Igual

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Los sábados Wanderlust cierra más temprano que lo habitual.

Lapis normalmente no le gustaba tener que cerrar el lugar más temprano; realmente casi nunca tiene algo que esperar después del trabajo, probablemente porque lo ve como una distracción para no pensar en el poco tiempo libre que se da a ella misma ó tal vez para esconder la poca vida social que tiene.

Pero durante lo que para ella fue la semana más larga de su vida, había deseado que el Sábado llegara más rápido.

Ella llega a casa, aliviada de que este asco de semana de haya terminado, y deja el bolso en el piso; sin siquiera molestarse en colgarlo en el perchero ó quitarlo de la entrada, solo le importaba recostarse en el sofá para tomar un descanso de la aventura que fue el transcurso de la semana:

Solo era un mal día ¿eh?
Pues nada más digo que este día se te alargó un poco.

No es gran cosa, no le debería de dar muchas vueltas al asunto.

¡JA! Ni tu misma lo crees. Recapitulemos aquello que no deberías de darle "muchas vueltas":

Apreciaría que no hicieras eso...

El martes fue el comienzo de todo esto, ¿no es así?

Por favor, no lo ha—

Miércoles fue de los días que más pedidos has tenido mal al punto que Sadie se encargó de la jornada que TU tenías que cubrir en lugar de Lars,

No soy perfecta, a cualquiera le pasa...

Jueves, casi quemas las galletas del horno por estar hablando (o más bien, haciendo un intento de hablar) con aquella rubia y para rematarla, intentaste sacar las galletas del horno sin guantes puestos porque, —y repito— estar hablando con ella,

Eso es justifi—

Viernes, Perla tuvo que hacer las cuentas de las ventas del mes TODO porqué te equivocaste con la suma total y ahora estás aquí, pensando que es lo que pensará de ti, ¿tengo razón ó estoy mintiéndote?...

...Debería dejar de discutir conmigo misma.

Es eso ó hablar con una pared, Lappy.

Lazuli rueda los ojos y cubre su cara con un cojín del sofá, tratando de olvidar todos esos pensamientos previos.

Lapis se recuesta en el sofá; mirando al techo de su apartamento como si fuera la cosa más interesante del mundo.

—Aunque siendo honesta, la verdad me pregunto qué piensa de mi.—

Y Lapis no lo dice en un modo soñador y cursi como en las típicas novelas de amor, más bien lo dice por la curiosidad de que imagen tendrá la extranjera de ella.

Es decir, a estas alturas no importa mucho cuantas veces se avergüenza frente a desconocidos, cuantas veces su rostro se colora de la vergüenza ó cuantas veces saca de quicio a los clientes o a su socia,

—¿Siquiera piensa en mi?—

Más bien, como dicho antes, le importaba más la opinión de la extranjera.

Casi todos los clientes que vienen al lugar son gente habitual, ellos saben lo formal que es con el negocio y una mala semana no afectaría mucho esa imagen que le ha tomado una gran parte de su tiempo en construir: la imagen de una adulta sería y madura para su edad que no anda con pendejadas cuando se trata de su trabajo.

El dilema Lazuli.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora