Capítulo 23: ¿Sueños o pesadillas?

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Me giro para acomodarme y me siento como en una nube. Como si estuviese acostada en una nube de algodón, el colchón es demasiado cómodo y blando, no parece ni siquiera un colchón. Los colchones del internado son suaves y firmes, no nubes de algodón de azúcar. Intento abrir los ojos, pero se me hace imposible, es como su estuviesen pegados con super glue y comienzo a sentir una pequeña sensación de pánico creciendo en mi interior.

¿Primero el colchón y ahora no puedo abrir los ojos?

¿Qué mierda pasa?

¿Dónde demonios estoy?

¿Y cómo mierda he llegado aquí?

Lo último que recuerdo es que estaba en mi habitación viendo una película con los chicos, después se fueron y Chris se quedó a dormir.

Después de entrar en las sábanas todo está en blanco.

—Tranquila, dentro de un rato de te pasará, es lo que tiene el acónito con las hierbas aromáticas —una voz dulce inunda mis sentidos junto a un olor suave. Un olor que me es muy familiar, que me recuerda a mi infancia.

Intento hablar pero se me hace imposible también.

¿Dónde mierda estoy?

¿Quién demonios es ésta mujer?

Y ¿De qué malditas hierbas está hablando?

—Tranquila pequeña, no es bueno que te estreses, no satures tu mente con preguntas tan simples, tienes que tener paciencia, siempre hay respuesta para cada pregunta. De momento te responderé a la más importante. Estamos en un limbo entre el mundo de los vivos y los muertos —explica, siento que me toca la mano y mis ojos de van abriendo por si solos, encontrándome con una mujer joven, muy joven, de no más de veintitrés años, de pelo castaño y sonrisa dulce, vestida con unos pantalones blancos y una blusa del mismo color sin mangas.

¿Acaba de decir mundo de los muertos?

Comienzo a mirar a mi alrededor frenéticamente, solo veo árboles de una altura increíble y naturaleza por todos lados, flores, hiervas...

Miro debajo de mí y suelto un jadeo, no hay nada debajo, solo aire. La cama tan suave y cómoda no existe, no hay nada que me sostenga.

¡Estoy flotando!

Mi mirada vuelve a la mujer de pelo oscuro, que me entrega una dulce sonrisa.

—Hola pequeña —su voz es dulce, ojos café igual a los de papá y la misma sonrisa que la abuela.

—¿Quién eres? —murmuro intentando levantarme de la incómoda cama.

—Como te dije antes, no satures tu mente con preguntas obvias, necesito avisarte y no tengo mucho tiempo —asiento dejándola hablar mientras la observo, me es tan familiar —Faltan dos semanas para tu cumpleaños, tus dieciocho, la edad dónde una mujer Miller sigue su camino humano, o se forma —explica lentamente, entre cierro los ojos hacia ella.

—¿Se forma? —la interrumpo confundida.

—Sí, se forma en lo que debería de ser, en lo que somos desde hace siglos —explica con calma. Bien, ahora sí que estoy confundida.

—¿Somos? —pregunto aún más confundida —¿Que somos? Y ¿Como se forma? —pregunto, cada vez más confundida y sintiéndome como en una película de suspenso.

—Se forma con la sangre de un sacrilegio, solo así se puede. Tienes que derramar sangre antes de cumplir tus dieciocho y tú ya lo has hecho. Tú te formarás pequeña mía, tu poder se desplegará causando que seres oscuros de los cuáles nunca han oído hablar los humanos vengan por tu poder, serás la primera Miller con tal cantidad de poder corriendo por tus venas pequeña, con la sangre de los linajes más poderosos, serás el ser más poderoso que nunca ha existido en este universo y por eso serás el punto de mira de cientos de seres malignos y desesperados. No te fíes de nadie, todos quieren algo, la mayoría lo que querrán es tu poder... O tu muerte —antes de poder decir algo todo se vuelve oscuro. La mujer desaparece junto al olor a hiervas aromáticas y mi cama aparece con Chris en ella. Me incorporo sentándome en la cama bruscamente, sin querer despierto a Chris y se gira hacia mí, no sin antes encender la luz.

INTERNADO DE EGOS (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora