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Estaba acostado en mi cama, pues sabía que mi familia se preparaba para la navidad. No me apetecía compartir estas fiestas, ya que estaban por divorciarse mis padres. Y tenelr que soportar a mi nuevo hermanastro menor no me agradaba la idea, suspire mirando la oscuridad del techo; escuchaba cómo caminaban por el pasillo de la casa, hablando de lo que harían al día siguiente. Me levanté desganado disimulando como si me importara todo aquello, así que salí de la habitación, y como costumbre mi pequeño hermanastro ya andaba disfrazado, se me acercó con aquél gorro de navidad y disfraz de duende.

— Oye Marcos ven a disfrutar con nosotros — me dijo con su tono alegre, la verdad no era mal chico, pero me molestaba tener la idea de que fuera el centro de atención.

— No gracias estas cosas no son para mi — respondí de mala gana. Mi madre me observó a lo lejos y vino hacia nosotros.

— Ethan ve a la sala allí está tu tía quiere saludarte. — dijo mi madre, como siempre sabía que decir para darme un sermón a solas. — Marcos esa no es manera, al menos trata de integrarte.

— Yo no tengo la culpa que te quieras buscar otra familia madre, si te querías divorciar de mi padre esta bien puedo vivir con eso, pero pudimos ser nosotros dos solamente — y allí estaba esa mirada de nuevo, soné cruel, pero aun así me mantuve firme, decidiendo que lo mejor era irme de esta casa y salir a caminar por la residencia.

Intentaba distraer mi mente, sabía que tenía que cambiar mi actitud, pero tonterías nadie quiere escuchar a un adolescente de quince años dar su opinión. Mientras miraba los árboles allí vi a un pequeño grupo de chicos conocidos, Gabriel, Jason estaba también Cecilia y Anna, me saludaron con señales de que me acercara, un hormigueo me recorrió en las entrañas al ver a gabriel. Se que no lo aparento pero llevo apenas unos años de mi definición sexual, debo admitir que es unos de mi secretos. Ya que nadie sabe mi atracción  hacia los chicos.

— Marcos ven — Me invitó alegremente con esa sonrisa.

— ¿A donde van?  — Pregunté acercándome hasta el grupo.

— Es una tradición que hacemos todos los años — Comentó Cecilia. — Encendemos los globos y pedimos deseos, para este año que viene.

— No tengo ninguna tradición Navideña que me identifique. — logré comentar, el grupo me miró como si me viera raro, así que suspire para despedirme.

— Puedes venir con nosotros — Dijo Gabriel invitándome, la verdad no quería regresar a casa así que peor es nada, el grupo comenzó a caminar delante de mi cuando una irritable voz me hizo detenerme.

— ¿Marcos a donde vas tu mamá te busca? — Era Ethan, ¿En serio había salido con ese disfraz?, no quería que el grupo delante de mi lo viese por que si no cargaría con el.

— Ethan vete de aquí díle a mama que estoy bien — comencé a decirle eso cuando Gabriel se detuvo a mi lado.

— ¿Es tu hermanito? — Preguntó suavemente.

— Aun no somos hermanos pero pronto lo seremos — Respondió alegremente el niño, ¿que no te puedes callar? La verdad me irritaba.

— Bueno que venga contigo le gustara a donde vamos — Invitó Gabriel, pues no me quedaba mas de otra así que seguimos caminando.

— Trata de mantenerte callado Ethan no me averguences delante de mis amigos. — le dije en voz baja.

— Esta bien Marcos... Oye ¿Por que no le dices que te gusta? — Me preguntó inocentemente, me dió un golpe bajo.

— ¿De qué hablas? — le pregunté casi que evadiendo a esa pregunta.

— Pues ese amigo tuyo, seguro espera que le digas lo mismo. — me dijo mirando hacia la carretera, el niño entre cerró los ojos y visualizó un pequeño perro en medio de la vía, parecía necesitar ayuda, no me percaté cuando me soltó la mano y todo pasó rápido.

Corrí hacia el cuando visualicé una fuerte luz que se acercaba hasta ellos dos, lo empuje evitando el terrible accidente cuando comenzamos a caer entre tropiezos y rasguños, el agua se hizo notar pero inconscientemente, Ethan, el perro y yo nos sumergimos en una oscuridad que casi no pudimos salir.

Despertaba por la fuerte luz en mi cara, ¿había sido un sueño?  No...  No lo creo,  sentí el agua en mis pulmones entrar, me atreví a abrir los ojos aterrado pero para mi sorpresa me encontraba en un bosque rodeado de pinos, me puse de pie sacudiendo la nieve que tenía encima, así que pude observar la zona.

— ¿Ethan? — Pregunté fuertemente, un pequeño ladrido llegó a mi lado, el perro que Ethan había intentado salvar se encontraba bien, el niño llegó a mi lado sonriendo me sentí aliviado. ¿Pero en donde estábamos?  No conocía este lugar y en mi vida jamas había visto la nieve, creo que me estoy volviendo loco.

— Despertaste al fin — Me dijo sonriente. — ¿no te parece increíble?

— La verdad es que me aterra el no saber dónde estamos — Dije poniéndome de pie. — ¿has podido ver algo mientras estuve inconsciente? — le pregunté mirando al rededor.

— No nada... — Me respondió — Solo un camino entre ese extraño bosque.

— Entonces es mejor ir por allí y ver que conseguimos — Dije con un tono valiente.

Así que ambos caminamos en las penumbras del bosque, el perro tuvo afinidad con Ethan, ambos jugaban delante de mi corriendo, el camino parecía largo sin querer parar, la voz de un chico me desconcentró.

— ¿Hay alguien allí?  — Pregunté mirando a mi alrededor,  Ethan se colocó a mi lado también observando hacia los árboles.

— Deben escapar antes de que caiga la noche — nos volvió a decir la extraña voz.

— ¿Quien habla? Muéstrate — pedí autoritariamente.

— Estoy frente a ustedes — Dijo la voz, miré hacia abajo y pude visualizar a una pequeña ardilla.

— ¿Sabes en donde estamos? — Le pregunte inseguro, debo estar volviendome loco para hablar con un animal.

— Estamos en el bosque encantado de FaryDale — Me respondió el roedor. — vengan conmigo conozco un lugar donde podemos resguardarnos.

La pequeña ardilla comenzó a correr rápidamente, la verdad no sabía si reir ante todo.

—¿FaryDale? — Le pregunté a Ethan.

— Es mejor seguirlo ya comienza a oscurecer — Me dijo temeroso el niño, asentí y comenzamos a caminar la verdad no entendía por que seguía ante tal cosa, hace unas horas me encontraba en mi casa, capaz debo estar soñando.

Un cuento de navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora