Bruce no dejó que asistiera al partido, prefirió que me quedara en casa y esperara a que el pasará por mí y así lo hice. Me di un baño, ondule aún mas mis puntas, me puse un sencillo vestido azul y unos tacones color piel. Al tiempo de haber terminado escuché el claxon de Bruce tocando fuera, entonces bajé con cuidado y abrí la puerta.
Ahí estaba él: con una chaqueta negra de cuero vaqueros negros y camisa negra, sin duda era su color. Sus anillos planteados rodeaban perfectamente sus dedos al igual que su reloj en su muñeca, el frío de la noche hacía que su piel se viera mas pálida y sus labios mas rojos. Pero su veo permanecía fruncido.
—¿Ah pasado algo?—Indagué con preocupación acercándome a él.
—Nada.— dijo sin más y abrió la puerta del coche para que entrara.
Todo el camino fue silencioso, pensé que iríamos a algún lugar especial pero finalmente me llevo a su departamento y al abrir la puerta me encontré con una mesa llena de velas, vino tinto y comida para dos. Los pétalos de rosas rojas hacían un pequeño camino hasta la mesa y Bruce me llevó de la mano hasta allí.
—Te amo — dije dejanlose un pequeño beso en sus labios y el dio una pequeña sonrisa.— eres especial, Bruce.
Me tomó de las caderas y me besó con impaciencia, tomé sus dos lados de la cara y le seguí el beso intentando que sea mas suave. Me cargo a horcadas sobre sus caderas y las rodee con mis piernas, luego me depositó en la barra de la cocina y empezó a masajear mis pechos por encima de la tela del vestido.
—Bruce...— intenté calmarlo pero su fuerza era tal que se hizo imposible. Aún me dolía el cuerpo por lo sucedido, me dolía como el infierno pero lo soportaba por él. Los moretones eran recientes y los besos bruscos en mis labios estaban lastimando mi herida.— Bruce...
Sus manos intentaron deshacerse de mi vestido e intenté pararlo nuevamente.
—Bruce, ahora no por favor. — hizo oídos sordos a mis oídos y mi corazón empezó a latir con fuerza, no estaba escuchándome y me estaba lastimando cada vez más. —Bruce para, por favor. — pedí llena de miedo.
Se alejó de mi pegando un grito de ira y di un pequeño brinco del horror, se revolvió el cabello con ambas manos y sabía que eso era mala señal. Mi pulso empezó a subir cuando de repente con tal fuerza tiró todo lo que había en la mesa al suelo.
—Hemos perdido en el partido de hoy— dijo dirigiéndose a mí— ¡lo menos que necesitaba hoy era que mi novia me dijera que no cuando quiero tener sexo con ella!— rugió pegando con fuerza ambos puños a mis costados encima de la barra.
Solloce sin derramar lágrimas, solo estaba llena de miedo. No quería hacerlo en ese momento, no tenia ganas y mi cuerpo dolía a morir. Pero tampoco quería que Bruce se enojara conmigo.
—Trato de hacer las cosas bien, Megan. — mascullo con las cabeza agachada, sabia que se contenía nuevamente y que si volvía a negarme iba a explotar.
—Esta bien.— susurré lanzándome a morir en mi propio juego, sentía que era mi culpa, prometía que jamas volvería a golpearme y entonces todo lo que yo hacía era malo, era provocarlo era terminar haciendo que se enfade. O al menos eso me hacia sentir él.
—Eres mi chica.— dijo volviendo a apoderarse de mi labio, mordiendo y estirando este sin importarle que mi herida volvía a sangrar ahí.
Cerré los ojos con fuerza para soportar el dolor, sus labios bajaron hasta mi cuello y su dedos apretaron mi cintura con fuerza. Solloce esta vez dejando que un par de pequeñas lágrimas saltaran de mis ojos.
—Bruce, despacio... — pedí intentando sonar lo mas normal posible, aunque por dentro, estaba muriendo.
Una vez más no me escuchó y me cargo hasta su habitación para luego soltarme sin cuidado sobre la cama provocando que mi cuerpo de algunos pequeños rebotes, gemi de dolor y lo vi frente a mi arrancándose la camisa como un animal salvaje. Su dorso al igual que brazos y cuello, estaban llenos de tatuajes cubriendo cada parte de su piel, sus manos poderosas y anilladas se dirigieron a la evilla de sus vaqueros y los dejó caer junto con sus bóxer.
Se dirigió hasta mi cegado de placer y tomo de mi tobillo para arrastrarme hasta quedar debajo de su musculoso cuerpo y con sus manos arrancó mi vestido de mi cuerpo sin problema alguno, rompió mi sujetador y mis bragas y luego se introdujo en mi de un solo golpe.
Gemi de dolor y él soltó un gemido gutural lleno de placer, como un animal hambrientos obteniendo lo que quiere. Lloré en silencio mientras las embestidas me lastimaban y sus manos estrujaban mi cuerpo.
—¡Joder, te amo!— gruñó en mi oído a punto de correrse. —eres jodidamente mía ¡maldición! Me vulves loco.
Una, dos, tres y cuatro envestidas más fueron las últimas para que parara y cayera derrotado encima de mi cuerpo, con su cabeza en el hueco de mi cuello y su respiración agitada chocando en mi clavícula. Lo odiaba, pero no como quería odiarlo, no como en realidad se debería odiar.
Con mucho esfuerzo lo quité de encima de mi cuerpo y me cubrí con las sabana, mi entrepierna dolía, mis brazos dolían y mis pechos dolían. Mis lágrimas no fueron breves esa noche, lloré hasta que pude llegar a dormirme cuando en realidad lo único que quería era llegar a mi casa.
Todo lo que había imaginado de. Bruce cuando lo conocí, cada vez se hacía menos real, el Bruce lindo, compasivo, relajado y amoroso solo existía en breves momentos, solo se hacía presente cuando necesitaba que lo perdonara. Sin embarago me mantenía en la posición de que ese Bruce que estaba ahí adentro, era el verdadero Bruce.
Pero estaba matándome, tratar de buscar a ese Bruce estaba acabando con mi amor.
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BRUCE [ PAUSADA ] ⚠
Fiksi RemajaProbé tus labios y enloquecí, fue la primera vez que deseé tanto quemarme en el infierno de alguien