Capítulo 2: Hola, nuevo hogar.

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Abro los ojos al notar que me sacuden, mi adorado padre -noten el sarcasmo-, me sonríe.

Era obvio que era mi padre.

¿Quién si no?

¿Un modelo de Calvin Klein?

-Ya hemos llegado- Señala, yo asiento y me desabrocho el cinturón.

Mi padre se acomoda el traje azul mientras espera a que cierre la puerta.

Estoy incluso algo sorprendida de que me haya traído el personalmente al internado, normalmente hubiese enviado a Angel, nuestro chofer. Pero soy la niña de sus ojos, aunque haya hecho una fiesta en casa, y haya quemado un par de cosas en el transcurso de los años.

Agarro mis auriculares, el celular y bajo del auto. Miro hacia arriba y puedo notar como mi boca se abre poco a poco.

Es demasiado gigante, demasiado diría yo, ahí seguro hay mas de mil estudiantes.

Delante de mis ojos hay un gran campus, con árboles y flores de varios colores y olores. Y un gran edificio que parece un castillo gigantesco, de un color gris y azul oscuro.

Al llegar a la recepción, nos atiende una mujer de unos treinta y tantos años. Pelo castaño, ojos verdes y sonrisa dulce, nos vamos acercando y veo como todo el mundo me mira, menos mal que no soy vergonzosa.

-Buenos días -sonríe. Yo me mantengo seria y mi padre le devuelve la sonrisa.

-Buenos días, Hayley Miller -la señora asiente y comienza a escribir en la computadora, saca una hoja del cajón y se lo entrega a mi padre.

-Ese es el horario, y ahí esta el número de la habitación y del casillero -dice mientras le entrega la hoja -Y acá tiene las llaves -mi padre agarra todo y asiente.

-Gracias -murmura, se da vuelta hacia mí y me da las llaves. Nos dirigimos hacia la habitación 323 en la parte de chicas.

Al encontrar la habitación abro la puerta encontrando dos camas, un sofá de cuero, dos armarios y una televisión de plasma. La primera palabra que aparece en mi mente: Agrandados.

La habitación está pintada en un color violeta, y una puerta a la derecha que debe ser el baño.

Vuelvo a ver las camas, con sabanas de color azul oscuro. Dos camas, dos chicas, eso es igual a una compañera de habitación. Por favor, por favor, por favor, que no sea creída.

Con un suspiro me tiro encima de la cama, por lo menos es cómoda, mi padre entra dejando las valijas al lado del armario.

-Con cuidado Hayley, no quiero problemas, así que no quemes ni rompas nada -señala. Me levanto y sonrío.

-Yo no haría nada de eso -murmuro indignada. Mi padre se ríe y niega.

-Bien, te voy a echar de menos pequeña -dice mientras me abraza.

-Yo tambien papá, pero si me echas mucho de menos ya sabes, sacame de aquí -le doy una sonrisa media torcida. El niega y yo me encojo de hombros.

Bueno, no me pueden culpar por intentarlo, ¿no?

Mi padre me sonríe, besa mi mejilla y se va.

Bueno, hola nuevo hogar.

INTERNADO DE EGOS (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora