Camino hacia el trabajo, una madrugada que alza el telón para el sol. Cada vez más de seguido pienso lo mismo, "que podría hacer si...", la típica pregunta cuando estás aburrido o no tienes ni idea de qué hacer con tu vida, o inclusive ambos. Tal vez me habría dedicado a la filosofía, aunque me quedaría pobre en cuestión de semanas. Cuando pasaba por la misma calle donde empezó el ataque de ayer sentí un escalofrío, pero fue algo inesperado no ver policías rondar por el área, es como si nada hubiera pasado.
Llegué al trabajo y me sorprendí al ver que todos estaban guardando sus cosas en una caja, como si fuera el típico cliché de llevar tus pertenencias cuando te despiden, y ese era mi miedo. Me acerqué a unos de mis compañeros de trabajo, Juan. Él era muy responsable y silencioso, nos llevamos bien.
-Hola Juan – con un notable miedo en la boca -Perdón que te interrumpe, pero ¿Qué estás haciendo? -
El voltea a mí con los ojos caídos y en una voz ronca me dice.
-Nos despidieron a todos nosotros. - Lo decía mientras miraba al piso con decepción y vacío. -Te recomiendo que empieces a empacar todo. -
Juan agarró la caja donde estaba guardando todo y se marcha, sin que yo pueda preguntarle algo.Con una furia me fui a la oficina de mi exjefe. Estaba tan furioso y con tantas palabras para soltarle, aunque suponía que muchas personas lo habrían hecho, pero eso no me paraba. Cuando llegué a su puerta la abrí de golpe y me llamó la atención que todo estaba oscuro, tal vez el maldito se fue por el miedo de que los empleados les digan algo, por no decir que alguien se pondría loco y atacarlo, así como yo estaba por hacerlo. Prendí las luces y veo el cuerpo de mi exjefe colgando del techo por una cuerda. Me entró una sensación que yo desconocía, era un miedo inhumano. Cerré la puerta rápidamente, no quería que me vieran aquí, pero la curiosidad me ahogaba, así que entré y cerré la puerta. Petrificado me acerco lentamente hacia él. Veo una carta en la mesa, "Tal vez es su testamento", pensé, aunque tenía que verificarlo, así que lo agarré y lo guardé para leerlo en casa. Me fui de la habitación y me dirigí a mi mesa donde trabajaba, guardé todo y me largué de ahí lo antes posible.
Me iba a mi departamento con la pregunta de por qué él se suicidó, una razón sería que el negocio no iría bien y el termine en banca rota, así que el tomaría el camino fácil, pero todo iba bien, no tenía sentido. Pero también me preguntaba por qué despidieron a todos, qué fue lo que pasó. De pronto un auto de policía pasó por la calle donde caminaba, con las sirenas encendidas y parecía que dirigía al edificio donde trabajaba. Al parecer ya descubrieron que había un muerto en el lugar. No llamé a la policía porque no quiero nada que ver con ellos, no quería que me hagan preguntas ni nada, solo quería irme a mi casa y descansar.
Cuando llegué a mi departamento me senté rápidamente en el sofá y empecé a leer la carta que dejó mi exjefe.
"Yo no quería. El gobierno me obligó a cerrar las puertas de mi negocio, no sé muy bien porqué. Todo esto es injusto, primero ellos nos deben pagar unas deudas que tenemos entre nosotros y ahora nos condenan a todos. No quiero que mi familia sufra, no los quiero ver sufrir. Lo siento, Catherine, Adam, Sarah."Suponía que los últimos nombres era su familia. Esto es triste, ¿Por qué el gobierno lo obligó a cerrar? ¿Especialmente una empresa de bienes raíces? ¿Deudas con el gobierno? Pero también de esas preguntas, tengo que ver dónde puedo conseguir otro trabajo.
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Vivimos en Democracia
Non-FictionUn hombre se envuelve en la sociedad con un trabajo no decente y un estatus social no tan amplio, pero su vida y las de los demás cambian por decisiones del gobierno argentino, obligando los habitantes a realizar actos e ignorando sus derechos.