VII

13 3 3
                                    


Pequeño Ethan has sido un chico bueno al traerme lo que te he pedido — hablaba la gran figura.

— ¿Ahora creé usted que me ayudará a conseguir a Marcos? — preguntó el niño.

Tranquilo Ethan. Que Marcos vendrá el solo ahora ve a descansar — Le ordenó al niño que asintió y camino hasta un arbusto cercano.

Marcos:

Seguía caminando por la espesa nieve cuando veo una silueta talando un pino, era el leñador que cortaba las ramas, cargaba una lámpara el cual aún mantenía con fuego.

— Chico aún deambulando por el bosque — me dijo mientras tomaba unas leñas.

— Mi hermano está perdido fue raptado por TheFrost — Le dije mientras le mostraba el sombrero de Ethan, el hombre negó con la cabeza y puso sus bolso en la espalda.

— Si tu hermano lo capturó TheFrost está perdido — Me dijo sin darme la mirada.

— Pero si usted es el único que ha enfrentado a esa criatura — Le dije.

— Lo fue hasta que mi hija desapareció por causa de él — me respondió con una voz quebrada.

— ¿Su Hija? — Pregunté atónito.

— Eso pasó hace mucho ahora cargo con el peso de mantener la lámpara encendida Si no ella morirá — me respondió el leñador con cara triste.

— Pues ahora seré yo quien enfrente a esa criatura— Dije valientemente — y volveré con mi familia y celebraremos las fiestas — dejé a aquel sujeto solo en ese lugar para seguir en mi búsqueda.

Sabía que tenía que encontrarlo a como de lugar. Me puse a gritar el nombre de Leonardo escuchando mi eco, intenté mantener la calma porque de verdad siento que no podré más.

Fue justo que veo una gran sombra entre los arboles, la verdad me impresionó pero comencé a correr hasta ella cada vez se hacía más grande.

— ¡Oye tu! Devuélveme a mi hermano — Grite furiosamente cuando abro camino y allí lo pude ver, Ethan se encontraba dormido al lado de un tronco, su piel estaba congelada de sus pies comenzaban a salir raíces.

Es tarde para tu hermano— me dijo la criatura.

— ¡No te creo! — le grite.

—  Si quieres mantenerlo con vida debes darme algo a cambio.

Me acerqué hasta Ethan con lágrimas cayendo por mis mejillas. Posé mis manos en su cara a lo que el hizo un intento de moverse.

— ¿Que tengo que hacer?— Le Pregunté.

Solo debes mantener con llama la lámpara del leñador si no el morirá.

¿La lámpara Acaso era una locura esto que me decía?, Sentí como entre los arboles aparecía el leñador.

— ¿Pero que es lo que acabo de escuchar ? — Preguntó el hombre a la criatura, sentí que algo se subía a mi hombro y era Leonardo.

— Hasta que los encontré — me dijo.

Leñador el espíritu de tu Hija fue liberado ya hace tiempo—  susurró la criatura.

— Mi Nancy aún sigue viva para mí.

— Espere ¿Dijo Nancy? — Pregunté, el hombre me miró asombrado.

— Si así se llamaba ella.— me respondió tristemente.

— Ella aún sigue con vida se lo puedo asegurar — volví a decirle.

No lo escuches leñador Pronto el tomara tu lugar.

Saqué las tijeras y se las pase al leñador.

— Destruya la maldición que está criatura lanzó en Farydale— Le dije mientras el hombre me miraba — Si lo hace su hija volverá a usted.

El hombre me miró y luego observó la lámpara. Y con lágrimas en sus ojos lanzó la lámpara junto a las tijeras fuertemente al piso, una gran llamarada comenzó a salir y la criatura comenzó a agonizar, miré la criatura que tenía caras talladas en su cuerpo notando como una a una se desprendía, las almas estaban siendo liberadas y el bosque de Farydale volvería a la normalidad. A mi lado Leonardo poco a poco fue tomando su lado humano, hasta quedar en gatas para así ponerse de pie, miré a Ethan que poco a poco tomaba su color de piel normal, y así fue que todo volvió a la normalidad.

— Su hija está con una mujer que le llama Tía. — Le dije al leñador que con su sombrero me hizo un gesto de agradecimiento y se perdió entre los arboles.

— Muchas gracias — Nos dijo Leonardo que era un chico de verdad apuesto de ojos verdes y piel blanca y cabello castaño.

— Creo que todos en este bosque aprendimos una lección — Miré a Ethan que me miraba con una sonrisa. — Es tiempo de volver chiquitín — Le dije amablemente.

— Es una muestra de agradecimiento — Me dijo colocándome una pulsera en mi muñeca — debo regresar con mi familia — Dijo despidiéndose, para así ponerse en marcha y también perderse entre los arboles.

Mi mente comenzaba a ver borroso aquel bosque, y poco a poco la visión pasaba a otra, despertaba en una camilla de una ambulancia, pude ver a mi lado a Ethan y Sparkie acostado a su lado, los médicos me examinaban y todo se volvió oscuro para mí.

Desperté por la fuerte luz blanca, abrí poco a poco la visa y allí estaba mi mamá que me acariciaba las mejillas delicadamente.

— ¿Mamá? — dije — ¿Donde está Ethan?.

— Estoy bien — escuché su voz animada — Ahora si estamos juntos y nos permitieron tener a Sparkie.

Lance una sonrisa par así abrazar a mi mamá, cuando apoyé mi mano en la cama sentí algo peculiar. La pequeña pulsera que Leonardo me había regalado  la tenía apretada en mi Palma, la apreté y con una sonrisa me la puse. Gabriel no tardó en entrar se había preocupado por mi, y tuve el valor de pedirle salir conmigo a lo que el acepto amablemente. La cena navideña sería al día siguiente y nadie podría cambiar eso, así que no me quedaba más que esperar.

Y así para nuestros protagonistas, la vida continuó, Marcos volvió a ver la Navidad de otra manera diferente, aceptando que los cambios también son buenos. Mientras que, la vida en el bosque de Farydale continuó.

Los espantapájaros siguieron teniendo sus rituales de bienvenidas, la maestra Beatriz ahora enseñaba a niños de verdad y no a los animales. El leñador logró conseguir a su hija, y la chica ya no tenía más maldición. Y el viejo de aquella mansión seguía con la comida servida esperando más visitas.

En cuanto a Leonardo, después de que su maldición fue rota regreso a su hogar. De la bruja más nunca se volvió a saber, y ya no se escuchaban de almas perdidas, el joven observaba como la nieve caía por la ventana mientras que su madre los llamaba para la foto navideña. Aceptando también las tradiciones que tanto les fastidiaban, aunque ahora ya no lo hacían.

Un cuento de navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora