II

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Teníamos rato caminando tras aquella ardilla, la verdad no estaba seguro de lo que hacíamos, solo quería salir de aquel lugar y llegar a casa. La ardilla nos condujo a una cueva algo acogedora, y para ser sincero moría del frío, Ethan se quitó el gorro de Navidad para ponerse a mi lado, no supe que decir o que hacer.

— Podrías explicarnos ¿Que sucede aquí y en donde estamos? — Pregunté una vez que me sentí relajado. — y no se te olvide decirnos quién eres...

—Me llamo Leonardo Están en el bosque encantado de FaryDale, Antes no era así, la gente que llegaba se quedaba, una bruja lanzó una maldición a muchos de nosotros... Y Thefrost un ser oscuro y tenebroso vaga por el bosque en busca de almas perdidas...  Estamos en épocas de navidad y es cuando más gente se pierden en los bosques... — escuchaba como la ardilla me relataba la historia no sabía si creerle... ¿Brujas? Y una entidad que roba almas perdidas... Si claro debo estar soñando.

— ¿Y por qué nos ayudaste?  — pregunté con curiosidad.

— Porque quiero que me ayuden a romper la maldición... Y conseguir a mi familia antes de que me quede así para siempre... — Respondió sinceramente el roedor.

— ¿Cómo es que llegaste a ese estado? — pregunté con curiosidad.

— Hay cosas que como humano no recuerdo... Poco a poco he ido perdiendo la memoria y es parte de la maldición — la ardilla bajó la mirada y luego se dirigió a un rincón, creo que es mucho por hoy lo mejor será dormir hasta el día siguiente.

Me desperté antes de que amaneciera, la verdad este lugar era diferente, me sentía vacío como si de algo me faltase. Mire hacia Ethan que dormía tranquilo, creo que tengo que mantenerlo a salvo. Se que no he sido bueno con el, pero tener alguien conocido me reconforta.

Ethan y Leonardo despertaron, ahora era cuestión de que la ardilla nos guiara para poder llegar a nuestra casa sanos y salvo.

— El bosque encantado de FaryDale guarda misterios que ninguno de sus habitantes logramos entender — comentaba la ardilla que estaba en mi hombro.

— ¿Por qué hiciste un trato con una bruja? — le pregunté.

— Odiaba las tradiciones y mi mamá nos obligaba a lucir bien para la navidad, me aburrí así que mi trato fue que no quería mas navidades, y cuando desperté era una ardilla — Leonardo movía cómicamente la nariz, Ethan habia hecho una especie de bolso con el gorro donde había metido al pequeño perro dentro, me pareció gracioso, la ardilla se bajo de mi hombro y caminó rápido hasta al frente de nosotros. — es mejor buscar otro camino — nos advirtió algo asustado.

— ¿Por qué? ¿Qué hay delante? — Pregunté.

— Estamos en la aldea de los condenados, nunca me ha gustado este lugar — Me respondió viniendo hacia nosotros, El perro de Ethan se bajó del bolso y corrió hasta donde Leonardo dijo que no entráramos, Ethan corrió detrás de el, pero que chico tan terco.

— Lo siento creo que tenemos que ir — Le respondí comenzando a caminar — Tranquilo, no estas solo.

— No es eso lo que me preocupa,  si no sus habitantes — me dijo temeroso el pequeño animalito.

Caminé en busca de Ethan, no podía visualizarlo. Hasta que escuché su grito, corrí hasta donde el que se encontraba de pie, habían varios graneros delante de nosotros, como si fueran casas y un gran árbol de navidad alto en lo que parecía una plaza.

— Ethan díme como nombraste al cachorro — le pedí mientras caminaba suavemente.

— Sparkie, pero aun no me hace caso tengo que trabajar en eso — me respondió pensativo.

Un cuento de navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora