🥀; One

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El sonido molesto e irritante de su alarma se encargó de empezar con su día.

Morty la apagó, desganado y ya ansioso de terminar el día para poder volver a la cama. Aunque, desgraciadamente para el castaño, no sería un día tranquilo, en lo absoluto.

Su madre le llamó para desayunar como cada mañana. Respondió al llamado materno mientras se colocaba los pantalones pierna por pierna, intentando no perder el equilibro. Todo apuntaba a que sería un día "común", pues aún Rick no entraba violentamente a su habitación para arrastrarlo a otra aventura. Al fin podría asistir a clases e interactuar con su amor platónico. El pensamiento ese le alegró la mañana.

Bajaba las escaleras atraído por el reconocible aroma a panqueques con miel que se intensificaba al acercarse al comedor. Su día había mejorado considerablemente.

Tomó asiento en su típico lugar y saludó a sus familiares, que apenas sí contestaron pues tenían la vista pegada a sus artefactos electrónicos, exceptuando a Rick, quien cambió la atención de sus panqueques a su nieto. Encontrar a Morty de buen humor era algo complicado desde su llegada.

—¿Por qué tan feliz en un día tan nublado? —preguntó, ocultando el interés por la respuesta, y haciendo referencia a la oscuridad de las calles producida por las nubes grises del cielo.

—¿Hoy no piensas hacer algo, verdad? —Morty saboreó su desayuno, degustando lo bien que iba el día.

—Una pregunta no se responde con otra, tonto —se entrometió la adolescente pelinaranja, corrigiendo a su hermano y al fin alzando la vista de su teléfono.

—¿Para qué quieres saber eso? —hizo burla al comentario de Summer e incluso hizo lo que exactamente dijo que estaba incorrecto. Además de que la miró desafiante y burlón. La chica devolvió la vista a su celular, molesta.

—Pueees, planeo pasar tiempo con Jessica hoy, hemos estado progresando en lo "nuestro". ¡Y no quiero interrupciones! —rogó estrujando la bata de su abuelo y sacudiendo al mismo, eso no era humillante para Morty considerando las miles de veces que entregó su dignidad en tantas ocasiones.

—¡Okey okey! ¡Pero suéltame! —exclamó jalando su bata para recuperarla. El castaño sonrió triunfante y le soltó. Reanudó su desayuno tranquilamente.

—¿Podrías dejarlo asistir a clases todos los días en paz, Rick? Así quizás no se retrase —esta vez Jerry fue el entrometido durante la charla, tocando un tema que le irritaba a Rick ser repetido por ineptos. Y esos ineptos eran los miles de Jerrys existentes.

—Vuelve a pinchar tus globos o te pincho los de abajo si no me dejas de joder, Jerry —ignoró los reproches de su hija y las quejas de Jerry hacia el comentario, además otros temas que empezó a relacionar con cada queja, culpando a Rick en cada uno. Sólo escuchó las dulces risas de Morty a su lado. Fue lo único que le importó mientras comía, y lo único que que pareció existir por unos segundos.
Increíble que el castaño no recibiera un reproche por reírse abiertamente de su padre.

El autobús llegó. Y los menores de los Smith se despidieron. Rick observó a su compañero desaparecer en la puerta.

Nuevamente pensó en el hecho de que en todo el horario escolar no podría ir por él a molestarlo con una aventura. Y aunque nunca cumplía sus promesas porque era algo absurdo y de niñitas, como decía, Rick hizo una excepción con el menor.
Sería un día bastante aburrido para Sánchez hasta que su pequeño llegase de clases.

Y luego recordó que necesitaba ingredientes para un experimento que planeaba hacer en criaturas que hace poco halló. Sonrió de lado. Ya tenía una aventura planeada para la tarde...

❝Flowers❞ RickortyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora