez más, parecía no dejar de crecer, y la sensación de saber que un nuevo ser estaba allí dentro era sumamente gratificante.

Louis se sentía un poco más cómodo con su embarazo, claro que teniendo el apoyo de Niall las cosas eran aún mejores.

El rubio se levantaba todos los días dos horas antes de lo habitual para pasar a comprar un desayuno saludable para Louis y luego ir a recogerlo a su casa para caminar juntos hacia la universidad.

Niall leyó que caminar le sentaba bien a las ambarazadas, que guardar reposo absoluto no era tan recomendable porque el bebé también necesitaba moverse. Leyó que las frutas le otorgaban nutrientes a ambos y que el apoyo emocional en la gestación era algo importante.

Era hacerle cumplidos sobre su aspecto todo el tiempo, llamarlo por apodos tiernos, pasar a su lado el mayor tiempo posible.

Y quizá Niall pensaba que nada era suficiente.

Y quizá Louis no encontraba la manera de agradecer por tanto.

Pero no todo era de ese modo.

En el instituto todos creían que Niall y Louis tenían algún tipo de relación, y era más que obvio con el trato que se daban, pero la realidad era todo lo contrario. Harry no estuvo muy contento cuando se enteró de eso, cuando el rumor llegó a sus oídos.

No es como si les importara lo que todos dijeran sobre ellos, pero de pronto resultaba tedioso tener que lidiar todos los días con lo mismo.

El día que Louis cumplió dieciséis semanas de embarazo decidió que era hora de hablar con sus padres, el problema es que no sabía cómo.

–Cuatro meses, Niall. Tan sólo mira mi estómago y dime si podré seguirlo ocultando.

–Lo sé, pero debes entender que...

–¿Entender qué? –interrumpió molesto. –Para nadie es normal ver a un hombre enbarazado, pero si no lo hago ahora después será demasiado tarde.

–Espera un poco más. Sé que antes quise que lo dijeras desde el inicio pero esto se complica.

–Mi mamá hace demasiadas preguntas, algo debe sospechar.

Recordó las noches que se levantaba corriendo al baño para arrojar al excusado la cena que había ingerido, los constantes mareos y dolores.
Recordó todas las veces que Johanna preguntó qué le ocurría; Louis decía que algo le había hecho daño y ella sólo dudaba.

–Hoy tienes cita con el doctor. Iremos y tomaremos una desicion respecto a lo que nos diga.

[...]

–Louis Tomlinson –llamó la enfermera desde el cubículo de chequeo. Louis se levantó rápidamente de su asiento en la sala de espera siendo seguido por Niall. –Pueden pasar.

Caminaron por un pasillo hasta llegar a la puerta del consultorio del médico que lo atendía. Tocaron suavemente antes de escuchar un "adelante" desde el interior.

–Buenos días, Louis, Niall...

–Buenos días, doctor. –Saludó sentándose. Niall hizo un movimiento de cabeza como respuesta.

–¿Cómo te has sentido últimamente, muchacho? –tecleaba en su portatil y le daba miradas furtivas por encima de la pantalla del aparato.

–Muy cansado, si le soy sincero.

–¿Algo más?

–Vómitos, mareos, cambios de humor...

–Lo normal. Quiero pensar que todo va bien.

–Sí, aunque a veces siento que las caderas se me parten en dos.

El doctor apartó la mirada de su computadora y lo miró fijamente cambiando a Niall y nuevamente a Louis, como queriendo saber más. Niall negó levantando los hombros.

–Cuando sientes eso... ¿Duele mucho?

–Demasiado.

–Verás, Louis, los embarazos en hombres no son comunes, no tenemos mucha información sobre el tema ni tampoco hemos sido especializados para eso, ¿queda claro? –el castaño asintió. –Bien, ahora debes saber que tu caso es tan especial como peligroso. Si tu cuerpo no logra resistirlo son posibles muchas cosas, incluso tu muerte.

–¡Louis no se va a morir, no diga eso nunca más!

–Niall, Niall... No podemos mentir en casos como estos. Los dos deben saber que si esto se complica debemos decidir entre la vida del bebé o la tuya –dijo dirigiéndose al ojiazul.

–Mi bebé.

–¡¿Qué?! –gritó el rubio.

–Elijo a mi hijo antes que a mí.

–No, no pued...

–Sí puedo, Niall. Tú lo cuidarás si algo pasa, lo amarás tanto como lo haría yo y le hablarás de todas las estupideces que hacía. No lo dejarás solo, no lo has hecho y no lo harás. –Lágrimas se acumulaban en sus ojos. Sus sentimientos eran más fuertes ahora y no podía evitar sentirse mal por eso. –No lo dejarás solo, Niall. Prometelo.

–Chicos, por favor. Nada  está descartado, no podemos definir las cosas porque no sabemos qué es lo que exactamente pasará.

De pronto Louis se imaginó con su pequeño hijo entre brazos, viendo su primer sonrisa y escuchando su primer palabra, sus primeros pasos. Imaginó su primer día de clases... Imaginó tantas cosas que podía no vivir si un obstáculo obstruía su camino.

Haría hasta lo imposible por salvarse a ambos de una desgracia. Era su propósito, nada ni nadie lo limitaría.

–He hablado con especialistas y bueno, para ser tu cuarto mes de gestación estás saludable. Si hubiera algo mal con tu embarazo estarías presentando demasiados problemas. Y una dificultad es sólo una posibilidad y debemos confiar en que no pasará.

–De acuerdo.

–Mis colegas y yo hemoa dedicido aplicarte un estudio para vez si tu estómago es apto para el tamaño que alcanzará el bebé en sus semanas finales. En caso de no soportar su tamaño será necesario practicarte cesárea. El bebé sería prematuro, así que deberá pasar el resto de su tiempo en una incubadora para que sus pulmones y el resto de sus órganos terminen de desarrollarse. Será un poco difícil, claro, pero de verdad haremos lo posible porque esto salga bien.

Aunque Louis estaba asustado –y Niall también– estaba seguro de que todos los planes futuros con su pequeño serían una realidad.
Tenía a su mejor amigo, eso bastaba. Y aún si estuviera solo tendría un motivo enorme para luchar por conseguir sus sueños.

  

UN BEBÉ POR ACCIDENTE. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora