Capitulo 2

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DOCE AÑOS ATRÁS

~WANDA~

-Buenos días.

-Buenos días, hija. –Besé la mejilla de mi padre antes de ir a prepararme unas tostadas.

-¿Hoy no vas a trabajar?

-En un rato salgo. Anoche me acosté tarde terminando un proyecto y esta mañana no escuché el despertador. Encima la graciosa de tu madre no me despertó.

-No creo que el abuelo te diga nada. –Dije ante la broma de mi madre.

-Eso espero, encima que nunca le he caído muy bien... –Ahora me encogí de hombros viendo como se ponía de pie para recoger sus cosas. –Bueno, princesa. Me voy ya. Acuérdate de pasar luego por tu hermano a la escuela esa.

-De acuerdo. No trabajes mucho.

-Lo intentaré. –Solté una pequeña risilla viéndolo salir de la cocina para poco tiempo después oír la puerta principal cerrarse.

Habían apuntado a mi hermano junto a Priscila a una escuela de verano​ de la cual hoy comenzaban su primer día.

El sonido de la tostadora me hizo brincar en mi sitio del susto. Casi había olvidado que las había metido mientras que hablaba con papá...

Las dejé sobre un plato para caminar hacia la mesa y luego ir a la nevera a por el zumo de naranja y la mantequilla. 

Comencé a juntar la primera tostada para disponerme a morderla cuando el timbre de la puerta sonó haciéndome fruncir el ceño.

¿Quién sería ahora?

Le dí un rápido mordisco a la tostada para dirigirme rápidamente a la puerta antes de que volvieran a tocar casi atragantándome.

-Sorpresa!

-¿Q-qué?

-Sono contento di vederti anche tu, principessa.Sin pensarlo dos veces, corrí hacia él para abrazarlo por el cuello.

-¡¿Pero que haces aquí?! ¿Cómo? ¡¿Por qué?!

-Mejor hablamos dentro ¿si? No me fío de los paparazzis...

-Claro, pasa. –Dije emocionada tirando de él hacia el interior.
Aún no puedo creerme que estés aquí... Pero déjame adivinar. ¿Trabajo?

-Ah, ah... Recibí una llamada, o más bien, fui yo quien hizo esa llamada.

-¿Qué? –Pregunté sin entenderlo sentándome en el sillón del salón.

-No importa, Wan. Realmente vine a darte las explicaciones de mi ausencia todos estos meses. Cambié de móvil perdiendo los contactos. –Se justificó a pesar de que a mi eso no me valía. ¿Por qué no me había hablado por Skype o algo?

-Da igual... –Dije en alto a pesar de que más bien eso era para mi. –Ahora estás aquí y es lo que cuenta. ¡Estás loco!

-Todo merece la pena, principessa. –Gio me sonrió mientras que pasaba su mano por mi mejilla haciéndome estremecer. ¿Por qué tenía que comportarse tan lindo conmigo?

-Bueno... –Carraspeé. –¿Quieres desayunar? Estaba en ello cuando tocaste...

-¡Oh! Pues entonces sigue comiendo, Amore. –Asentí agarrándolo de la mano para arrastrarlo conmigo hacia la cocina. Recuerdo como al principio se encendían mis mejillas al oír todos esos apodos cariñosos hacia mi, pero ahora, con el paso de los años, estaba más que acostumbrada.

ChloéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora