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La nieve comenzaba a caer poco a poco alrededor de nosotros, la verdad no sabía cuánto tiempo llevamos caminando, al menos el optimismo de Ethan me reconforta. Lo más extraño que pude notar son los días, a cada lugar que llegamos parece que estuviéramos estancados, miro hacia el cielo no puedo ver nada, ahora que lo noto no he visto luz de luna o son en este tiempo.

— Oye Leonardo, dime ¿cuánto tiempo tenemos caminando en este bosque? — Pregunté enfatizando lo último.

— No sabría decirte, los días en Farydale son extraños, y más cuando caí en la maldición de la bruja — Me respondió, no dije nada al respecto, sin embargo llegamos a un gran claro donde había un gran Arco de entrada, pude notar que el nombre de él lugar lo tapaba la nieve, así que quité el hielo que cubría el letrero y pude notar que se llamaba el claro de los recuerdos, que nombre tan raro  pensé, mire a los lados notando que no había más camino así que no nos quedó más de otra que continuar.

El lugar era tranquilo, había un banco donde decidí sentarme y descansar Ethan me siguió tranquilo y se reposó a mi lado, el perro se subió y también se acomodó, pude ver cómo Leonardo se acercaba al lago y se quedó mirando se encontraba perdido en sus ¿Recuerdos?, Me levanté cuidadosamente para no despertar a Ethan, así que camine al pequeño claro, mire el reflejo de mi figura y el agua mostraba a un chico totalmente diferente, era yo pero más joven, me acerqué para contemplar mejor.

De pronto me sentí absorbido por todo, ahora me encontraba en mi antiguo hogar, mi mamá lloraba, pero ¿por qué?, Era aquella triste Navidad donde todo ocurrió.

Me acerqué a ella para darle un abrazo, mi padre salía con las maletas.

— ¿Nos dejarás papá? — Pregunté inocentemente.

— Sólo será por unos días — me dijo mientras caminaba hasta la salida, me acerqué a la ventana mirando como se subía al auto, me sentía triste, esa fue la primera Navidad que pase sin mi familia reunida. Luego de un año haber pasado todo eso, aquella Navidad mi padre había prometido venir pero nunca llegó. Allí entendí que más nunca volvería. De hecho más nunca sabría de él.

Algo en mi cambió, sabía que no era el mismo. Mis compañeros de clases decían lo mismo, fue en la Navidad siguiente donde caminaba por la residencia y conocí a Gabriel aquel chico que hizo volver a sentirme feliz, ese sentimiento de tranquilidad por así decirlo y donde me di cuenta de mi preferencia hacia los chicos.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas cuando me encuentro con Ethan al frente mío.

— ¿Estas bien? — Me preguntó preocupado.

— Si — Respondí levantándome, Leonardo también me miraba.

— Chicos recordé donde está la bruja — Nos dijo alegremente.

— Muy bien entonces no hay tiempo que perder — Respondí poniéndome en marcha, Leonardo había decidido ir de primero en la marcha. Estábamos bien hasta que nos topamos con una gran mansión parecía abandonada.

—¿Será buena idea entrar? — Preguntó Ethan con curiosidad.

— La verdad es que me apetece de algo — Respondí sinceramente, así que corrimos por el largo camino hasta llegar a la gran entrada. Observamos los detalles antiguos y luego la empujamos, cosa que para sorpresa nuestra se sentía un olor a comida recién hecha, caminamos hasta el comedor y pudimos observar que estaba servido una variedad de platillos, donde al fondo había un hombre de edad sentado mirándonos con ansias.

— Esperaba visita desde hace mucho tiempo — Nos dijo sonriente.— Hace mucho que no hablaba con nadie bienvenidos y disfruten.

— ¿Esto es una broma?— Pregunté mirando a mi alrededor.

— Para nada muchachos disfruten del Banquete que con gusto he preparado  — nos invitó amablemente el hombre.

— ¿Hace cuanto tiempo exactamente?— Pregunté sentándome en la mesa, Ethan a mi lado hizo lo mismo, me causó gracia por que comenzó a comer con confianza.

— Mucho más del que podría pensarlo... He visto venir familiares y verlos partir —  comentó tristemente — pero al mal tiempo buena cara ¿no? — Dijo cruzando las piernas y retirándolas en la mesa.

— ¿Y por qué no ha querido ir con sus familiares? — Preguntó Leonardo que tomaba una fruta.

— Aún no estoy listo y la verdad creo que no quiero ser olvidado. — Dijo el hombre tomando una copa de vino.

— Pero en estas fechas dudo de que alguien sea olvidado. — le respondí— la Navidad es para compartir en familia con nuestros seres queridos — la verdad me sorprendí a mi mismo, no he sido justo con mis seres queridos.

— Ustedes aún no lo entienden — dijo poniéndose de pie — esto es todo lo que tengo y es difícil dejarlo algún día cuando tenga mi edad lo entenderán...

Esas palabras la verdad no quiero llegar a ser como este pobre hombre, creo que será mejor seguir. Hasta cuándo más tendré que buscar la salida de este extraño lugar no lo entiendo. Sólo quiero ver a mi mamá de nuevo conmigo la extraño.

Después de seguir caminando y de habernos ido de aquella entraña mansión, llegamos a un tronco con un gran espacio donde nos metimos a descansar. Para ser sincero ya estaba cansado de esto así que le pedí a Ethan que nos entráramos para dormir, quería despejarme de todo así que sparkie se acurrucó a su lado y Leonardo del mío para así entrar en un sueño profundo en aquel extraño bosque.

Un cuento de navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora