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Tomó la mano de Sook y se dirigieron a un cuarto de baño que había en el mismo cuarto de ésta.

La chica todavía repasaba las palabras dichas por Jin.

— Realmente me gustan mucho las tinas, perfectamente caben dos personas.

Fue quitando su camisón de pijama lentamente, hasta que su torso quedó desnudo. Prosiguió con sus pantalones. Los sacó y sus largas piernas quedaron a la intemperie.

Su cuerpo semidesnudo, esbelto, fino y delicado. Sook sintió la necesidad de tocar. Suave, tan suave se veía. Pero se controlaría y no caería tan bajo.

Sook no hallaba donde meterse. Sus mejillas se tiñeron de un color rojizo rosa, y eso Jin lo encontraba adorable.

— ¿No harás lo mismo, querida?

La miró por un segundo y se dio cuenta de lo que ocurría.

— Descuida, Sook... No me sacaré el boxer...

Sacó por último sus calcetines. Sook, algo aliviada al saber que Jin se había detenido y no se sacaría su ropa interior, se quedó parada. Miles de cosas pasaban por su cabeza.

Jin, al no ver respuesta de la menor, decidió que la mejor opción era hacerlo por su cuenta.

Sin previo aviso, tironeo levemente la camisa de Sook, sacando a ésta de sus pensamientos.

— ¿¡Qué crees que haces!?

La chiquilla gritó ante el tacto del joven, el cuál estaba impaciente por sentir el agua.

— No me hagas esperar tanto, Sook. Ya quiero bañarme...

Sin ganas, la joven quitó con pena su camisa, dejando al aire sus pequeños «rollitos». Ella no era delgada, como las demás niñas de Seúl. Algunas veces, la ansiedad la atacaba y recurría a su única amiga, la comida chatarra. Sus piernas tampoco eran las más delgadas. No hacía ejercicio, según ella era «una pérdida de tiempo» y «nadie la iba a querer, con o sin un cuerpo lindo»

La chica se cubría con las únicas prendas que llevaba.

Debe pensar que soy un cerdo,
En mi casa comía muy mal...
Y ni siquiera me he depilado, doy
Asco...

— Mira que tibia está el agua, Sookie...

Sookie.

Mmhn... Espera un poco, Jin...

La chica se detuvo cuando una de sus piernas ya tocaba el agua. Sintió la necesidad de estar a solas. Pero sabía perfectamente que eso ni por nada del mundo pasaría.

— Cierra tus ojos, Jin.

Pero Jin hizo caso omiso a la petición que Sook había dicho.

La miró, de pies a cabeza. Sus pies eran muy pequeños para alguien de dieciséis años. Sus piernas, cortas. No estaban depiladas, ¿Y qué?, ¿Acaso a Jin le importaba que se depilara o no? Por supuesto que no, es más, lo encontraba adorable el saber que los finos pelitos que se asomaban eran los de su salvadora. Sus braguitas de color azul pastel, con un mini moño, literalmente infantil y tierno — pensó Jin— su estómago, era algo que Jin necesitaba tocar, apretujar, besar. Su panzita sobresalía de ella, y el chico se alegró por una parte de que comía bien en casa. Su cuello... Dos marcas de colmillos, dejando una cicatriz que costaría sanar. Su cara. Incomodidad y algo de miedo mezclado con confianza. Su pelo sutilmente mojado. Tan perfeta — pensó Jin— el joven sintió la necesidad de besarla.

Pero se controló, no debía encariñarse mucho con ella. Pero él sólo la adoraba, era su musa.

Llevaba menos de una semana con ella, y ya quería que se quedara para siempre. Él sabía que enamorarse de la salvadora estaba mal. Pero sus impulsos de animal algunas veces tomaban en control en él.

— Ven, deja enjabonarte, Sook...

La chica, al ya estar sentada en la tina, se giró, y éste con una esponja y jabón, refregó la blanca espalda de Sook.

— Eres muy chiquita, ¿No crees? Mis hombros son gigantes en comparación con los tuyos...

Amablemente pasaba la esponja por sus hombros y brazos. Después su espalda baja, hasta que Sook se removió por la incomodidad.

— ¿Podrías... girarte?

Sook dio media vuelta hasta quedar de frente con su compañero. Su mirada se perdía en sus labios. Se veían tan besables, tan sabrosos.

Mientras pasaba la esponja por el cuello de la chica, confesó algo.

— Yo... No soy normal... Soy extraño, tengo miedos que me controlan cuando no estoy en mis cabales... Esta noche ocurrirá algo entre tu y yo... Será preciso. Corto. No tienes que tenerme miedo después de lo que suceda, ¿De acuerdo? — Sonaba preocupado— Mi intención nunca ha sido hacerte daño... Mi mayor deseo es que estés bien... Me encantaría protegerte de todo, Sook... Por favor — Tomó las manos de la niña — No me tengas miedo...

Sook se había quedado sin palabras. ¿A que se refería Jin con que sucedería algo esa noche?

— Uff, me duele un poco la espalda, ya estoy un tanto viejo...

Río bajito para después pegar un suspiro largo.

Y sin previo aviso, Sook le arrebató la esponja de las manos. Frotó sin pudor el vientre de Jin, pasó de ahí hasta llegar a su pecho. Tan delgado —pensaba— ¿Es que acaso comía bien? Sus grandes hombros lo hacían ver masculinamente sexy.

La mañana recién empezaba, y Sook estaba ansiosa por pasar todo un día con Jin.

Sin duda, conocer a Jin un poco no era tan mals idea.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2018 ⏰

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