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Minutos antes
***Al estar por casi media hora parada sobre las paredes, escuchando toda la conversación y planificación de aquellos siete jóvenes, Sook estaba dispuesta a salir de ese horrible lugar si o si.
A paso lento, pasó por el tenebroso pasillo. Al ya estar en las escaleras, las bajó cuidadosamente, con el mínimo ruido posible.
Pero calló. Tropezó con un peldaño, calló y rodó por el resto de la escalera, haciendo más ruido de lo debido, y alertando a los siete jóvenes que se encontraban en el piso de arriba.
Correr.
— ¡Rápido, que no escape!
Una voz grave se escuchó, resonando por toda la mansión. Pero Sook ya iba lejos de ese lugar.
Los siete chicos bajaron al mismo tiempo, buscando desesperados por todos lados.
Yoongi se detuvo.
— ¿¡Qué crees que haces, Yoongi!?, ¡Ayudanos!
Un preocupado Jin le gritaba a un pacífico Yoongi.
— Mjhn.... ¿Ustedes de verdad piensan con la cabeza, muchachos?
Se miraron entre ellos por un momento.
— Ahora vuelvo, masa de estúpidos.
Salió de la mansión a paso neutro, sin apurarse, y sin quedarse atrás.
— ¿Deberíamos seguirlo?
— No, déjalo.
***
Corría por los matorrales, estaba a punto de adentrarse a un frondoso bosque. En la oscuridad, la presión, el miedo y adrenalina le ayudaban aunque fuera un poco a huir.
Tropezó con una gigantesca raíz, la cuál la hizo caer varios metros.
— No eres tan lista al venir hasta acá, querida Sook.
Una voz masculina se hizo presente en medio del bosque.
Sólo se escuchaban pequeñas ramas quebrándose —lo cuál significaba que alguien se aproximaba— y la respiración descontrolada de la pequeña.
Trata de controlar tu respiración Sook, por favor.
La chiquilla hablaba en su mente. Necesitan calmarse y controlarse.
— Puedo olerte, Sook... Hueles tan bien... Tienes una sangre tan fresca... Ya quiero probarte.
Sentenció Yoongi al sentir el aroma a miedo que desprendía fugazmente Sook. El chico quería jugar un poco con ella, quería hacerla sufrir.
Sook se acomodó entre unas raíces de árboles de gran tamaño, quedando mediamente protegida.
Yoongi caminó lejos de ahí, estando consiente de ello. Sólo quería esperanzar a Sook.
Al darse cuenta que no estaba, miró a todos lados para asegurarse —siendo que era de noche, y no se podía ver nada— y se dispuso a ponerse de pie.
Y al hacerlo.
— ¡BUU!
La chiquilla gritó a más no poder. Su corazón latía al mil, y sus ojos se humedecieron al instante.
El joven se había quedado detrás del árbol, esperando ahí para darle un susto a Sook.
Y lo había conseguido. Por poco la pobre niña se orinaba en sus shorts.
— P-Por favor... Déjame e-en paz...
Se puso de rodillas frente a el chico, y juntó sus manos. Rogar era la última opción.
— Pequeña...
Yoongi se agachó a su altura, y tomó el mentón de Sook, acercandola a él.
— Me encantaría dejarte ir... Pero mis instintos me dicen que te quedes...
Tiró a Sook al pasto, haciéndola chocar con un tronco. El golpe en la cabeza la dejó un poco aturdida, pero no lo suficiente para perder la cordura del momento.
Yoongi se abalanzó hacia ella, quedando él dueño y señor de la situación. Él encima de Sook, presionando todo su cuerpo contra ella.
Rebuscó cerca de su pecho, pero él no buscaba eso. Fue subiendo lenta y torturosamente hasta llegar al cuello.
Olió ésta parte, volviéndola aún más sensible al tacto.
Lamió y pellizcó levemente. Abrió su boca, dejando ver sus colmillos, blancos como la nieve y puntiagudos como un cuchillo.
Y mordió el cuello de Sook.
La pequeña se retorcía debajo de Yoongi. Sentía como gran parte de sangre era extraída de ella.
Por otro lado, Yoongi con gusto chupaba y bebía la sangre de Sook. Él la describiría dulce. Con olor y sabor a vainilla y durazno. Tan suave.
Estuvo así por unos minutos, pero se detuvo al notar que Sook había dejado de forcejear debajo de él.
Se había desmayado.
Pero eso era lo de menos. Ahora habría que llevarla a la mansión y dejar que descansara.
Había sido una noche agotadora.