Mientras 6 jóvenes rebuscaban por toda la mansión, un Yoongi caminaba a paso lento con actitud calmada hacia ésta.
En sus brazos descansaba la fatigada Sook, quien se encontraba con una perdida de sangre de gran magnitud.
Yoongi la observaba de vez en cuando, se veía tan plena, en paz.
***
— ¿¡Estás diciendo que la mordiste!?
Namjoon golpeó la mesa fuertemente, haciendo que Jin y Jimin saltaran del susto. Ver a Namjoon enojado no era algo que fuera bueno de presenciar.
Yoongi lo miraba desafiante con sus ojos felinos. Le importaba una mierda, pero ya era tarde y quería ir a dormir, y para ahorrarse peleas, escuchó a Namjoon.
— ¡Yoongi, sabes perfectamente que se tiene que hacer el seguimiento!, ¡No puedes llegar y morderla así como así!
Namjoon alzaba sus manos frenéticamente con rabia, demostrando que verdaderamente estaba furioso.
— Pensé que al ya ser mayor, entendias y pensabas mejor... Pero al parecer me equivoqué... De ahora en adelante, no le tocarás ni un pelo a Sook, ¿Entendido? No hasta que sea tu turno, Min YoonGi.
— Menuda mierda.
Se paró de la silla en un segundo, estaba enojado de igual forma que Namjoon.
Los dos tenían un carácter pacífico y calmado, pero cuando éstos dos se llegaban a enojar entre sí, no se podía esperar nada bueno.
Yoongi subió las escaleras con rapidez hasta llegar a su cuarto. Vio su preciada cama y se acostó en ella. Su ataúd de color negro con rojo carmesí era una de las reliquias que más cuidaba. Disfrutaba mucho estar ahí, y la mayoría de su tiempo lo invertía durmiendo.
Esa noche, reflexionó un poco.
Quería volver a ser humano, como antes.
Pero ser un vampiro tampoco era tan malo.
***
Al despertar, Sook tocó por inercia su cuello. Dolía y ardía un montón. Dos orificios de color rojo se asomaban en su cuello.
¿Como era posible eso?, ¿Es que acaso Yoongi era un vampiro?
Cerró los ojos por un momento y acarició su cuello con delicadeza. Necesitaba algo para el dolor, ni siquiera podía mover mucho su cabeza.
De pronto, tocaron la puerta del cuarto. Alguien vendría, así que se haría la dormida.
— ¿Hola?....
Una voz suave se hizo presente. Era delicada, sofisticada y tenue.
Alguien había entrado al cuarto.
— Ya sé que no estás durmiendo, querida Sook...
La chica abrió los ojos, encontrándose con Jin. En sus manos traía un bandeja. Sus carnosos labios formaban un lindo corazón cuando éste sonreía al compás de la brisa mañanera.