Vuelta al hogar, sinceramente no sé que espero de toda esta organización antigubernamental. De todas maneras, tengo dudas si volver, esas personas parecen amables, pero nunca se puede saber si están haciendo actos ilegales. Por ahora, me mantendré alejado, espero que no se acuerden de mi.
Estaba tranquilo pasando por la avenida a una cuadra de llegar a mi departamento, pero una van se estaciona rápidamente al lado de donde yo caminaba, las puertas se abrieron y dos personas con pasamontañas de color negro, vestimentas del mismo color me agarraron y me metieron dentro del vehículo. Dentro de este me pusieron una bolsa de la cabeza y sentí un pinchazo en el cuello, cerca del torrente sanguíneo y por arte de magia me dormí.
Lo que puedo recordar cuando estaba dentro de la van, eran sonidos que no diferenciaba, luego me sacaron de ella recostado en una camilla por lo que yo puedo deducir. No podía ver nada por la bolsa, pero unas luces traspasaban el tejido de ella. Finalmente desperté con todas mi energías en una habitación similar a la de un interrogatorio, gris, iluminada fuertemente pero con sombras en las esquinas, con espejos, una mesa metálica y unas sillas. Yo estaba esposado con brazos en la espalda, sentado y con mucha sed y hambre. Intenté escapar forcejeando las cadenas que me sostenían pero mis energías no eran las mejores, además, a donde iba a huir si lograba liberarme. Después de unos minutos un hombre con ropa común, pelo largo y gris entró a la habitación y se sentó en frente mío. Ni siquiera intentó calmarme, solo empezó a preguntarme.
- ¿Qué hacías en el anfiteatro? - Con una voz ronca me dijo.
- ¿Dónde estoy? - Pregunté, con una voz débil.
- ¿Qué hacías en el anfiteatro? - Repitió la pregunta, pero esta vez con más fuerza y entusiasmo.
- Fui a una reunión. - Me rendí.
- ¿Qué tipo de reunión y quienes fueron? -
Aquí es cuando empecé a dudar si decirle algo a el. Tal vez el me tenga encerrado aquí dentro, pero nunca podrá saber lo que pienso.
- Fue para una audición, de esa manera trabajar en el anfiteatro. - Respondí sin dudar.
- ¿Buscar trabajo? ¿Por qué te despidieron? - Me preguntó el anónimo.
- No lo sé, antes trabajaba en una empresa de bienes raíces como oficinista, pero un día nos despidieron a todos. -
- ¿Empresa de bienes raíces? Escuché que un dueño de una empresa con esos objetivos se suicidó ¿Por casualidad no fue el mismo dueño que el de tu trabajo? -
- No lo sé, no le vi a mi jefe cuando me despidieron, solo dejé el lugar y me enfoqué en buscar trabajo. -
- Ok. - Dijo el interrogador.
El se levantó y abandonó la habitación como si nada, y entraron dos personas más y me durmieron.Cuando desperté estaba en el lugar donde me secuestraron. Estaba de noche y nadie estaba en la calle. Tenía todas mis pertenencias, irónicamente. No me hice vueltas la cabeza y solo fui para mi casa. Cuando llegué a mi cama no dudé dos veces en acostarme, estaba horriblemente cansado y sinceramente, no quería pensar en nada, sentir o ver.
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Vivimos en Democracia
Non-FictionUn hombre se envuelve en la sociedad con un trabajo no decente y un estatus social no tan amplio, pero su vida y las de los demás cambian por decisiones del gobierno argentino, obligando los habitantes a realizar actos e ignorando sus derechos.