Visible desde lejos

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Una vez más, empieza la semana como siempre lo hace y siempre lo ha hecho; un ultimo día para antes de que el mes de Junio le dé su lugar a Julio, un último día de las lluvias para llegar a los calores infernales.

¿Saben? Es gracioso, como cada día tiene algo para festejar. Cada día puede pasar cualquier cosa, puede llegar a ser el final de un ciclo y el comienzo de otro, la realización de algún anhelo visto hace no mucho como algo lejano, un evento que puede dar un giro de 360 grados en tan solo un respiro; si lo piensas más a fondo, es algo sumamente maravilloso.

Por ejemplo el día de hoy, es un día especial tanto para Perla como para Lapis; aunque Lapis aún no lo sepa.

Perla y Peridot entran al lugar como lo han hecho durante toda la semana anterior; Peridot quejándose acerca de porque se tiene que levantar tan temprano e incluso busca alternativas para que ella pueda dormir mientras Perla sigue firme con su punto, que no se puede porque Amatista trabaja toda la mañana y que debería de agradecer que son primas porque si hubiera sido alguien más, ya la hubiera echado de la casa.

De repente, la discusión es interrumpida en cuanto Perla se da cuenta que la puerta ya se encontraba abierta, se le hizo extraño esa ocurrencia sabiendo que usualmente ella es quien llega antes; incluso pensó en lo peor como alguien que se haya metido a robar o algo más grave.

Así que Perla inmediatamente entra al local y le dice a Peridot que busque si hay daños en el lugar y si los encuentra, que les tome una fotografía como evidencia; cosa que Peridot inmediatamente hace.

Perla por el otro lado, saca su teléfono para avisarle a Lapis de la situación, pero todo fue interrumpido en cuanto su amiga salió de la cocina con un pequeño pastelito de fresa con una pequeña vela mientras cantaba la canción del cumpleaños feliz.

—UGH, LAZULI!—reclama Peridot enojada pero aliviada de que no haya sido alguien con un arma.

Por supuesto, la canción del cumpleaños feliz se volvió incómoda y mal situada en el momento por el susto que tanto Perla como Peridot tuvieron que experimentar (aunque la verdad, Peridot estaba principalmente enojada por ese horrible hábito de saltar a conclusiones sin pruebas seguras que Perla tiene desde su más tierna infancia.) pero luego el ambiente se volvió más ligero y al lograr ver lo absurdo de la situación y comienza a reír por el detalle; dejando el sobresalto de lado, al menos Lapis se acordó de su cumpleaños.

—Al menos avisa que ya llegaste, ni siquiera cambiaste el anuncio de la puerta.—aconseja Perla sin rencor alguno.

—Lo siento, la idea era que abrieras  y yo te sorprendiera con algo pequeño...pero olvide cerrar la puerta.—explica Lazuli.

Perla sonríe tras el simple error de Lazuli, ella sabe mejor que nadie lo olvidadiza que suele llegar a ser Lapis.

—Bueno, cambiando de tema...dime Perla, ¿Que se siente ser un adulto?—Pregunta Lapis con esa voz forzada de un doblaje de mala calidad.

Y por supuesto, Perla no se quedaría atrás y le sigue el juego a su amiga.—Es como si todo pudiera pasar, ahora los chicos del instituto me verán distinta.—

Ambas chicas intercambian miradas y ríen de aquel chiste local que han tenido prácticamente desde la preparatoria para imitar de manera burlesca las películas de adolescentes que solían ver cuando aún estaban en la escuela.

Aunque más que una risa, Lapis solo sonríe sosamente y comienza con el procedimiento de la mañana como siempre lo ha hecho.

Y con ese cambio tan repentino, las risas se diluyen al silencio, Perla no se deja pasar la obvia consternación que le da ese rostro:

El dilema Lazuli.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora