Capítulo 3

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  Me despierto desconcertado por mi sueño, sin ganas de levantarme o hacer algo productivo, o inclusive ser parte de la sociedad en la que convivo todos los días. "Me despidieron" pensaba cada minuto, dándome la tarea de conseguir trabajo. Entonces agarré la laptop que tenía al costado de mi cama, no es muy buena, pero sigue siendo algo.  

  Abro el buscador y en la sección de novedades veo de reojo una publicación bastante inusual, parece ser relacionado con el estado. Veo con más detalle y noto que dice "¿El Gobierno nos controla?", sinceramente no me impresiona, desde que sucedió el tiroteo y que nadie hable de eso siempre me venía a la cabeza que alguien se pusiera a investigar, hasta tal vez volverse loco, como si de una conspiración se tratase. De todas maneras, me interesa el artículo así que ingresé. 

El buscador me envía una página totalmente diferente en la que estaba. Era muy simple, como si fuese creada en una tarde por alguien que estuviera usando un diseñador web. Me adentro en ella y empiezo a leer. Como esperaba, hablaba del tiroteo, del despido masivo que se realizaron en algunos lugares y como el gobierno no dio explicaciones o indicios de los sucesos. Es como si solo fuesen una página de chismes prohibidos, pero igual me llamaba la atención. Bajé un poco y me percato sobre un pequeño botón, al poner el puntero en él me dice "Participar en la reunión (Martes 10AM)". Me extrañaba que existiera esa opción, pero sin pensarlo mucho lo presioné, enviándome a otra página con una ubicación en el Google Maps de un pequeño anfiteatro cerrado cerca de mi casa. No tenía otra cosa que hacer, además de buscar un trabajo, pero igual me interesó la "reunión", que podía ser cualquier cosa, tal vez un secuestro o algo que yo desconocía.

Hoy es martes, son las nueve de la mañana. Me levanté, tomé un baño, desayuné y emprendí mi viaje al lugar.
Cerca del lugar distingo un grupo de personas, unas veinte o treinta. Supongo que había gente demasiado aburrida en la ciudad, y en ello me incluyo, o tal vez gente realmente interesada sobre el tema, nunca se sabe. Las puertas del anfiteatro se abrieron justo a las diez de la mañana, así que entramos todos. No había nadie en los pasillos, solo unos carteles donde nos decía donde teníamos que ir, como ratas de laboratorio en un laberinto con señales.

Llegamos a la zona teatral, totalmente iluminada por reflectores cálidos y nos sentamos en los asientos alineados y en unos segundos apareció un hombre, estatura común, pelo rapado, blanco, con unos pantalones azules y una camisa negra remangada. Estábamos todos atentos a lo que él pudiera hacer, y entonces el habló con una voz fuerte.
- Buenos días, agradezco que hayan venido a vernos. Así que, para empezar, quiero que alguien me diga como supieron que esto no era una trampa. - Con una sonrisa en el rostro terminó su oración.
Pasaron unos cinco segundos de silencio hasta que el retomó la palabra.
- Nunca dimos indicios de que realmente esto era una reunión, solo lo pusimos en el aire la noticia y aquí están, confiaron en nosotros ¿No les parece que es así como funciona nuestra sociedad? Creemos en el gobierno, sin saber qué es lo que hacen. El punto que quiero llegar es que todos somo esclavos de este estado, incluido lo que llevamos a cabo este pequeño encuentro, carajo que tuvimos que pagar la hora en este anfiteatro. Lo que les ofrecemos es separarse de las cadenas que nuestros políticos que tanto prometen cuidarnos, cuando en realidad solo nos exponen más. -  

Así durante unos treinta minutos estuvo hablando el poeta decidido, también mostró algunas pruebas de los despidos y el tiroteo, unas fotos de gente con uniforme negro indistinguible disparaban y gente saliendo de los edificios con sus cajas. Sinceramente, me gustó mucho. Declararon la siguiente reunión el jueves a la misma hora. Al final, todos nos despedimos y nos fuimos por nuestros propios caminos.

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