Capítulo 9: ¡BITCH!

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—¡Bitch! —chillamos Char y yo a la vez. Emma se ríe mientras se tumba en su cama.

—¡Se me olvidó! Perdón —se ríe Emma algo sonrojada. ¡Será mala amiga!

—Oh claro, se te olvidó decirles a tus MEJORES amigas, que el jodido Zabdiel de Jesus y tú tuvieron una intensa sesión de besos en la biblioteca —exagero mientras me dejo caer en mi cama, Char se ríe y se sienta a mi lado.

—Hayley entiéndelo, ella tenía su boca muy pegada con la de Zabdiel para poder decirnos algo —bromea la castaña, las dos chocamos los cinco mientras Emma se sonroja aún más, si eso es posible.

—Bueno, dejemos a Emma que se va a convertir en un pote de ketchup —me río y Char asiente.

Hace tres días el maldito curso comenzó, hace tres días que no hacemos bromas a la zorra y lo peor, hace tres días que ella no hace nada.

Así que agarró el celu y llamo a Cam. Primer pitido, segundo, tercero.

—Diga —contesta.

—¿Estás con ellas? —pregunto.

—Sí, en diez minutos voy —dice con una risita.

—Bien, te esperamos —y cuelga.

—¿Cam? —pregunta Emma, yo asiento.

—Sí, ahora viene, mientras tanto voy a salir un momento, vuelvo en cinco minutos —las chicas asienten confundidas y salgo de la habitación.

Si recuerdo bien, Christopher dijo habitación 583, ¿No?

Sonrío y me dirijo hacia la habitación 583.

Llamo a la puerta y Chris me abre, solo con unos jeans. Hombre, que buen cuerpazo tiene.

—Hola bella, ¿Vienes por un favor? —murmura mordiéndose el labio inferior mientras me mira de arriba a abajo. Sí, él tenía que abrir la boca y joderme la vista.

—No, venía a ver a Zabdiel —él frunce el ceño confundido.

—Sabes que el y tu amiga están en algo, ¿No? —dice, entrecierro los ojos.

—Idiota, solo quiero decirle una cosa —me río, él asiente y abre la puerta ampliamente dejándome pasar.

Entro y veo la habitación pintada de azul, alguna que otra camisa tirada encima de la cama, una computadora portátil y en la mesa bolsas de papas fritas vacías.

—Somos hombres, no ordenamos —se ríe, alzo una ceja y niego.

—Está más ordenada que mi habitación, y es muy machista lo de que los hombres no ordenan —me río, Chris también se ríe y asiente.

—Y ¿Dónde está Zabdiel?

—Vendrá en un minuto, fue por una Coca-Cola a a cafetería —yo asiento, mientras sigo mirando, analizando, más bien, la habitación, baño a la derecha, en la tele una película de zombies que estoy segura de haber visto antes, el armario entreabierto...

En fin, una habitación normal de adolescente.

Me giro encontrándome con el pecho de Chris, doy dos pasos hacia atrás y levanto la mirada hacia su cara, dónde está la estúpida sonrisa de siempre.

—¿Te pongo nerviosa? —susurra acercándose más a mí. Ahora mismo me siento como un animal acorralado por el depredador.

—No —contesto cortante.

—Yo diría que sí —me topo con la maldita cama, y maldigo interiormente.

—Y yo te digo que no —Chris sonríe, y se acerca más a mí, tres centímetros, dos, uno.

INTERNADO DE EGOS (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora